抖阴社区

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Camino por todos los pasillos en busca de Alexa, pero es como si el mismo libro la alejara de mí para que no pueda cumplir mi objetivo.

Llego hasta el pasillo donde está su casillero y logro visualizar sus piernas por detrás de la puerta metálica abierta. Sonrío e inmediatamente intento caminar hacia ella, sin éxito. Mi nerviosismo incrementa y no comprendo la razón por la cuál mis pies no se mueven.

¿No quieres que llegue a ella? ¿O solo quieres ver qué tan buen puedo hacerlo sin mis habituales actos? 》 Pienso, y ciertamente no voy a descartar ninguna de las dos opciones.

Permanezco estático en mi lugar mientras veo cómo todos avanzan a mi alrededor a una velocidad irreal, mientras yo voy siendo dejado detrás. Nadie me mira ni nota mi presencia, como si no estuviera allí. Como si no fuera nada.

Mis ojos se mantienen fijos en Alexa, que cierra su casillero y gira en mi dirección, dándome esperanzas. Pero sus ojos nunca me encuentran, y aquello duele mucho más que no poder llegar a ella. Por un instante siento que la fuerza que estuvo pegando mis pies al suelo se detiene, así que aprovecho el momento para dar un paso al frente, cometiendo un grave error.

El solo acto de elevar mi pie para avanzar, envíe un dolor horrible a mi espalda, un dolor muy conocido para mí. Es tan fuerte que segundos más tarde, siento cómo colapso.

***

Algo caliente y molesto pega directo en mis ojos, así que me levanto con prisa, encontrando una escena ya vivida.

¿Es esto un juego?

—¡Müller, si te golpeas otra vez creo que tendrás que internarte!

La voz del maestro de atletismo no es exactamente lo que me deja atónito.

Es el hecho de estar en el suelo, tirado sobre el césped y rodeado igual a como lo estuve aquel día que llegué aquí. Pero, ¿por qué llevo el uniforme deportivo si hace un momento estuve....

Esperen.

Me giro hacia una de las chicas a mi lado.

—¿Qué día es hoy? —pregunto con alteración.

Duda un poco, pero al final responde:

—Es 5 de Julio.

Mis ojos se abren con sorpresa, ¿Qué sucedió ayer?

Me pongo de pie con prisa, y salgo corriendo del lugar. Llego al aula y me encuentro con James, quien me observa con desagrado cuando ve que camino hacia él.

—¿Qué quieres? —escupe.

—Puedes golpearme todo lo que quieras después de esto pero, necesito que me digas qué tipo de locura hice ayer. —disparo cada palabra velozmente.

Su ceño se frunce y mira a la persona a su lado, con confusión.

—¿Te has vuelto loco? —dice—. ¿Cómo voy a saberlo si no viniste ayer a la secundaria?

No puedo creerlo.

Salgo corriendo nuevamente, pero esta vez voy a mi casillero, lo abro velozmente y tomo el conocido libro azul, abriendo sus páginas y como lo esperaba, viendo sus páginas aún en blanco.

El cielo azul de los amantes [?] EN CORRECCI?N Donde viven las historias. Descúbrelo ahora