Introvertido

Vida

Tal como estaba, le llevó unos minutos más llegar a la habitación de Sai, incluso con la enfermera regañando constantemente por arriesgarse a que su salud empeorara de nuevo. Entró de todos modos, retumbar mientras agarraba una silla para sentarse junto a la forma pálida y dormida de su compañero de equipo.

La enfermera jadeó. "Enviaré a un becario si no vuelves a la cama a la hora de la cena".

"Mi lugar está aquí", dijo Sakura con un ligero gruñido, su voz discreta lo hizo aún más amenazante. "Pruébalo".

La enfermera levantó las manos en el aire antes de irse, claramente cansada de insistir en contra de una mula.

Sakura se aferró hacia atrás, cruzando los brazos sobre su pecho y guiñando mientras sentía dolor muscular. Ella no gritó, no tiene nada que la enfermera retrocede o lo que sea, podía soportar el dolor, ni tenía los ojos llorosos. Simplemente se quedó allí, respirando lentamente para calmarse, ya que se aseguraba de que Sai todavía estuviera respirando y vivo. Miró hacia la ventana y luego hacia la puerta.

Ambos estaban desaguardados. Ella frunció el ceño. ¿Cuándo iba a volver Naruto?

Entonces abrió los ojos: ¡Nuto había salido a comer! ¿Cómo se suponía que iba a saber que ella se había mudado? No, tuvo que calmarse. No sería necesario ventilar innecesariamente. Él iba primero a su habitación y luego iba a la de Sai. Sí, lo haría. Sabía que los tigres hacían eso: olfateaban a sus crías cuando se extravían, y rugían cuando descubrieron que alguien más se los había estaba comiendo.

Siempre toma a los débiles. No le haya piedad a los jóvenes.

Después de todo, no te harán ningún favor...

Nunca lo hacen.

Sasuke Uchiha se despertó a la oscuridad. La oscuridad era todo lo que vio. En los pozos más profundos del infierno, suponía que así era como sufrían los pecadores. Estaban sufriendo por sus pecados de traición, incapaces de hacer lo que necesitaban para obtener el perdón de su familia. Sus ojos habían sido tomados y, en esa horrible oscuridad que lo asustó de su ingenio, una voz le habló suavemente.

"Uchiha", la voz era severa y fría, ajena a sus oídos. No era un cuidador como un médico o una enfermera podrían ser, y claramente no parecía que un fanático hubiera pasado por la seguridad que tuviera el hospital.

"Mis... ojos", grunó.

"Tu estupidez no conoce límites", respondió la voz gutturalmente. "Aceptar una bendición de alguien que simplemente conociste por un tiempo, estar cegado en tu deseo de venganza... esa es la razón por la que me parece apropiado que estés ahora en esta condición".

"¿Quién eres?" él preguntó.

La voz no respondió a esa pregunta.

"No soy nadie importante, y sin embargo no puedo evitar encontrarme disgustado. ¿En qué estabas pensando cuando actuaste de esa manera?" su voz era áspera. "¿Qué te poseyó para hacer eso?"

"¡Quería vengarme de Itachi!" Sasuke exclamó calurosamente a la oscuridad.

"¡Y no te gustó pedírselo a otra persona!"

"Siempre simpatizaron", gruñó Sasuke. "¡Me enseñaron trucos tontos!"

"Y, sin embargo, fuiste el primero en la academia", susurró la voz. "Fuiste el bendito heredero del clan Uchiha, el último descendiente... ¿y ahora? Ahora eres una serpiente sin colmillos. Ni siquiera eres digno de ser utilizado para la reproducción... porque te hicieron estéril", el tono severo se volvió helado. "Fuiste un árbol frutal, y ahora que tus frutas han sido arrancadas y te estás secando... no queda nada de valor en ti".