I see the light (Spruan Rapunzel AU)

El oso se había encargado de hacer unos tratos y conseguirles una barca para poder ver el espectáculo desde el lago.

Se habían despedido de los dos niños prometiéndoles pasar a decirles adiós antes de dejar la ciudad, algo que les costó un poco decir, Juan desprendía ese aura que hacía que todo el mundo se encantara de él en el momento de conocerle, los niños no habían sido menos, estaban tristes por saber que dejarían de ver a sus nuevos amigos tan pronto.

Spreen tomó la manó de Juan ayudándole a subir a la barca de forma caballerosa, para después cargar en brazos al Puerco Araña y entrar ambos. Desató el nudo que los mantenía en el puerto y remó hasta encontrar un hueco que lo dejó satisfecho. Desde ahí el palacio iluminado se veía a la perfección.

ㅡGracias por todo estoㅡmiró al castaño cuando habló con voz dulceㅡsolo tenías que acompañarme, no tenías que hacer todo estoㅡdijo señalando el barco y todo a su alrededor.

ㅡHey capo, está bien, todos merecemos un buen cumpleañosㅡexplicó mientras alcanzaba algo a su espaldaㅡpor cierto, felicidadesㅡle sonrió antes de entregarle dos farolillos aún sin encender.

La sonrisa de Juan cubrió todo su rostro y tomó uno de los faroles muy emocionado. Aún no se creía, que tras 18 años mirando por la ventana de esa torre estuviera ahí, en un barco, con un desconocido no tan desconocido y a punto de ver todo en persona. Era como un sueño del que no se quería despertar.

Spreen vió como el castaño fruncía el ceño y jugaba con sus dedos preocupados.

ㅡ¿Anda todo bien?

ㅡTengo algo de miedoㅡconfesó el menorㅡllevo toda la vida soñando con esto y ahora que por fin va a ocurrirㅡhizo una pausa apartando la mirada del híbridoㅡ¿y si no es lo que esperaba? O incluso si lo es, ¿qué haré después?

El moreno sonrió y le tomó la mano haciendo que Juan dirigiese su mirada a la del mayor.

ㅡEso es lo bueno, cuando cumples un sueño, puedes buscar otroㅡla sonrisa que el oso le dedicó calmó de inmediato sus nervios, relajándole. Apreciaba mucho haber conido a aquel ladrón.

En la terraza de palacio, los dos reyes se preparaban para el día más doloroso del año. Cada día que pasaba sin su hijo era una tortura, pero su cumpleaños y el aniversario desde que lo perdieron, era el peor de todo.
El rey, un hombre de pelo castaño peinado hacía atrás, vestido con un atuendo de distintos tonos de marrón decorado con plumas de búho, tomó la mano de su marido, que miraba cabizbajo desde el balcón.

ㅡVamos allá, ¿si?ㅡel rey más bajo, un hombre moreno y esbelto, cubierto por una oscura capa de plumas negras, tomó la mano de su pareja y asintió caminando hacía la barandilla en la que reposaban los dos farolillos apagados.

Suspiró y se preparó para encender ambos faroles y lanzarlos al aire, dando inicio a la ceremonia y rezando una vez más por poder encontrar algún día a su hijo.

Poco a poco cientos de pequeños faroles siguieron a los dos lanzados por los reyes  y a su alrededor, los dos chicos en la barca, vieron como las personas de otras barcas lanzaban al aire los suyos así que el castaño se apresuró a encender el suyo y lanzarlo también, seguido por el oso. El cielo se iluminó con las miles de luces que flotaban hacía el cielo nocturno. Juan se apoyó en la barca mirándolo fascinado, con ese característico brillo en los ojos.

Pensó en esos 18 años encerrado solo en su torre, tantos años perdiéndose lo hermoso que era el mundo. Y por fin sentía que encajaba, que estaba en su sitio. Todo lo que veía era real y hermoso, no daba miedo, no se sentía en peligro.

Juan se emocionó moviéndose rápidamente por la barca, tras lanzar sus propios farolillos, para observar más de cerca el espectáculo, haciendo que la embarcación se moviera bruscamente y tirase de culo al híbrido, que no pudo enfadarse por la acción cuando vió lo que tenía enfrente.