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Esta vez me desperté de buen humor. Simplemente me sentía feliz. No entendía como mi vida había cambiando tan rápido en tan poco tiempo, pero le debía mi vida a ese pequeño ángel.

Me levanté para ducharme y salir de la casa. Los mejores días comenzaban cuando mi padre no estaba en casa.

Al salir fui a casa de mi pequeño Jimin para ir a buscarlo, como siempre. Esperé aunque llegaba tarde y toqué a la puerta del hogar, pero no había nadie. Me pareció un poco extraño y le envié un mensaje mientras iba a clases.

Yo: 7:54
Pequeño fui por tí y no hay nadie en la casa, está todo bien?

Al llegar, el chico de las canciones vino a felicitarme. Dijo que quería comprar la canción y que su representante me contrataría como compositor. Acepté y realmente esa noticia me alegró el día.

Con algunas canciones más podría ganar lo suficiente para independizarme, así que me alejaría de mi padre. Podría volver a comenzar una vida nueva con estudios y fuera de las drogas. Por fin me pasaba algo bueno y estaba viendo la luz al final de ésta terrible pesadilla.

Las horas pasaban y no había respuesta de Jimin, así que busqué a sus amigos, pero al parecer Jungkook y Taehyung tampoco habían venido hoy.

Aunque me sentía preocupado por Jimin realmente hoy estaba feliz. Supuse que tal vez tan solo estaría ocupado, así que me dediqué a dar un paseo.

Las horas seguían pasando. Al anochecer decidí volver a casa del menor. Estaba la policía, y en ese mismo instante, sentía como mi mundo se venía abajo.

Logré entrar, pero en su habitación tan solo encontré una carta con mi nombre.

Pasó demasiado rápido.

Durante el día estuve tan feliz... Tan feliz por unos logros que logré yo mismo.

Y por ese motivo no me di cuenta.

Nunca me di cuenta de nada.

Él siempre me lo ocultó.

Nos lo ocultó a todos.

Adiós, Park Jimin.