????Chrischel????

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Ready for it?

1 de Junio 2021

Christopher

Aparto a la mujer que me intenta curar, el brazo vendado que se mantiene inmóvil ya suturó las puñaladas que me dieron en busca del rastreador.

La ira me carcome —tenía que matarlo— Se meten en mis mierdas y arruinan mis planes, maldito marica llorón. La mujer vuelve a intentar curarme la ceja que hace un rato dejo de sangrar, pero la vuelvo a apartar.

—Basta —gruño y ella retrocede pálida.

—¡No! —se mete Alex— Siga con su trabajo...

Sus órdenes me desafían y la mujer parece temerle más a él cuando intenta volver a su labor, pero la puerta es abierta dándole paso a otro de mis dolores de cabeza.

Silva por lo bajo cuando repara en mí.

—Carajo, muñequito —se acerca a mi puesto— Parece que te confundieron con el saco de boxeo...

Lo miro mal al igual que a la enfermera cuando limpia la ceja ensangrentada, Reece se acerca y le pide con esa sonrisa que les pone a todas que le deje ocuparse.

—Pensé que los días en los que te curaba las heridas ya se habían acabado —me mofa.

Claro que él me curaba las heridas si el que es mi padre se la pasaba de coño en coño y la que se dice mi madre llorando por eso.

Se desinfecta las manos antes de colocarse los guantes de látex, toma el algodón y él mismo comienza a limpiar la herida.

—Tienes suerte —dice presionando la herida— Esta vez no necesitaras puntos.

—Nunca fueron un problema —siseo.

—Claro que no —sonríe nostálgico— Siempre aguantaste como un campeón.

Me revuelve el cabello como lo solía hacer y le manoteo la mano cabreado —me jode que me siga tratando como un niñato— Los ojos del ministro están clavados en la escena, pero es rápido en voltear el rostro y enfocarse otra vez en su teléfono.

—¿Cómo está Lincorp? —pregunto.

—Golpeada, pero no pasó a mayores...

—Sabe que está viva —lo interrumpo.

Las manos de Reece se detienen de golpe, la noticia lo toma por sorpresa, no como al ministro que de seguro ya estaba enterado.

Estuvo con Lincorp después de venir aquí.

—¿Y por qué no está muerto? —pregunta Reece tomando mi rostro para continuar con la tarea de vendar la herida— Es sorprendente que no lo mataras ni bien la nombró.

—Ganas no le faltaron —repone Alex.

—Aún tengo muchas oportunidades —garantizo.

El ministro me dedica una de sus miradas de reproche.

—¿Acaso quieres ser tú el que estará en Iron Walls? Porque sabes que eso es lo que pasará si lo matas, es una escoria, pero sigue siendo humano y eso le da derechos...

—A la mierda los derechos —me levanto embravecido, una punzada en las costillas me hace hacer una mueca de dolor— Quiere lo que es mío y primero acabo con todo antes de que siquiera la pueda ver.

—No jodas con eso Christopher —me regaña— Ella está más a salvo que tú en estos momentos.

—Tu padre tiene razón, muñequito.