Yo no fui el culpable: Will

Era el día de la fiesta y todos habían asistido, así como lo había planeado William; había invitado a toda su escuela para que asistiera a su residencia alrededor de las siete de la tarde. Todos fueron y a las siete y media, estaban ya todos en la fiesta. La música estaba encendida y las diversiones comenzaron. En una mesa que había en el patio, George vació una maleta llena de diferentes variedades de narcóticos y algunos otros llevaron alcohol en unas hieleras.

La fiesta era en la casa propia de William. La casa de William era muy grande y espaciosa, tenía colores claros y un diseño minimalista, tenía una enorme piscina en el patio, la entrada tenía un gran portón de madera de cedro, tenía un estacionamiento pequeño para visitas; de igual manera para sus vehículos de él, tenía un camino de la entrada con una curva hacía la entrada del patio de la casa.

William tenía planeado invitar a todos, pero quedarse con su grupo de amigos más cercanos, es decir, su salón de clases; como eran pocos, debía ser más tarde, después de la de la media noche.

Como en toda fiesta en donde había alcohol, drogas y algunas cosas más, no había adultos que pudieran cuidar de ellos, aunque técnicamente la mayoría ya eran adultos, a excepción de los otros grupos. La diversión apenas comenzaba. Algunos nadaban en la piscina, otros bailaban drogados y jugaban algunos juegos para adultos. Había personas que se besaban en grupos, pues habían perdido la razón después de haberse drogado. Algunos otros apostaban quitarse prendas y así andaban por la fiesta, era una orgía y perversidad toda la fiesta.

Ya siendo la una de la madrugada algunos comenzaban a marcharse, otros habían quedado dormidos. William y Mark estaban platicando en la terraza, junto con Ricard.

—Invitaste a todos ¿cierto? —le preguntó Mark a William—. Bueno, es obvio, tu dinero es bastante y te sobra incluso.

—Si, invité a toda la escuela.

—¿Realmente incluye todos?

—Sí, a todos.

—¿Quieres decir que incluso, invitaste a Max? —Preguntó Richard de a lado.

—Eh..., bueno..., no directamente —le respondió William.

—¿¡En serio invitaste a ese perdedor!? —preguntó Mark.

—Lo invité porque sabía que no iba a venir, ya sabes, solo hace cosas de nerds —respondió William.

—¿Quieres decir que si él viene a la fiesta le vas a tratarlo como una escoria? —dijo Mark con una sonrisa maliciosa en su rostro.

—Eh, claro que sí, eso mismo —respondió William con nervios esperando a que Max no llegara.

—Sabes, de todas formas, no creo que venga, es demasiado tarde, o no me digas que hasta lo invitaste a la fiesta del grupo, se supone que somos solo nosotros amigos como para que invites a ese inútil bueno para nada —añadió Richard.

——Oye, pero y si... cuando venga, claro, si es que llegara a venir ¿jugamos con él y lo convertimos en nuestra diversión? Podemos comenzar con algo ligero —propuso Mark.

—Algo ligero como qué? —Preguntó William.

—Podemos Arrojarle pintura y comida como bienvenida —dijo Richard.

—Me parce muy básico, deberíamos hacer algo más, propón algo William —dijo Mark.

—Hola chicos ¿Qué hacen? —interrumpió una voz femenina. Alguien había llegado a la plática de ellos. Se trataba de Rachel.

—Solo platicábamos sobre Max —dijo Mark.

—¿Max? ¿Ese qué tiene que ver en este lugar? —preguntó ella.