El castillo en nunca jamás

Lo que negábamos

Entre Tom y Harry parecía existir una conexión que iba más allá del alma y del corazón. Cuando Harry dejó el bosque prohibido, huyendo de lo que éste ocultaba así como de su padre y Ron, él ya lo esperaba. Tom sostenía su varita verticalmente, y la magia traslúcida confeccionaba para él un conveniente paraguas que mantenía seca su gabardina negra. Incluso entonces no pudo salvo apreciar esa belleza suya, que parecía escandalosa (sino anormal) en medio de toda aquella monstruosidad.

El hombre no dijo nada, ni se quejó cuando empapado lo abrazó y ocultó la cara en la curvatura de su cuello. Continuó manteniendo la gentil barrera ahora sobre ambos, y acarició con un toque fantasmal su cintura.

─Estás temblando. ─comentó de forma apagada como si nada importara más, aunque sus ojos guardaran los miles de secretos por los que Harry agonizaba.

Harry entrecerró los ojos apretándose contra el tacto de su pareja, y farfulló incoherencias para las que Tom no podía tener explicación. No era así como quería hacerlo, o no habría aguantado por tanto tiempo las cosas más absurdas.

─En el bosque. ─dijo Harry, sus dientes castañeaban y apretaba muy fuerte la ropa de Tom entre los puños─ En el bosque Tom, era como si el mundo acabará. Solo así, ya no había más.

Los dedos de Tom detuvieron sus caricias y después de cinco segundos, en lo que pensó profundamente, las reanudaron. Había llegado a una decisión final, a algo que podría cambiar los cimientos de todo en lo que tan cómodamente había sobrevivido, pero entonces él ya no era lo más importante sino aquel joven mago que sostenía.

─¿Has intentado alguna vez salir de aquí? ─preguntó con suavidad y no menos cariño.

Harry levantó el rostro de su escondite viéndose confundido, y Tom aprovechó de acariciarle las mejillas que se tornaban abultadas por un puchero de incomprensión.

─He estado en el bosque muchas veces. Papá incluso me dejó entrar a la casa de los gritos.

─No digo el bosque, sino solo alejarte más allá. Dejar este castillo y ver el mundo.

Harry parpadeo pensando en todas las veces que deseo pisar Hogsmeade, y en las consecuentes ocasiones en las que James se molestaba o Ron lo disuadía para no hacerlo.

─¿Qué sucede más allá del bosque? ─pregunto, aunque no sabía si quería obtener una respuesta. Porque el mundo era perfecto, y a veces la verdad trae desgracias que no se está preparado para afrontar.

Tom se le quedó viendo, y por primera vez desde que lo conoció Harry pensó que parecía muy triste.

─Nada.

─Dímelo. Eres el único al que le creo y que sé que me escucha. ─insistió, y Tom volvió a sonreír porque se dio cuenta de que nunca iba a sentir que era lo suficientemente bueno con él, Harry era su tesoro. Lo único y más grandioso que había conocido y le había dado esa vida; sin embargo a veces la mejor forma de protegerlo era haciéndolo sufrir.

─Es la nada, querido. ─contestó. Entonces volvió a dudar, pero en un arrebato de amor con el que fingió ignorar las consecuencias de lo que aquello provocaría se inclinó a susurrarle─ Porque este es un gran engaño.

Harry boqueo sin comprender, con el cuerpo frío. Se abrazó más fuerte a Tom y este le beso la sien─¿Qué?

Tom lo miró profundamente, y luego sonrió muy grande. Pero a diferencia de las otras veces, esta era una sonrisa rara y nada bonita, parecía estarse esforzando por lucir animado, incluso desinteresado, frente a él. ─Tengo que mostrarte algo.