A pesar de lo exhausto que siento mi cuerpo y lo agotada mentalmente que me encuentro, no he podido conciliar el sueño, a diferencia de André, que ha caído muerto en un sueño demasiado profundo. Pero no sin antes aprisionarme contra su pecho.
Ni aún dormido ha aflojado el agarre que tiene sobre mí.
Llevo bastante tiempo mirando un punto fijo en la nada y no logro que mi corazón se tranquilice.
El rostro de mi madre no me ha abandonado en ningún momento desde que André se durmió. Y no entiendo cómo se las ingenio para ocultar esa verdad por tanto tiempo.
En cambio yo no tuve secretos con ella jamás.
Bueno, todo lo que se suponía que debías saber, lo supo.
Siempre pensé que confiaba en mí.
Me remuevo un poco para levantarme al fin. Necesito fumar un poco, quizá así me tranquilice y pueda dormir. No me apetece desperdiciar demasiado tiempo fuera de la cama cuando es André quien está aquí. Por esto me he tardado tanto en decidir si es realmente necesario.
— ¡¿Qué pasó?! — no alcanzo a sacar un pie de la cama cuando su voz llega contrariada.
— Nada, vuelve a dormir. Solo iré a fumar al balcón y vuelvo — le digo, intentando ocultar la presión que siento en mi garganta.
— Te acompaño.
No me deja responder y se endereza para buscar sus vaqueros y al igual que él, no tengo idea de dónde podrían estar. Muerdo mi labio al reprimir las ganas de decirle que se quede así. Solo en boxer. Pero la madrugada debe estar muy fría así que me callo.
Busco algo con qué abrigarme, pero realmente no hay nada que pueda ponerme yo sola con el brazo inmovilizado. A André le basta con mirarme para entender y es él mismo quien busca en mi armario algo que pueda ponerme.
Me ayuda con un camisón, pasa delicadamente la prenda por mi cabeza evitando que pueda hacer algún movimiento brusco en el proceso. Al terminar, me envuelve en un abrazo que poco a poco alivia mi corazón.
— ¿Me dirás antes o después de fumar? — pregunta sin permitir que me aleje ni un solo centímetro de su pecho.
— ¿De qué hablas? — le respondo intentándolo de todos modos.
— También puedes mentirme y decirme la verdad después. Pero solo quiero que sepas que puedes confiar en mí — sigue hablando como si no me hubiera escuchado desentenderme.
Lo medito un momento junto a su pecho, envidio su latir, es muy tranquilo.
Realmente no sé cómo podré sacar todo esto de mí y exponerlo frente a él. Son muchas cosas y de muchas no me siento muy orgullosa.
Pero ya tuve suficiente de mentiras para toda la vida.
— Me gustaría fumar primero — declaro al fin.
— Será un placer acompañarte entonces.
Su abrazo muta en un enlace donde nuestras manos se encuentran y sin separarnos llegamos al balcón. El frío de la altura en la que nos encontramos nos envuelve y casi pienso que es una mala idea estar aquí fuera.
— Ya vuelvo — lo pierdo de vista cuando vuelve a entrar por el ventanal hacia mi habitación.
Tomo asiento en una de las sillas de mi pequeña terraza, y digo pequeña porque lo es. Desde aquí se puede ver gran parte del centro, pero no hay comparación a cómo es la vista desde la azotea. Y no me habría molestado en visitarla si no fuera por el moreno que ahora me envuelve en mi propio edredón rosa que antes estuviera sobre mi cama.

EST?S LEYENDO
Casi Te Olvido
RomanceDicen que el tiempo lo cura todo. Pero ?Cuánto tiempo tarda en sanar un corazón roto? Han pasado tres a?os desde la última vez que se vieron y para Soledad ese tiempo no ha significado nada realmente. Su corazón sigue igual de herido que la última...