- Esteban... es muy bonito lo que sientes por ella, pero... si no me equivoco está casada, ¿no? – recuerda Antônio.
- Sí, pero amar desde lejos no es pecado, ¿verdad? – ironiza el pelinegro.
- Eso no es amar de lejos, es codiciar mujeres ajenas, muchacho.
- Pero no soy amante ni nada por el estilo, mirar no quita ni un cachito. – concluye Esteban, conteniendo una sonrisa maliciosa.
- Pero si ella te pidiera que fueras, ni siquiera consideraría decirle que no, ¿verdad?
- ¡Ella no tendría ni que pedírmelo! – Responde Esteban espontáneamente, sin contener la sonrisa maliciosa que involuntariamente apareció en su rostro.
- ¡ESTEBAN! – lo regaña Antônio, conteniendo una risa.
-¿¡Qué!?, sabes que no puedo mentirte – reconoció el moreno, conteniendo una risa al sentir las punzadas en la herida.
- Ve a acostarte y dormir, y mientras tanto trata de recordar lo que aprendiste en el catecismo – sugiere irónicamente el hombre mayor – ¡NO COGOZARÁS A LA ESPOSA DE TU prójimo! – concluye Antônio burlándose de Esteban, quien a su vez se limita a reír sin emocionarse por el creciente dolor que siente.
No muy lejos, en el foro penal, Márcia estaba presentando las respectivas solicitudes de libertad condicional tanto para Antônio como para Esteban. El proceso aún tardaría algún tiempo; por lo que antes del enrasado sería de dos meses a un año dependiendo de la demanda. Sería un momento difícil para apaciguar la creciente ansiedad de su exmarido, pero también le daría tiempo a Esteban para planificar lo que haría con su vida fuera de prisión, pensó Márcia mientras esperaba que se revisaran los documentos de libertad condicional.
Quizás esa fue la parte más difícil del proceso para Esteban, quedar finalmente libre, pero sin perspectiva de qué hacer. Ella conocía muy bien ese sentimiento de falta de rumbo, justo después de lograr lo que tanto deseaba, es el duro golpe de la realidad que todos reciben al salir de prisión, la Marginación y segregación que viene por una mancha en los antecedentes penales y en el caso del Moreno estaría peor por el escándalo ocurrido incluso antes de la acusación de asesinato. Probablemente nunca volvería a trabajar en la misma área que antes y mucho menos en el mismo puesto dentro de una empresa.
“Pero al menos tendrá a nosotros... o más bien a Inês y a Rafinha” – corrigió internamente sus pensamientos.
- Los documentos de Antônio Olivares están todos en orden, pero a Esteban Lombardo le falta una firma, en este caso la del detenido. -la voz del escriba la sacó de sus pensamientos. – Y también sería bueno pagar por referencias de buena conducta, en el caso de trabajos realizados en el propio penal, si corresponde, podría ayudar a “ablandar” el corazón del juez. – el empleado hizo una sugerencia.- Sí, lo olvidé, te daré un sello para que continúes con este proceso y buscaré la manera de terminar el trámite hoy. – respondió la pelirroja, intentando superar su falta de atención.
En medio de tantos acontecimientos, terminó pasando pequeños detalles que a su vez eran de gran importancia, pero que eran cosas que se podían resolver fácilmente. Salió apresuradamente del foro hacia la prisión.
En parte estaba feliz de volver a ver a Esteban, más ahora que gracias a él le dio una nueva oportunidad a su pesadilla de la secundaria y lamentablemente se vio obligada a darle la razón a su exmarido sobre la genialidad de la esencia del libro. Pero pronto se reprendió internamente por “confundir” por centésima vez la relación que debía tener con Esteban, es decir, una relación estrictamente profesional –“Pero una amistad platónica no es gran cosa”-, se defendió de sus propias luchas mentales.
La pelea consigo misma no duró mucho, pronto llegó a la prisión y se topó con una escena que sabía con certeza si le causó incredulidad o confusión. Cuando entra al pabellón de visitas para esperar a Esteban, lo encuentra en compañía de Iñaki, su actual marido. La abogada no supo cómo reaccionar ante eso, si para ella fue una sorpresa que Iñaki estuviera allí, también lo fue para él verla allí. Y en medio de ambos estaba un Esteban desconfiado y confundido.Iñaki apenas logró ocultar su mirada enojada, no fue sorpresa para él, ya que hacía tiempo que sospechaba de Márcia y de su repentino interés por la situación de su exmarido, todavía no podía creer que ella pudiera poner ocho años de relación de desperdicio para un hombre, que en su percepción no tenía nada que ofrecerle.
- ¡¿Márcia?!, ¿qué haces aquí? – preguntó Iñaki, intentando ocultar el enfado en su voz.
- Soy yo quien pregunta, ¿qué haces aquí? – contrarresta la pelirroja, cuestionando a su marido.
- Decidí ceder y atender el pedido de NUESTRA hija, vine a ofrecerle mi ayuda a Esteban – responde el abogado de mala gana.
Esteban respiró hondo y se limitó a observar la situación, Márcia no sabía exactamente cómo responder, no esperaba esta actitud de Iñaki, era muy rara. Al notar el malestar de la abogada, Esteban decidió hablar;
- Realmente no esperaba esto de ti, pero… no necesito tu ayuda, ya tengo un abogado… – respondió el moreno, un poco incomodo.
- Vale, al menos ahora que tienes abogado puedes dejar de manipular a Rafaela para hacernos conscientes de su situación... - expresa el español limitándose a mirar a Esteban.
- Yo… ¿qué?, nunca he manipulado a nadie, a diferencia de ciertas personas, no necesito aprovechar la fragilidad de nadie para llevarme bien. – pregunta Esteban, reflexionando con la mirada sobre el abogado.
- ¿Que quieres decir con eso? – pregunta el español, algo molesto.
- ¡¿De verdad quieres que te explique?! ¡¿O mejor dibuje para que entiendas?!
Márcia, al ver que el conflicto entre ambos hombres se hacía más intenso, decidió intervenir
- ¡Ya basta!, sin peleas.
- No tengo por qué aguantar los insultos de este delincuente y tú tampoco, Márcia, por cierto, ¿por qué estás aquí? – preguntó Iñaki, enfadado con la situación.

EST?S LEYENDO
Ciclo infernal
FanfictionModificando totalmente el final original, en esta historia,Esteban es condenado por asesinato y Márcia sigue con su vida reconstruyendo la relación con sus dos hijos mayores, criando al menor que tuvo con Esteban junto a I?aki. El crimen por el que...
Capitulo 15
Comenzar desde el principio