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Un giro de T'res cientos sesenta grados

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En aquel momento vinó el cerrajero y yo huí de aquella situación.
-Bueno Charlotte ya nos vemos en otro momento.
No sabía cómo sentirme, si me había gustado, si no...
Pero si que reconozco que por un instante me gustó la sensación de sentir unos labios distintos a Brenda, una boca que no me resultará común y un beso que no me esperaba para nada.
¿Soy mala persona por ello? Es posible... Pero creo que todos en algún momento hemos necesitado eso y quién diga que no miente.
Cuando subí a casa conteste a Bren.
#Brenda, necesito espacio, para mí no es tontería algunas cosas que hemos hablado muchas veces, déjame pensar las cosas y ya quedaremos para hablar.
Bren tardó diez minutos en contestar.
#¿En serio después de tanto tiempo juntas ni siquiera quieres quedar para hablarlo? Tú sabrás, pero así no se hacen las cosas...

No le quise ni contestar, en el fondo me dolían muchas de las actitudes que tenía conmigo y sé que no justificaba como me comportaba últimamente para nada...
Puede que ya no la quisiera de la misma forma y en el fondo no quería verlo.
Lo que si sabía es que necesitaba espacio para pensar, recapacitar y aclarar mis pensamientos, mis sentimientos sobre todo.

Cuando me levanté aquel día, decidí volver a mi piso para hablar con Jessica y aclarar las cosas con Claudia.
Pero al llegar justamente estaban hablando de mí, Jessica y Claudia, no me escucharon al abrir, así que no pase para poder enterarme de la conversación.
-C: ¿Tú crees que es mi mejor amiga y se ha ido y ni si quiera me ha preguntado cómo estoy?
-J: No deberías fiarte tanto de Daka, la vi con Agnes la otra noche.
-C: ¿Cómo?
En aquel momento entré a interrumpir.
No me podía creer que Jessica le estuviera contando aquello.
- Hola Clau, ey Jess, ¿Podemos hablar Claudia?
No pude evitar ponerle mala cara a Jessica, pero por otro lado se suponía que tenía que hablar con ella y tampoco lo hice así que no podía culparla del todo.
- C: ¿Es verdad que la otra noche con la que estabas acaramelada era con Agnes?
- A ver claudia...
-C: Dime la verdad Joder.
-Sí es verdad que estuve con ella, pero porque me la encontré de fiesta y le sentó mal beber y me preocupé por ella, la otra parte de que estábamos acarameladas, eso no fué así.
-C: ¿Claro y por eso me lo ocultaste no?
-No te lo oculte, discutimos y no hemos hablado hasta ahora.
-C: ¿Y por qué la gente se inventaría algo así?
-¿Tú nunca te has preocupado por Brenda y le has dado un abrazo?
-C: Sí...
-Pues ya está Clau.
Se me puso a llorar y me estuvo contando que llevaba días que no sabía nada de Agnes. Qué si yo podía hablar con ella.
Yo la miré a los ojos y le dije que eso tenían que hablarlo ellas, que no me podía interponer en ello.
Pero ella me institía y se me pusó de rodillas.
Podía notar en su mirada que estaba desesperada y necesitaba verla.
-Bueno no te prometo nada, pero lo intentaré...
En aquel momento sentí una sensación extraña, como si me doliera saber que Agnes y Clau estaban juntas. No podía creerme que me gustará más Agnes de lo que me imaginaba y me sentí más culpable todavía de lo que ya me sentía.

-C: Deberías hablar con Brenda...
-No empieces Clau, no me apetece.
-C: Está pasándolo mal y tampoco me parece justo.
-Bueno la llamaré.
-C:¿Lo prometes?
-Sí...
-C: ¿Vas a volver al piso?
-De momento, pero quiero mirarme de irme a vivir sola.
-C: ¿No estás bien aquí?
-Sí, pero quiero vivir la experiencia de irme totalmente sola.
-C: ¿Y Brenda?
-Una cosa no quita la otra, algún día si estamos bien, nos iremos a vivir juntas.
-Bueno yo te apoyo, te voy a echar de menos, pero si quieres irte a vivir sola lo entenderé.
Entonces la achuche con mucha fuerza.
Y fuí a casa de mis padres a buscar unas cosas.
Cuando subí al ascensor justo en aquel instante entraba Charlotte con una chica y una niña.
Se quedó parada cuando me vió.
La niña le llamaba mamá y la chica parecía ser su mujer por la forma en la que se trataban.
Yo intenté disimular y hacer como si no la conociera de nada.
Ella no dejaba de mirarme de arriba abajo, podía notar que con su pareja no había ya esa ilusión, esa química.
La niña tendría unos ocho años.
Yo me sentí un poco engañada, no entendí porque Charlotte me había engañado con el tipo de vida que tenía si tampoco la iba a juzgar por ello.
Lo que más me sorprendió de aquello, era con la poca desgana que se les veía a las dos juntas.
La chica con la que estaba se podía intuir que era su pareja, era preciosa, tenía los ojos color turquesa, una pasada y un pelo ondulado sencillamente precioso, podía ver qué estaba cansada, que trabajaba mucho y tenía poca paciencia en su día a día.
No estaba contenta consigo misma, porque no se sacaba nada de partido y se había dejado un poco en la forma en la que iba.
Y la niña que tenían en el caso de que fuera de las dos, que se podía intuir que sí, era preciosa.
Tenía los ojos de color marrón clarito y amarillo y el pelo castaño también tirando a rubio.
Era como una muñeca pequeña y bonita. Además por lo que transmitía se veía una niña muy buena.
Cuando salió del ascensor pude ver cómo  me volvía a mirar y sin más me dijeron con la mirada adiós.
No me imaginaba que aquella chica estuviera casada con un hija y que el otro día me plantará un beso.
Pero tampoco la podía juzgar porque yo tenía novia y me había gustado que me besará y luego a parte no podía sacarme de la cabeza a Agnes, así que no era la más indicada para poder hablar del tema.
Pero cómo engañan las aparencias, porque jamás habría dicho que aquella chica tuviera una familia o por lo menos una hija. Y es que siempre nos imaginamos lo que queremos creer y no lo que podría ser.

Cuando salí de casa de mis padres cargada estaba fuera de la puerta Charlotte.
-C: Oye siento que te hayas enterado así de que tengo una hija y de qué...
Yo no podía dejar de mirarle los labios, aquel día precisamente estaba preciosa. Charlotte era bastante alternativa, llevaba un rollo que me ponía bastante.
Media melena, un poco desaliñado, una ceja con varias marcas y una mirada conquistadora de soy algo peligrosa.
Unos ojos azules que atrapaban y una sonrisa que te daban ganas de seguir conociéndola.
-No puedes mirarme con esa cara de deseo y hacer como si no pasará nada. ¿Por qué no me contaste que tenías una hija y estabas casada?
-C: No es tan fácil.
-No te juzgaría...
-C: Si lo harías y más teniendo una hija.
-Que poco me conoces...
-C: No puedo hablar mucho ahora mismo, pero ¿Podríamos quedar mañana y te explico todo?
-Mañana trabajo, pero vamos hablando.
-C: Vale, no te enfades por fa, cuando te lo explique me entenderás mejor...
-Vale, cuando tenga un hueco nos vemos.
Se me acercó y cogió mi dedo meñique de la mano y lo entrelazó con el mío.
-C: ¿Lo prometes?
Sonreí.
-Lo prometo.
Y Se fué guiñándome un ojo.

En el fondo me hacía gracia como me trataba pero me sentía tan mal por Brenda que me decidí a llamarla, no podía seguir así con ella. No podía seguir esquivando todo lo que no me gustaba y ser tan cobarde como para quedarme solo con las cosas que en aquel momento me distraían, además en el fondo la echaba mucho de menos y aunque no tuviera claro si la quería igual, la quería muchísimo y eso no lo podía negar.
Empecé a temblar mientras pulsaba la llamada. Y justo en aquel momento, me llegó un mensaje de Claudia.

#Agnes está fatal, acaba de morir su abuela y no la encuentro, ¿Podrías venir?  Te quiero Daka...

? La novia de mi mejor amiga ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora