Cellbit se queda quieto, estático en su lugar, porque el shock no lo deja moverse ni pensar. Solo por no poder dejar su grande boca quieta, la había cagado.
Si Roier tenía pruebas de todas sus amantes, entonces adiós a la empresa. Sus padres se decepcionarían de él, y el apellido Lange perdería valor, todo por no poder guardarlo en sus pantalones.
Suspira, tembloroso, mientras se sienta y respira, tratando de llevarle oxígeno a su cerebro y tratar de pensar. Si bien el matrimonio era ventajoso para ambos, no lo necesitaban realmente. Tanto Roier como Cellbit habían nacido ricos, y se morirían siéndolo. El honor y el orgullo estaban a prueba aquí.
Primero, trataría de convencer a su esposo de anular la petición de divorcio, luego sería más cuidadoso si de sus amantes se tratara, y todo volvería a la normalidad. Estaba seguro que los De Luque no dejarían a Roier divorciarse de un matrimonio tan perfecto, así como así.
Pero, si eso no funcionara... tendría que buscar un buen grupo de abogados y zambullirse de lleno en la verdadera guerra contra su marido.
El rubio esta tan concentrado en sus propios pensamientos, que no nota el escándalo y bullicio que sucede abajo, en la entrada del gran edificio de su empresa.
Él está en el sexto piso, pero el ruido de ambulancias y policías es lo suficiente fuerte como para ser escuchado, y cuando lo nota, no puede seguir pensando con claridad, lo desconcentra. Tal vez debería preguntarle a su secretaria que demonios había sucedido.
Como si hubiera escuchado sus pensamientos, su secretaria abre la puerta sin tocar y aparece. Esta más pálida que nunca, e incluso tiembla. Cellbit sabe entonces que lo que está a punto de decir no es nada bueno.
— Señorita... ¿Qué sucede ahí abajo? — pregunta, con miedo, porque tiene el presentimiento de que el bullicio de abajo tiene algo que ver.
— Es... es su esposo, señor Lange. Acaba de ser atropellado.
El tiempo se detiene de una forma muy extraña para Cellbit. Las palabras esposo y atropellado resuenan en su cabeza, de forma tortuosa. No se da cuenta que está corriendo por las oficinas, buscando el ascensor, no se da cuenta de su desesperación mientras se acerca al bullicio, su cuerpo se mueve solo, no es capaz de pensar.
Al llegar a la calle, la escena que ve es horrible.
Roier está inconsciente, siendo agarrado por un policía que lo recuesta en una camilla de hospital para que la ambulancia se lo lleve. Roier sangra, el rubio jamás ha visto tanta sangre.
Al lado del lugar en donde su cuerpo estaba, hay un auto Mercedes Benz rojo, muy viejo. Es el auto que lo atropello, piensa en seguida Cellbit. Pero ¿quién de toda esa gente era el desgraciado conductor?
Es ahí cuando lo ve. Un anciano que caminaba de aquí, para allá, con nervios, mientras se preguntaba a sí mismo una y otra vez ❝¿Qué he hecho? ❞.
El rubio sabe que ese puto anciano está borracho, que no debería estar conduciendo. Jamás se olvidará de ese rostro con arrugas. Al final si necesitara ese grupo de abogados, pero para mandar bien a la mierda a ese infeliz.
La ambulancia se lleva a Roier al hospital. La gente que se había acercado a ayudar y a ver qué pasaba murmulla entre sí, y comentan de lo que fueron testigos, Cellbit agudiza el oído y escucha con atención.
Todos coinciden en que vieron a Roier cruzar cuando el semáforo estaba en rojo, como todo peatonal responsable, pero que estaba llorando, y que, por sus lágrimas, no pudo ver el automóvil rojizo, que iba a toda velocidad con un conductor a punto de ser ciego por su avanzada edad, y que además, estaba borracho.
Roier llorando...
Cellbit cierra los ojos, mientras sus piernas tiemblan, y termina arrodillado en el cordón de la calle, perdido. Debería seguir a la ambulancia e ir al hospital también, lo sabe. Pero pierde toda clase de fuerzas, porque ahora sabe que alguien ha muerto por su culpa, y ese alguien es su esposo.
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Second chance | Guapoduo
FanfictionCellbit y Roier se ven obligados a casarse por conveniencia y por consecuencia, terminan atrapados en un matrimonio sin amor. Sus personalidades chocan y no se soportan ni un poco, llegando al punto donde pelean hasta por tonterias. Pero una de sus...