Dos meses después de que Carlisle nos relatara la fascinante historia del espíritu de Lykos, la atmósfera en nuestro grupo cambió drásticamente. La curiosidad se transformó en determinación, y decidimos entrenar todos los días sin descanso.Cada amanecer, nos reuníamos en el claro del bosque, donde la luz filtraba a través de las hojas, creando un ambiente mágico. Allí, practicábamos nuestras habilidades, cada uno aprovechando sus dones únicos. Sin embargo, había algo dentro de mí que me inquietaba. Había comenzado a notar que mi propio poder traía consigo una parte oscura y peligrosa
Cuando mis ojos brillaban con un azul intenso, sentía que la esencia de Lykos me envolvía. Era una energía pura y benevolente que me llenaba de confianza y claridad. En esos momentos, podía canalizar el poder para ayudar a mis amigos y proteger a los inocentes. Pero cuando la oscuridad se apoderaba de mí, mis ojos se volvían negros como el abismo. En esos instantes, sentía cómo el hechicero intentaba tomar el control de mi ser; su influencia era abrumadora y aterradora.Era un constante tira y afloja entre dos fuerzas dentro de mí: la bondad de Lykos y la maldad del hechicero. A veces, durante el entrenamiento, podía sentir que luchaba contra esa sombra interna mientras intentaba ejecutar un movimiento. Mis amigos lo notaron; veían cómo mi expresión cambiaba y cómo mi energía fluctuaba
Un día, mientras practicábamos una técnica de defensa, mis ojos se tornaron negros al recordar la historia del hechicero. Sentí una oleada de rabia y desesperación; la oscuridad me susurraba al oído, prometiéndome poder absoluto si simplemente dejaba que tomara el control. Pero en ese momento crucial, recordé las palabras de Carlisle sobre Lykos: “El verdadero poder solo debe ser utilizado con sabiduría y amor”.Con ese pensamiento en mente, cerré los ojos y respiré profundamente. Imaginé la luz azul envolviéndome nuevamente, recordando todas las razones por las cuales luchábamos juntos. Poco a poco, la oscuridad retrocedió y mis ojos volvieron a brillar con un azul profundo
Mis amigos me rodearon en ese instante. “Lo lograste”, dijo uno de ellos con una sonrisa aliviada. “Estamos contigo”. Esa conexión fue todo lo que necesitaba para seguir adelante.A partir de ese día, entendí que no estaba solo en esta lucha interna. Cada uno de nosotros tenía sus propias batallas que lidiar; juntos formábamos un equipo sólido capaz de enfrentar cualquier desafío. Y así continuamos entrenando día tras día, fortaleciendo no solo nuestras habilidades físicas sino también nuestros lazos como amigos
La leyenda de Lykos nos guiaba; sabíamos que debíamos mantenernos unidos para protegernos unos a otros del caos que podría surgir si alguna vez permitíamos que la oscuridad ganara terreno. Con cada entrenamiento, nos acercábamos más a dominar mi poder y a convertirme en el guardian que el mundo necesitaba
Tuve que posponer mi matrimonio con Jacob solo para entrenar, pero ya está. Por fin, Jacob y yo estaremos juntos para el resto de la vida, bueno, si Dios quiere. Muchas cosas pasaron en estos meses que no estuve. Cuando volvimos, mi sobrina Renesmé ya no era una niñita; ahora era toda una mujer,
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