the pitcher's asistant

                           YOONGI

un año después

En el estadio, los aficionados cantan el nombre de Jungkook.

Es hora de que salga al campo y cierre el partido, pero está demasiado ocupado tomándome.

Me tiene clavado en la pared de hormigón, su eje me llena de impulsos agresivos. Mi clímax está justo ahí, tan cerca que puedo sentir la aceleración de mis músculos y envuelvo mis piernas más apretadas alrededor de las caderas de mi marido, deleitándome con sus duros gruñidos, la húmeda bofetada de nuestra carne.

— ¡Jeon!— grita el entrenador de lanzamiento de los Astros por el altavoz que alimenta la sala de privacidad justo al lado del toril. — ¡Toma el montículo!

—No hasta que se venga mi pequeño. — gruñe en mi oído, cambiando de ángulo con sus caderas, sus dientes rasgando la sensible piel de mi cuello. —Está tan cerca. Comienza a arañarme. Y joder, ese pequeño coño se está flexionando. Apretando.

El entrenador de lanzamiento no puede oírlo, por supuesto. Mi marido es muy reservado en todo, especialmente cuando se trata de mí. Pero tiene ciertas exigencias que la dirección de los Astros se ha visto obligada a cumplir. Como que requiera mi presencia en el bullpen los días que lanza. Hoy hace un año, Jungkook me arrastró a esta misma habitación y me hizo el amor de forma salvaje y desordenada antes de lanzar el mejor partido de su vida. Aunque el ritual puede molestar a sus entrenadores, no discuten sus métodos. Incluso si se impacientan, de vez en cuando.

—Lo siento. Estoy cerca. — gimoteo.

—No. No te apresures, mi amor. El mundo puede esperar. — empuja profundamente y aplasta el tronco de su carne contra mi clítoris. —Solo estamos nosotros. Solo hay esto.

Durante el último año, me lo ha dicho una y otra vez, hasta que se convirtió en mi creencia más profunda. Puede que tenga una floreciente carrera en el periodismo deportivo y que Jungkook sea un regalo de Dios para el béisbol, pero volvemos a nuestro mundo privado, una y otra vez. Aquí es donde preferimos estar. En los brazos del otro, donde todo se siente bien.

—Te amo. — jadeo, miro sus intensos ojos oscuros, gimoteo sobre la forma en que sus manos se amoldan a mi trasero, manteniéndome inmóvil por sus caderas palpitantes. —Te amo tanto.

—Yo también te amo, Yoongi. — Me aplasta más seguro contra la pared, el ritmo de sus bombeos se acelera, moviéndose tan rápido que un grito se acumula en mi garganta. —Que Dios me ayude, nunca tendré suficiente de este coño. Necesito más y más cada maldito día.

—Es todo tuyo, Papi. — Le susurro al oído, y el sonido gutural que deja escapar derrama queroseno en el infierno dentro de mí, arrastrándome más allá del punto sin retorno...

cinco años después

JUNGKOOK

Se supone que éste es el mejor día de la vida de un jugador de béisbol.

Solo un año después de mi retiro, estoy siendo admitido en el salón de la fama.

Pero está lejos de ser el mejor día de mi vida. No hay manera de superar el día de mi boda. La tarde en que me casé con Yoongi en la orilla del océano, el viento soplando su pelo, sus ojos llenos de lágrimas, mi amor eterno por él reflejándose en mí. No hay manera de superar el día en que dio a luz a nuestra hija. O el parto de medianoche de nuestro hijo.

O cada vez que he estado entre sus muslos.

Definitivamente no hay nada mejor que eso. No con elogios o trofeos.

Todos mis mejores días están con Yoongi, y son gracias a él también.

Soy un hombre seguro de sí mismo. Algunos incluso podrían llamarme engreído por mis habilidades de lanzamiento. Pero Dios, si no me siento honrado en este momento de estar aquí, mi hermoso y talentoso esposo se acurrucó contra mi costado, mirándome con adoración. Con orgullo. Nuestro hijo está durmiendo en el hueco de mi brazo, mi hija haciendo la figura de ocho a través de mis piernas, ganándose una risita de Yoongi.

Soy el hombre más feliz de todo el planeta.

Hace cinco años, estaba perdido. Lo llamaron depresión, pero estaba perdido hasta que él entró en el vestuario y me sacó de la oscuridad, me dio esperanza. Me hizo amar el béisbol de nuevo. Me hizo querer tener éxito para que estuviera orgulloso de mí, junto con nuestros hijos. Todo lo que puedo esperar es que mi estímulo a su carrera y el decirle que lo amo, constantemente, ha sido suficiente para pagarle por traerme de vuelta a la vida.

— ¡Jungkook!— Gritan los periodistas delante del escenario, donde se celebra mi ceremonia de presentación. — ¡Jeon!

Hace un año que no tengo que participar en conferencias de prensa. Para decirlo suavemente, no los extrañaba. En absoluto. Sigo siendo tan reservado como ellos vienen. Más aún ahora que tengo una familia que proteger. Solo quiero llevarlos a casa y a mi esposo a la cama, para que pueda sorprenderlo. Tal vez vea sobre ese tercer hijo que he estado tratando de convencer de tener.

Me inclino hacia el micrófono. —Solo voy a contestar tres preguntas. — Le doy a Yoongi una mirada significativa y sus ojos brillan hacia mí, inundándome de un afecto tan intenso que apenas puedo respirar a través de él. —Eso me ha traído la mejor suerte en el pasado.

END

Una re mierda esta adaptación a comparación de las otras, pero algo tenía que subir. Prometo subir una buena.
—Vico.