El sol del mediodía apenas lograba atravesar las copas de los árboles en aquel bosque denso y sombrío. ___ cabalgaba al frente del grupo, su porte erguido y elegante sobre su caballo blanco, pero sus ojos no dejaban de escudriñar cada sombra, cada movimiento entre los árboles. No importaba cuán tranquilo pareciera el camino; su deber como arquera de la guardia real era proteger al rey, incluso si eso significaba dar su vida por él.
El rey, un hombre de semblante solemne y mirada aguda, observaba a ___ desde su posición más atrás en la comitiva. Hizo una seña para que ella se acercara, y sin dudar, ___ espoleó a su caballo hasta colocarse a su lado.
—¿Qué le preocupa, Majestad? —preguntó, sin apartar la vista del sendero.
El rey suspiró, sus labios formaron una delgada línea antes de responder. —Este bosque. No es como los otros que hemos cruzado. Tiene... algo inquietante.
___ asintió, sintiendo en su propia piel la misma inquietud que describía el monarca.
—He oído historias sobre este lugar. Dicen que las brujas exiliadas se ocultan aquí, que la naturaleza misma está de su lado.
El rey soltó una breve risa sin humor.
—Historias. Aunque admito que a veces, incluso yo me pregunto si hay algo de verdad en ellas.
Antes de que ___ pudiera responder, un sonido distante, casi imperceptible, llegó a sus oídos. Era como un susurro, un llamado que se mezclaba con el viento y parecía resonar en lo más profundo de su mente. Sin saber por qué, su pecho se tensó y su mirada se dirigió hacia el interior del bosque, más allá del camino.
—¿Qué sucede? —preguntó el rey, notando su cambio de postura.
—No lo sé, su Majestad. Algo... algo está ahí.
El rey frunció el ceño, pero antes de que pudiera decir algo más, ___ espoleó su caballo hacia el bosque, incapaz de resistir el impulso.
—¡___! ¡Regresa! —ordenó el monarca, pero su voz quedó atrás mientras ella se adentraba en la espesura.
El bosque parecía cambiar con cada paso de su caballo. La luz se volvía más tenue, y un extraño aroma a tierra húmeda y flores desconocidas llenaba el aire. Finalmente, llegó a un claro donde las ruinas de una antigua edificación se alzaban, cubiertas de musgo y rodeadas de hierbas silvestres.
Allí, en medio de las piedras derruidas, una figura femenina estaba de pie, inclinada sobre un círculo dibujado en el suelo con símbolos que ___ no podía comprender. La joven alzó la cabeza al sentir su presencia, y sus ojos se encontraron.
Lynette era hermosa de una manera que desafiaba toda lógica, con una mezcla de fragilidad y fuerza en su rostro.
Sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad y alarma, pero también algo más, algo que ___ no logró identificar.
—¿Quién eres? —preguntó ___ con firmeza, apuntando su arco, aunque había algo en aquella chica que le impedía tensar del todo la cuerda.
Lynette dio un paso atrás, alzando las manos en un gesto de rendición.
—No te haré daño. No soy una amenaza para ti...
—Eso no responde mi pregunta. ¿Quién eres y qué haces aquí?
Lynette vaciló un momento antes de responder, su voz suave como un susurro.
—Mi nombre es Lynette. Soy... una aprendiz.
___ frunció el ceño.
—¿Aprendiz de qué exactamente?
—De aquello que tu rey teme tanto.
El corazón de ___ dio un vuelco, pero no bajó el arco.
—¿Una bruja?
Lynette asintió, sin apartar la mirada. Había algo en sus ojos, algo que parecía buscar en los de ___.
—Si vas a matarme, hazlo ya. Pero antes de que lo hagas, quiero que sepas que no todo lo que te han contado es verdad.
___ dudó, el peso de sus palabras la confundía. Pero antes de que pudiera decidir qué hacer, Lynette dio un paso más cerca, sus ojos llenos de una emoción que ___ no lograba descifrar.
—Tú no lo sabes aún —murmuró Lynette, tan bajo que ___ apenas la escuchó—, pero eres tú. Eres la chica de la profecía.
___ la miró, desconcertada.
—¿De qué estás hablando?
Lynette no respondió. En cambio, extendió una mano hacia ella, como si quisiera tocarla, pero se detuvo antes de hacerlo.
—Eres tú quien me tomará de la mano y me protegerá, incluso cuando el resto del mundo nos dé la espalda.
Las palabras de Lynette resonaron en el aire como un eco, cargadas de un significado que ___ no podía comprender del todo. Pero en lo profundo de su ser, algo se agitó, algo que no podía ignorar.
—No entiendo lo que dices... —susurró ___, con el arco aún en sus manos pero sin fuerza en sus brazos para apuntarlo.
Lynette sonrió, una sonrisa triste y llena de secretos.
—Lo entenderás cuando llegue el momento.
Antes de que ___ pudiera responder, un ruido entre los árboles rompió el momento. Lynette retrocedió rápidamente, desapareciendo entre las sombras del bosque como un susurro llevado por el viento.
___ se quedó allí, inmóvil, sintiendo como si acabara de presenciar algo que cambiaría su vida para siempre. El susurro de Lynette, sus palabras sobre la profecía, resonaban en su mente mientras regresaba al campamento, sabiendo que aquel encuentro había marcado el comienzo de algo más grande de lo que jamás podría haber imaginado.
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WAAAAA
mi farovito ahora 💙
Los tqm guapotx 💙 Y por fa, vayan a leer "La chica de las estrellas" con Inés !

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???? ?? ???? | Lynette {????} One Shot's
RandomDonde ___ es novia de Lynette o En donde Lynette Ladelfa tiene una relacion única y especial con su chica