Uchiha, eres mi bi panic

Sasuke

Después de escapar de Sakura y el que me quiera presentar a sus padres, llegué a mi casa y me senté en un mi sillón.

¿Realmente estuvo bien el decirle eso a pesar de que sé muy bien que muy en el fondo me gusta el cabeza hueca de Naruto?

Claro que no, pero me ganaron los celos.

Verlo con Sai, los dos felices juntos. Parecían estar muy cómodos con la presencia del otro.

Le revolvió los cabellos al dobe de Naruto.

Mi dobe.

Doy un golpe al sillón por la rabia de recordar todo lo que vi.

Debo de hablar con Sakura y aclararle las cosas.

Pero realmente no quiero lidiar estoy hoy.

Hablaré las cosas mañana.

-al día siguiente-

Ya era mañana. El día en que hablaría con Sakura. El día en donde hablaría de mis sentimientos con Naruto.

Me encontraba nervioso, ya que nunca antes me había confesado.

Esto que siento por aquel rubio nació desde que somos unos genins. Él fue quien me comprendió, quién pudo llegar a mi corazón de una forma que nadie había llegado, gracias a él es que sigo en la aldea y pude retomar una vida más plena.

No negaré que a veces me llegan recuerdos de aquella masacre de mi clan, pero se me olvida ello al ver a Naruto. Sus pláticas, sus bromas, sus sonrisas sin duda me alegran el día y me salvan de caer en manos de la venganza.

Me costó tiempo asimilar que lo que realmente sentía era amor, pero ahora que estoy seguro del sentimiento que tengo, no existe más dudas que es con Naruto quién quiero pasar mis días. Ser yo quien cause sus sonrisas, ser quien lo haga feliz.

Así que es mejor preparar una sorpresa para él. Sería buena idea traerlo a mi casa y recibirlo con un buen ramen preparado por mi y con un arreglo floral.

Perfecto.

Sonreí satisfecho por la imagen mental que me imaginé.

Salgo de mi casa para poner en marcha el plan. Sakura puede esperar

Primero iré por el arreglo floral, quiero que sea inmenso.

Después de un rato llegué a la florería Yamanaka.

—Oh, Sasuke. Hola, ¿En qué puedo ayudarte? —dijo un tanto tajante Ino.

—Desearía un gran ramo de girasoles, porfavor.

—Dudo que sean las flores favoritas de tu noviecita.

—¿Noviecita? —pregunté. —No son para ella. A parte que no es mi novia.

—¿Entonces para quién más sería? —preguntaba curiosa mientras armaba el arreglo.

Me puse un tanto nervioso.

—Solo dame el arreglo.

—Vamos Sasuke, dime.

Bueno, no creo que pierda nada si lo digo.