My Little | KookTae

Después de meses estableciendo una rutina juntos, Taehyung, Jungkook y su pequeño hijo habían logrado adaptarse perfectamente a su vida en familia. Taehyung había encontrado una gran estabilidad en su carrera como influencer de belleza y, gracias al apoyo incondicional de Jungkook, su vida profesional y personal estaban en equilibrio.

Esa mañana, Taehyung se encontraba en su estudio casero, grabando contenido para su canal. La luz natural iluminaba su rostro mientras mostraba un nuevo producto de maquillaje a la cámara con su característica sonrisa encantadora.

- Este es mi favorito del mes -dijo con entusiasmo, aplicando un poco de rubor en su piel-. Es ligero, pero deja un acabado hermoso y natural.

Jungkook observaba desde la puerta con su hijo en brazos, disfrutando de la pasión con la que Taehyung hablaba de su trabajo. Le parecía increíble cómo había crecido en esta nueva faceta y cómo había logrado construir un nombre en la industria.

Cuando Taehyung terminó de grabar, se estiró y dejó escapar un suspiro de satisfacción. Jungkook aprovechó el momento para acercarse con el pequeño en brazos.

- Siempre es un placer verte trabajar -dijo Jungkook con una sonrisa tierna.

Taehyung sonrió y tomó la mano de su hijo, quien estiraba los brazos hacia él.

- ¿Molesté a papi? -preguntó el niño con curiosidad.

- Nunca, mi amor -respondió Taehyung, besando su cabecita-. Ustedes dos pueden venir a verme cuando quieran.

Jungkook dejó al niño en el suelo, permitiéndole correr hacia Taehyung para trepar a su regazo. Con una sonrisa amorosa, Jungkook se inclinó y besó suavemente los labios de Taehyung.

-Tengo una sorpresa para ti esta noche -dijo en un susurro.

Taehyung arqueó una ceja con curiosidad, pero Jungkook no dijo nada más. Solo le guiñó un ojo antes de tomar la mano de su hijo y llevarlo a la sala de juegos.

Esa noche, Jungkook preparó una cena especial en casa. La mesa estaba decorada con velas y pétalos de rosa, creando un ambiente íntimo y cálido. Taehyung se quedó sin palabras al ver la dedicación en cada detalle.

- ¿Qué es todo esto, Kook? -preguntó Taehyung, con la voz temblorosa y los ojos brillando por la sorpresa.

Jungkook tomó sus manos con suavidad, acariciando sus nudillos con el pulgar.

- Quería hacer algo especial para ti -susurró-. Porque cada día a tu lado es un regalo, y quiero que lo sigamos celebrando por el resto de nuestras vidas.

Antes de que Taehyung pudiera responder, unas pequeñas risitas interrumpieron el momento. Su hijo, vestido con una pequeña camisa blanca y pantaloncitos oscuros, apareció corriendo hacia ellos con una cajita en sus diminutas manos.

- ¡Papá, papi! ¡Miren lo que tengo! -exclamó con una sonrisa radiante.

Taehyung se agachó, recibiendo a su hijo en sus brazos mientras Jungkook tomaba la caja y se ponía de rodillas. El modelo sintió cómo el aire le faltaba por la emoción.

- Taehyung -comenzó Jungkook, con la voz impregnada de amor y certeza-, desde el momento en que entraste en mi vida, todo cambió. Me enseñaste a amar sin miedo, a soñar más allá de los límites y a encontrar un hogar en tu abrazo. Eres mi mejor amigo, el amor de mi vida y el padre de nuestro pequeño milagro. No hay nadie más con quien quiera compartir mi presente y mi futuro.

Jungkook abrió la cajita, revelando un anillo elegante y delicado, que brillaba bajo la luz de las velas.

- ¿Te casarías conmigo, Kim Taehyung? ¿Serías mi esposo, mi compañero y mi amor por siempre?

Los ojos de Taehyung se llenaron de lágrimas. Miró a Jungkook, luego a su hijo, que lo observaba expectante, y finalmente al anillo. No había ninguna duda en su corazón. Con una sonrisa radiante y la voz quebrada por la emoción, respondió:

- Sí, sí, mil veces sí.

Jungkook deslizó el anillo en su dedo, y en cuanto lo hizo, Taehyung lo abrazó con fuerza, sintiendo su corazón latir al mismo ritmo que el de su ahora prometido. Su hijo aplaudió con entusiasmo antes de que ambos lo envolvieran en un abrazo familiar lleno de amor.

Esa noche, bajo el cielo estrellado, Taehyung y Jungkook sellaron su destino juntos, con la promesa de amarse cada día más, formando una familia inquebrantable.