抖阴社区

4 Piccolo fiore

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Tiembla, mierda, todo en ella parece una puta hoja de papel

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Tiembla, mierda, todo en ella parece una puta hoja de papel. Las lágrimas caen de sus ojos con tal rapidez pero no emite ni un solo sonido.

Contengo mis ganas de reírme en su cara. El cosquilleo me sube por las punta de los dedos.

Mierda, consolar niñas no es mi trabajo, eso lo hace Zeta, mi hermana.
Yo podría encenderme un cigarrillo ahora mismo, tiraría el humo sin más y lo apagaría luego en la bonita piel de sus brazos.

Es bonita, tal vez sirva. Quiero decir, debe servir, ella está aquí porque me debe.
No me interesa en que puesto la dejen, ella me pagará cada maldito billete de esos miles de millones.
Intento imaginarla con la ropa del burdel, el color rojo y negro, la poca tela cubriendo su cuerpo.

No, carajo, es difícil imaginar eso cuando la niña está tapada de pies a cabeza.

Seguí las reglas de Bianca, la mayor, aquí siempre se hace lo que ella dice, bueno, lo que nosotros decimos pero ella siempre controla absolutamente todo. Tiene una estúpida lista de reglas que seguir, si hubiera sido por mi, la maldita piccolo fiore se habría ido directo al prostíbulo.

Pero por alguna razón eso cambió, desde que, bueno, Bianca maneja todo.

Burdel, Bar o Pista. Tres opciones, y solo puedes quedarte con una.
Me sorprendió un poco, que la niña de mejillas regordetas y con la cara escupida de pecas pidiera el burdel.

—Desnúdate.

Le vi temblar las rodillas desde la tela de su larga falda hasta los tobillos.
Retrocede un paso y yo avanzo dos.

—¿D-Desnudarme?

—Necesito ver la mercancía, si tienes lo que a los demás le gusta, entonces no habrá problema en que abras las piernas.

Retrocede otro paso y yo no me gasto en avanzar.
Puedo el cigarrillo apagado en mis labios, me muero de ganas de encenderlo si no fuera porque las habitaciones, todo aquí dentro esta decorado con puro terciopelo.

Quitar el olor será una tortura y sin duda Bianca me matará.

—¿M-Mercancia?

—Niña, hay una fila de hombres detrás de esa puerta —Ladeo la cabeza en dirección a la salida.—Ellos decidirán si les gusta lo que ven, pero necesito comprobar que todo esté en orden.

—¿M-Me acostaré con ellos?

Casi quiero reírme en su cara.
No tiene ni puta idea de nada, esta vestida como una puta monja frente a mí y pretende que le tenga paciencia cuando llevo repitiendo todo lo que digo.

Es como si no me estuviera prestando atención.

—Lo que ganes, viene directo conmigo.—Informo y estoy a punto de darme la vuelta cuando un jadeo de su parte me hace detenerme en seco.

INMARCESIBLE IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora