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"𝐴𝑔𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑊𝑖𝑙𝑑𝑒"

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La primera vez que tuvo una misión fue en Los Ángeles donde debía infiltrarse y eliminar a un miembro importante dentro del cártel de distribución de armamento para apoderarse de todo ya que habían roto el acuerdo que tenían, como era una ciudad donde podías importar o traficar cualquier cosa escabullirse fue una tarea relativamente sencilla con un buen disfraz y una buena sonrisa, al principio solo debía obtener información, mezclarse y eliminar a su objetivo, fue cuando su vida cambió al entrar en ese centro nocturno y conoció a aquel hombre

Ese carismático y coqueto anfitrión que le dió una cálida bienvenida a su propio club, pero aunque solo estaba ahí por datos de una persona ella lo ignoró y terminó sentada en la barra tomando un poco de vodka mientras hablaba con el cantinero y al poco tiempo a ella se unió el dueño del lugar

– ¿Que quieres? – preguntó la mujer a la defensiva mientras él solo la miraba desde que se sentó a su lado

– Una cita contigo – dijo directamente soltando una pequeña carcajada cuando la vió escupir su bebida de golpe

– Claro que no – sentenció ella con el entrecejo fruncido limpiando su comisura

– Solo una – insistió el hombre

– Ya te dije que no – harta, la rubia estuvo a punto de sacar dinero para pagar la cuenta e irse pero lo que dijo después no lo pudo ignorar

– Supe que buscabas al señor Willbur Morgan, parece que al gobierno le divierte enviando topos aquí – sonrió el varón viendo como ella lentamente se giraba para fulminarlo con la mirada pero lejos de asustarlo lo hizo reír – pero te diré que no es un hombre fácil de contactar, por suerte para ti me debe algunos favores

– ¿Que es lo que quieres? – preguntó ella mirándolo con desconfianza

– ¿Que te parece un trato? – propuso el hombre tomando un poco de whisky – haré esto por ti y a cambio me prometes venir más seguido ¿Que dices?

La rubia arqueó una ceja al oírlo, desde que inició su entrenamiento aprendió que confiar en la palabra de los demás podría costarle muy caro, pero aquel hombre tenía un aire distinto, seguía indecisa pero aceptar haría que tuviera una deuda con ese tipo que a su parecer era irritable e infantil, viéndolo de otro modo podría terminar rápido con su misión y volver cuanto antes

– Bien....– accedió la mujer

– Ah, perdón no te escuché ¿Que dijiste? – preguntó el azabache con una sonrisa divertida