Donde Alex Quackity no puede evitar mirar a ese chico sin sentirse atraído. Sin saber que eso traería consecuencias.
O donde Roier siente curiosidad ante esa persona que tanto lo mira en los recreos.
-Spiderduck
- Actualizaciones lentas.
- posible...
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Unos días después de aquella llamada, Alex por fin había podido despejar su mente, obligandose a guardar sus preguntas y a ignorar todo para no arruinar el ambiente que había a su alrededor.
Se sentó en una de las bancas lejanas a la cancha. Tomando un respiro mientras cerraba los ojos, exhausto. Se recostó en contra del cemento frío que chocaba con su espalda.
– Pareces realmente cansado, creo que sería bueno que fueses a la cabaña y te recostaras.– La voz del rubio sonó justo a su lado. Alex alzó una ceja, sin abrir los ojos.
– Supongo que puedo hacer eso. Pero la cabaña está muy lejos de aquí, y no deseo caminar. – Hablo, con una pequeña sonrisa avergonzada.
El sol le daba justo en la cara, haciendo que sus ojos aún cerrados se fruncieran junto a sus cejas.
– Flojo. – murmuró el otro chico.
– No tienes derecho a llamarme así rubius. Después de dar la primera vuelta a la cancha te hiciste el "malito" y viniste a la banca. – murmuró, resoplando una risa burlona escuchando las pequeñas quejas que salían de los labios del otro.
– Si.. sobre eso- Ruben soltó una pequeña risa. No tenia ninguna excusa, era cierto.
– Quiero irme a dormir, ¿Me llevas a la cabaña? – Pregunto, con un pequeño tono de broma; realmente estaba bromeando, no tenía sueño, ni mucho menos quería que el rubio lo cargará.
– Bueno. –
– Aw, que tier- ¡Q-QUE!-
El chico de cabellos rubius levantó con facilidad al peli negro. Levantandolo de la banca y cargándolo como si de una pluma se tratará. Sorprendiendo a Alex, quien soltó un jadeo, no esperaba que Ruben fuera tan fuerte.
– ¡E-ERA BROMITA! ¡BAJAME! – Suplico Alex, con algo de nerviosismo en su habla. Ser cargado como si no fuera nada era definitivamente algo que no tenía en su lista de bingo de ese año.
– Nop. – Dijo el rubio, sonriendo con burla, viendo como el otro se aferraba bravamente a sus hombros. – Consideralo una pequeña venganza por llamarme Rubius. –
Alex rodo los ojos, aún con nervios y aferrándose de los hombros de Ruben como si su vida dependiera de el. –¡LE TENGO PANICO A NO TOCAR EL SUELO, BAJAME! – Pidió nuevamente, esta vez con algo de desesperación mezclada con nervios.
Ruben lo ignoro, caminando en dirección a las cabañas compartidas, mientras el peli negro soltaba pequeñas maldiciones, intentando bajarse.
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