?Un Deseo Prohibido? // Markson - Markjin - Markbeom

En cuanto Jinyoung abrió la puerta de la habitación que compartía con su amante, observó al emocionado trío en la gran cama. Parecían demasiado borrachos como para notar su presencia.

—Ustedes dos salgan y vayan a dormir. Quiero hablar con Mark.

Los maknaes se pusieron serios un poco, sorprendidos al verlo parado cerca de la cama. A Mark no le importó mirarlo. Dejaron sus celulares a un lado y se concentraron en él.

—¿Terminó la reunión? ¿Podemos irnos a casa ahora? —un curioso Yugyeom se levantó de la cama, casi perdiendo el equilibrio.

—No. Todavía hay mucho que discutir. Solo nos tomamos un descanso. Tengo que regresar y...

—Estás luchando por nosotros, ¿verdad? ¿Cómo un verdadero líder debe hacer? —preguntó Mark en tono burlón. Los maknaes se miraron con incomodidad y, aunque el nivel de alcohol en sus sistemas era bastante alto, lograron soportar el peso del otro, recoger sus teléfonos y salir fuera de la habitación.

—Los trajiste a beber a una habitación que compartes con un ex alcohólico ligeramente adicto a las drogas. —dijo Jinyoung, recogiendo las botellas de cerveza del suelo y le daba al estadounidense una mirada acusadora. —¿Tanto me odias?

—No siempre se trata de ti. Gyeom extrañaba su hogar. Bambam perdió el entusiasmo y Youngjae estaba siendo una perra. Jay quería que yo los cuidara, así que solo los estaba distrayendo un poco...

—Jae estaba tocando el piano abajo. ¿No pudiste encontrarle una distracción como esa? —Jinyoung dejó las botellas en la mesita de noche, puso ambas manos en sus caderas y le levantó una ceja.

—Es tu cumpleaños. No discutamos. —suplicó Mark, no muy arrepentido, y finalmente lo miró a los ojos.

—¡Oh, así que lo recuerdas! Cuando me desperté esta mañana, en esta cama, ¡ni siquiera estabas aquí para desearme un feliz cumpleaños! ¿Dónde estabas, Mark?

—No quieres saberlo. Tú mismo me lo dijiste. Me dejaste divertirme afuera, pero nunca debo hablar de los detalles. No podías soportar escucharlo. —el estadounidense, un poco borracho, se encogió de hombros y se sentó en la cama. —¿Eso cambió?

—Teníamos una regla. No pasas toda la noche afuera sin avisarme. ¿Olvidaste contestar tu teléfono? ¿Sabías lo preocupado que estaba? ¿Qué mierda tenía este de especial? —preguntó Jinyoung, cruzándose de brazos.

—No importa. Olvídalo. Ven aquí y déjame darte un beso de cumpleaños. He preparado algo para ti, Jinyoung. —Mark abrió los brazos para recibirlo, pero el cantante se quedó quieto.

—No, gracias. ¡No voy a tener sexo contigo así! Borracho y oliendo a tu aventura de ayer. —el coreano replicó. Mark exhaló y buscó algo debajo de su cama. Jinyoung frunció el ceño cuando Mark agarró su violín y lo colocó sobre su hombro. Su ira se disipó lentamente cuando el estadounidense le tocó Feliz Cumpleaños en el violín.

Jinyoung, hipnotizado, se sentó al borde de la cama y lo observó tocar. No fueron los hábiles dedos de Mark lo que le llamó la atención. No era una melodía difícil de tocar. Era sencilla y corta. Pero ese gesto estaba planeado. Mark nunca colocaba violines debajo de la cama. El estadounidense lo hizo para sorprenderlo. Y la sola visión de tener a Mark sonriéndole sólo a él mientras tocaba para él significaba muchísimo para el cantante.

—Oh, hay algo más. —Mark buscó algo debajo de la cama una vez más y esta vez tomó un libro y se lo entregó a un Jinyoung hechizado. —Es de Kim Hyesoon. Te vi leyendo sus poemas un par de veces. Se supone que te inspirarán cuando intentes componer música, ¿verdad? —el americano lo miró expectante. Jinyoung finalmente le devolvió la sonrisa.