Apuntare a lo mas alto

Otro día ha pasado, otro día en el que debo fingir una sonrisa, una felicidad completamente falsa frente a quienes de verdad se preocupan por mí. Suspiré con resignación y culpa mientras caminaba de regreso a ese lugar al que, a falta de una mejor palabra, llamaba "hogar".

El viento era frío y cortante, arrastrando consigo los restos de un día monótono. Mis pasos resonaban en la acera vacía hasta que algo atrajo mi atención: un cartel gastado pegado a una de las paredes de un callejón. Me detuve por un momento y observé las letras apenas legibles por el paso del tiempo.

"Hiroki Mori - Niño rubio de 14 años desaparecido."

Leí en voz baja, con total indiferencia. Una amarga sonrisa se dibujó en mis labios.

—¡Quién lo habría pensado! Ese "niño" se convirtió en un monstruo —murmuré antes de retomar mi camino.

La historia de Hiroki Mori se había convertido en un mito urbano. Se decía que, días después de haber dado una paliza monstruosa a un chico llamado Brent, desapareció sin dejar rastro. Lo irónico de todo esto es que ese Brent y su grupo eran conocidos por hostigar y maltratar a otros. La mayoría de la gente no creía en los rumores sobre Hiroki. Decían que era solo un niño débil, un llorón sin importancia. Pero entonces, todo cambió cuando se filtró un video.

[Flashback]

Corría por la calle, apurado, tratando de volver antes de que Rei y Ashe notaran mi ausencia. Si llegaban a descubrirlo, las represalias serían brutales.

—Mejor me apuro antes de que se den cuenta... —murmuré para mí mismo, acelerando el paso. Pero entonces, algo llamó mi atención.

Una multitud se había reunido frente a una pantalla grande en una tienda de electrónicos. Curioso, me acerqué a escuchar.

—¡Dios! ¿Cómo fue posible que le hiciera eso a ese chico? —exclamó una chica, llevándose las manos a la boca con horror.

—Eso es inhumano... —murmuró otro chico, con una expresión de miedo.

—Dicen que también atacó a una clase entera de karate —agregó otra chica, con el rostro pálido. —Incluso al profesor...

—Sí, ¡los llevó a todos al hospital! —intervinió un joven con terror en la voz. —Algunos dicen que hay grabaciones de las cámaras de seguridad...

—Y otros dicen que ya se filtraron —agregó otro, más nervioso.

Mi curiosidad pudo más que mi temor. No pertenecía a su institución, pero eso no me impidió preguntar. Un chico con aire compasivo me mostró las grabaciones en su teléfono. Apenas las vi, quedé paralizado.

[Dentro del video]

Hiroki Mori estaba rodeado por el grupo de Brent. Al principio, solo eran insultos y burlas. Pero entonces, Brent dijo algo que hizo que todo cambiara.

—Tu madre y tu hermana... —se mofó Brent, con una sonrisa torcida. —Ambas son mis putitas, pero tu será igual de inútil y débil al igual que tu pa...

Antes de que pudiera terminar la frase, Hiroki se movió. Con una rapidez y ferocidad que parecía inhumana, lanzó un puñetazo directo al rostro de Brent, haciéndolo tambalear. Luego, sin darle tiempo a reaccionar, golpeó a otro de sus compañeros en el estómago, haciéndolo doblarse de dolor.

Lo que siguió fue una masacre.

Los golpes no tenían piedad, no eran simples peleas de adolescentes. Hiroki golpeaba con una precisión brutal, dejando a cada uno en el suelo, gimiendo de dolor. Finalmente, solo quedaba Brent.