Rebecca Armstrong es la alumna ejemplar: amable, brillante y siempre con una sonrisa que ilumina cualquier lugar. Todos la admiran, los profesores la elogian y sus compa?eros la ven como el modelo perfecto a seguir. Pero detrás de esa fachada impeca...
Autismo de alto funcionamiento (Asperger):Las personas con este diagnóstico pueden tener un cociente intelectual normal o incluso alto, pero enfrentan desafíos en las interacciones sociales y pueden tener intereses muy específicos o inusuales.
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𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀𝐃𝐎𝐑𝐎𝐌𝐍𝐈𝐒𝐂𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄
Desde el punto de vista psicológico y neurocientífico, la atracción hacia una persona específica no es solo una cuestión de preferencia, sino un complejo proceso químico y emocional que altera nuestra percepción y enfoque.
Para Becky, el mundo entero podía estar presente en una habitación, pero su cerebro solo registraba a una persona: Freen. No era una decisión consciente; era un fenómeno que sucedía en lo más profundo de su mente, donde las emociones y la biología tejían un patrón inquebrantable.
Cuando Becky veía a Freen, su sistema límbico, la parte del cerebro encargada de procesar las emociones, se activaba intensamente. La amígdala, responsable de la reacción emocional, se encendía con una intensidad distinta a cuando miraba a cualquier otra persona. Era un reconocimiento inmediato, una conexión irracional que escapaba de la lógica.
La dopamina, el neurotransmisor del placer y la recompensa, inundaba su cerebro con una sensación de euforia, la misma que se experimenta con una victoria o una gratificación inesperada. Cada sonrisa, cada gesto, cada palabra de Freen reforzaba esa sensación, convirtiéndola en el centro de su atención.
A nivel de percepción, la corteza prefrontal ventromedial, la encargada de tomar decisiones emocionales, filtraba la información que recibía. Becky podía estar rodeada de otras personas, con múltiples voces dirigiéndose a ella, pero su cerebro hacía un ajuste inconsciente: su enfoque se reducía a Freen. La realidad externa perdía nitidez, los demás se convertían en una especie de ruido de fondo, irrelevante ante la presencia de quien su mente había decidido que era importante.
Este sesgo atencional es una manifestación del enamoramiento: cuando alguien nos atrae, nuestro cerebro prioriza los estímulos relacionados con esa persona. Es por esto que Becky no solo veía a Freen más que a cualquier otra, sino que la veía de una manera distinta.
Los pequeños detalles que para otros podían pasar desapercibidos, para ella eran significativos: la manera en que Freen fruncía los labios al estar concentrada, la forma en que inclinaba la cabeza cuando escuchaba algo interesante, incluso la cadencia de su risa.
Además, la oxitocina, conocida como la "hormona del apego", reforzaba su vínculo con Freen, incluso si ella misma no quería reconocerlo. Becky podía negar sus sentimientos, podía convencerse de que no era más que una admiración pasajera o una simple fijación... pero su cerebro ya había decidido.
Freen era el centro de su universo, aunque se negara a aceptarlo.
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