—¿Qué tal, preciosa? —me saluda Dimitri.
—Qué tal —le respondo.
Hoy... ¿con qué excusa iré a dirección? Puedo decir que quiero unirme al teatro... ¿sí, no?
Dimitri Volkov-
Dios, cómo me mata que me ignore. ¿Por qué siempre parece que salió de una revista de Playboy? A ver, concentración...
—Y... ¿qué harás este año? —la miro por un momento porque tengo que volver mi vista al frente.
—Estudiar —responde sin quitar su vista de la ventana.
—Te queda bien el uniforme.
¿¡QUÉ ACABO DE DECIR!?
—¿Es en serio? —voltea a verme—. Es el mismo que he usado todos los años.
Carajo, estoy tan nervioso, y ella no aparta su vista de mí. Puedo sentir su quemeimportismo con solo su mirada.
—Pues... se te ve bien —le doy una sonrisa de lado.
—Gracias —y vuelve su vista a la ventana.
Ufff... ¿qué me pasa? De igual forma, estamos a menos de tres minutos de llegar a la escuela. Me estaciono y ella agradece. Se baja y desaparece entre la multitud de alumnos que están ingresando. Lo único que queda es ese aroma... Las chicas por lo general suelen hasta dejar sus perfumes en mi auto cuando se van, pero ni uno huele al que ella usa. ¿Sería raro si me le acerco y le pregunto cuál es? ...yo creo que sí.
Alguien choca conmigo, sacándome de mis pensamientos.
—¡Ay, lo siento!— chilló una voz demasiado aguda para esa hora de la mañana.
Valeria Rodríguez.
Valeria Rodríguez. La líder de porristas. La que todo el mundo quiere, pero nadie confía del todo. Y si. Me la tiré. Fue una estupidez. Pero en ese momento... pensé que tenía sentido.
Creí que acostándome con ella, con su lengua venenosa y sus contactos absurdos, podía sacarle algo. Una pista, un mínimo indicio sobre Rory. Cualquier cosa. Me aferré a la esperanza de que Valeria supiera más de lo que decía. Que esa supuesta amistad que tenía con Rory me sirviera de algo.
Spoiler: no sirvió para una mierda.
Valeria era buena para dos cosas: hacer escándalo y crear ilusiones. Me dijo que Rory tenía un "crush secreto", que hablaba de mí, que no me soportaba, que soñaba conmigo... todo en la misma conversación. Nunca supe si quería ayudarme o enredarme. Aunque conociéndola, seguro lo segundo.
Después de eso, pensé que se calmaría, que se largaría. Pero no. Desde aquella noche, ella decidió que teníamos algo.
Y ahora, cada vez que me lanza esa sonrisa suya con ojos de "me perteneces", yo solo puedo pensar: no, princesa, solo me presté por error.
El problema es que Rory no sabe. Y si lo supiera... probablemente no le importaría. O eso me gusta pensar, para no caer más en este agujero.
Me sostuvo del brazo como si acabara de evitar su muerte segura. Exagerada como siempre. Su perfume dulce y empalagoso casi me hace toser.
—¿Estás bien? No te hice daño, ¿verdad? — preguntó con una sonrisa que parecía ensayada frente al espejo.
—Estoy bien —dije, secándome disimuladamente el brazo cuando soltó.
Valeria era... cómo decirlo. Una mezcla de brillo labial y puñaladas por la espalda. Decía ser amiga de Rory, pero la manera en que la miraba a veces... no, eso no era amistad. Era más bien rivalidad vestida de sonrisas falsas y abrazos fingidos.
—¿Ibas muy distraído, Dimitri? ¿Pensando en alguien? — dijo bajando la voz, con esa mirada que se cree coqueta.
—Pensando en todo y en nada —respondí, girando la cabeza como si buscara a alguien más interesante con quien hablar. Que sí, lo estaba haciendo.
Y la vi. Rory. Caminando como si el mundo no le importara un carajo. Recta, con esa forma de andar que hace que todo se quede en pausa por un segundo. Imperturbable. Lejos. Mía, pero no mía. Lo peor es que le da igual si la miran, si la adoran, si la odian. Y eso... eso me revienta por dentro.
—¿Tú crees que Rory ya eligió con quién se va a sentar este año? —preguntó Valeria, como quien no quiere la cosa pero queriéndolo todo.
La miré. ¿Y a ti qué carajos te importa?
—No sé —contesté, seco—. Pero si ya lo hizo, seguro no fue contigo.
Vi cómo sus ojos cambiaron por una milésima de segundo. Pero claro, se recompuso rápido.
—Ay, que rudo estás hoy, Volkov —dijo con una risita forzada, acomodándose el cabello—. Bueno, si la ves dile que la estoy buscando, que tenemos que hablar de lo de la semana pasada.
—Claro —mentí. No iba a decirle nada.
Ella se alejó como si estuviera en una pasarela. Siempre buscando brillar más que el resto, aunque tuviera que apagar las luces de los demás.
Suspiré. Si este año iba a ser tan complicado desde el primer día... entonces necesitaba una dosis de paciencia. O algo más fuerte.
Me metía a la escuela lo más rapido posible esta era mi oportunidad, el director seguía en la entrada haciendo de relaciones públicas con su mejor sonrisa de plástico. Ni se daría cuenta de que uno de sus peores estudiantes planeaba eliminar evidencia comprometedora de su brillante historial.
Lo que no esperaba era verla a ella.
Rory estaba ahí, agachada frente al archivador con una expresión tan concentrada que parecía a punto de descifrar la fórmula de la invisibilidad.
—No sabía que las genios académicas también se metían en problemas —dije desde el marco de la puerta, con una sonrisa ladeada.
Ella se giró de golpe, como si la hubieran atrapado robando la luna. Me fulminó con la mirada, pero no se movió del lugar.
—Y yo no sabía que los rompe-reglas profesionales necesitaban venir a dirección sin ser arrastrados por el uniforme de seguridad —me respondió con ese tono seco que, por alguna razón, me encantaba.
Me adentré en el despacho, cerrando la puerta tras de mí con suavidad. Me apoyé en el escritorio, cruzando los brazos.
—Tal vez estoy buscando inspiración —dije, dejándome caer en ese tono grave que solía desarmar a cualquiera—. Aunque admito que me intriga saber qué harías tú aquí, Rory. ¿Planeas hackear el sistema de calificaciones? ¿Destruir el archivo de los perfectos?
—Dudo que sea asunto tuyo —murmuró, sonando segura y mirandome fijamente con esa mirada de despreocupación.
Me acerqué un poco, inclinándome hacia ella.
—¿Qué pasa? ¿Que esconde la princesita de St. Valière Academy? —le susurré, bajito, apenas con un toque de burla.
Rory se giró, mirándome fijamente, pero no dijo nada. Entonces, pasos.
Ella me empujó hacia un rincón oscuro de la oficina y se agachó junto a mí. Sus ojos me decían "ni una palabra". Sonreí, divertido. Esto se pone interesante.

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Ты не смотришь (Tú no miras)
Random?l no la miró. Ella no lo sintió. Pero el fuego ya había comenzado. "Ты не смотришь" Tú no miras Un enemies to lovers frío, elegante y letal. En St. Valière Academy, todo es apariencia: apellidos impecables, secretos disfrazados de sonrisas y herenc...
Cap 1¨Ultimo día de clases¨
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