抖阴社区

Un sentir extra?o.

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La playa estaba tranquila esa tarde, con apenas unas cuantas familias desperdigadas bajo sombrillas de colores y el murmullo de las olas marcando el ritmo del día, Hoseok reía felizmente mientras Yoongi lo observaba con cariño.

—El mar va a devolverte, con todo lo que gritas —le gritó Yoongi desde la toalla, con una botella de agua en la mano y las gafas puestas.

—¡Te escuché!

—¡Espero que lo haya hecho también la fauna marina y escape antes de que cantes!

Hoseok le sacó la lengua y se metió al agua de un salto, salpicando a un grupo de gaviotas desprevenidas.

Yoongi lo observó con una sonrisa blanda.
Lo miró nadar. Reír. Dejarse llevar por las olas con una libertad que pocos tenían.

Y por un momento, fue feliz solo con eso.

Hasta que alguien lo tapó del sol.

—Hola... ¿Eres Min Yoongi?

Parpadeó. Una chica estaba de pie frente a él. Bonita. Seguridad en la postura. Un vestido blanco. Sonrisa coqueta.

—Eh... sí.

—Soy Jiwon. Vamos al mismo colegio. Solo quería decirte que... te ves muy bien. Y, bueno... por si alguna vez quieres salir o algo... —sacó una servilletita doblada con números escritos con tinta rosa—. Este es mi número.

Yoongi abrió la boca. Cerró la boca. No alcanzó a decir ni gracias.

Porque Hoseok estaba ya de vuelta.

Empapado, el pelo goteando sobre su frente, las mejillas rojas del sol y una gran sonrisa.

—Oh, ¿tienes fans ahora? —dijo, con la voz entre dulce y sarcástica.

—H-Hobi...

—Qué bonito gesto —añadió, tomando la servilleta y leyéndola por encima—. Linda letra, por cierto.

La chica sonrió, sin notar el ambiente denso.

—Gracias. Yoongi... llámame, ¿sí?

—Claro —respondió Yoongi, con una incomodidad que se podía cortar con cuchillo.

Cuando ella se fue, Hoseok lo miró fijo, cruzado de brazos, el sol brillando sobre sus hombros.

—Bueno —dijo con una sonrisa fingidamente amable—. Creo que los vas a necesitar más que yo.

Y de su mochila sacó la cajita de condones que su mamá le había dado semanas atrás.

Se la puso en las manos a Yoongi, como quien entrega un paquete de regalo.

—¡Que tengas una cita muy segura, Min! ¡Ya sabes, protección ante todo!

Yoongi se puso rojo hasta las orejas.

—¡No voy a usar esto con ella!

—¡No me digas! Pero si te dieron el número, el siguiente paso es tener un auto, un cachorro y una cena romántica, ¿no?

—¡¿Estás celoso?! — Claro que eso emocionó

—¡No! — soltó entre risas — solo precavido.

—¿Entonces por qué me das esto?

—Porque me entrenaron para ser responsable.

—¡Eres un diablillo!

—¡Y tú un tonto que no sabe aprovechar una oportunidad!

Y se echaron a reír. Juntos. Sin contenerse.

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