𝐃𝐢𝐚𝐧𝐚
El reloj no avanzaba. Cada tic-tac se hacía eterno, un martillo golpeando en mi pecho. La oscuridad de mi habitación me envolvía como un sudario, pero no había descanso. No había paz. Solo un frío helado que me carcomía por dentro.
Sentada en el suelo, con la espalda contra la pared, apreté las rodillas contra mi pecho mientras mi respiración se hacía corta y errática. El sudor frío recorría mi cuello y sentía que cada latido explotaba en mis oídos. Podía oír hasta el más mínimo susurro, cada crujido del viejo edificio resonaba con fuerza descomunal. El silencio se había vuelto insoportable.
Mi teléfono, apagado sobre la mesa, vibró. No me atreví a mirarlo. Temía que fuera él, que ese número desconocido volviera a recordarme que estaba atrapada en su juego. Quería cerrar los ojos y hacer que todo desapareciera, pero sabía que no podía.
No podía escapar.
No esta vez.
De repente, un sonido sordo, un roce en la pared. Algo invisible, intangible, que me hacía temblar de pies a cabeza. Me giré despacio. Nada. Solo la sombra que la luz de la luna dibujaba contra la pared. Pero sentí que había algo más. Algo acechando. Esperando.
Un escalofrío recorrió mi columna vertebral y me obligó a moverme, a caminar hacia la puerta. La abrí lentamente, apenas un centímetro, y asomé la cabeza al pasillo. No había nadie. Solo la penumbra, con el eco de mis pasos resonando a lo lejos.
Volví a entrar, pero antes de cerrar la puerta, escuché un suspiro. Casi imperceptible, como un aliento frío contra mi nuca.
Di un salto y cerré la puerta con fuerza, asegurando el seguro. Mi corazón latía tan fuerte que parecía querer salir de mi pecho.
Me senté en el borde de la cama, temblando. La computadora se encendió sola. La pantalla iluminó mi cara pálida con un brillo fantasmagórico.
Un mensaje parpadeó en el monitor:
—“La Purga comienza en una hora. Prepárate, Diana.”—
Un frío mortal me atravesó. Sentí que mis manos se volvían hielo y que la sangre se me helaba en las venas.
Intenté apagar la pantalla, pero no respondía. El teclado y el ratón estaban bloqueados.
Entonces, la pantalla cambió. Una cámara enfocó la entrada de mi casa, desde el porche. La puerta principal apareció en el centro de la imagen.
Vi una figura oscura, inmóvil, como una estatua.
No necesitaba ver el rostro para saber quién era.La respiración se me cortó y el sudor empezó a correr por mi frente.
El teléfono vibró frenéticamente. Me arrojé hacia él y contesté sin pensar.
—¿Quién eres? —mi voz temblaba, pero quería oír la verdad.
Una voz grave y suave respondió.
—“Soy la única persona que te conoce realmente, Diana. No intentes escapar. Esta noche me pertenecerás.”—
Colgué con un sollozo ahogado.
Golpes fuertes retumbaron en la puerta. Uno. Dos. Tres. Cada uno sacudía el aire como una amenaza.
Me encogí en un rincón, con la mirada clavada en la puerta.
Sabía que si abría, todo se terminaría.
Pero si no lo hacía…
No sabía qué pasaría.Las sirenas comenzaron a sonar a lo lejos. Ese sonido infernal que anunciaba el inicio de la Purga.
Un olor a humo y a metal caliente se coló por la ventana. Mi piel se erizó.
Las sombras afuera comenzaron a moverse. Gritos lejanos, gritos cercanos.
No había escapatoria.
No había refugio.
Solo quedaba esperar.
Esperar el golpe que cambiaría mi vida para siempre

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Mystery / Thriller[?????] ??Dark Romance?? ??Mafia?? ??辞产蝉别蝉颈ó苍 y la purga??