El reloj marcaba las tres y media cuando Seungcheol alzó la vista de la carpeta en su escritorio y encontró a Chan sentado al otro lado.
La escena no tenía nada de extraordinario —un niño aburrido en una oficina demasiado seria para su edad— pero algo en el silencio de Chan se sentía más pesado de lo normal. Jugaba con un bolígrafo, lo hacía girar entre los dedos sin interés real. De vez en cuando hojeaba papeles del escritorio, solo para volver a suspirar.
Su celular estaba guardado en el cajón derecho del escritorio de su padre. Seungcheol lo había confiscado al entrar, como parte de su castigo.
Seungcheol exhaló, cerró la carpeta que estaba leyendo y se recostó en su silla. Lo observó unos segundos, notando como su hijo se veía tan diferente al niño entusiasta y alegre que siempre solía ser.
—Chan —llamó en voz baja.
Su hijo lo miró sin levantar del todo la cabeza.
—¿Sí?
—Ven aquí.
Chan se levantó con desgano y rodeó el escritorio. Seungcheol lo hizo sentar a su lado, en la silla contigua. Hubo un momento de silencio.
—Lo que hiciste hoy... estuvo mal, hijo. No puedes reaccionar así —su voz era firme, pero no dura—. Yo sé que estás enojado. Que hay muchas cosas que no entiendes del todo aún. Pero pegarle a otro niño no es la forma de desahogarte.
Chan bajó la mirada, jugueteando con el borde de su camiseta.
—Él me molestó primero —murmuró.
—Lo sé —asintió Seungcheol—. Pero tú sabes que no se responde con golpes. Hay otras formas de manejar lo que sientes, y tú eres mucho más inteligente que eso.
El silencio volvió a caer entre ellos por unos segundos.
—Sé que estás frustrado —continuó el adulto, con la mirada fija en su hijo—. Y quiero pedirte perdón. Por pelear con tu papá Han de nuevo. Por hacerte pasar por eso otra vez. No fue justo para ti.
Chan parpadeó lentamente y se encogió de hombros.
—Siempre dicen que van a llevarse bien —murmuró—. Y luego se gritan o se enojan otra vez. Me cansa.
Las palabras del menor fueron un golpe directo. Seungcheol sintió un nudo en el pecho.
—Lo sé —susurró—. Y no tienes idea de cuánto lo lamento.
El niño lo miró por fin, con los ojos más brillantes de lo normal. No iba a llorar, pero se notaba que le dolía. No la suspensión. No el castigo. Todo lo demás.
—Solo quiero que estemos bien... Otra vez —dijo, con un hilo de voz.
¿Era posible volver a estar bien? ¿Aún con todos los sentimientos no superados? ¿Todo lo que alguna vez fueron? Ahora, Seungcheol ya no sabía si eso sería posible.
Le revolvió el cabello con ternura, como hacía desde que era pequeño.
—Vamos a intentarlo. Todos —prometió.
Chan lo miró por unos segundos. No sonrió, pero su expresión se suavizó un poco.
—¿De verdad?
Aún si todo no pudiera volver a ser como antes, aún si Chan tuviera siempre que estar una semana en casa de Jeonghan y otra en la suya, aún así, Seungcheol encontraría la forma; porque su hijo se merecía todo lo bueno que ambos pudieran darle, aunque nunca fuera a ser lo que él conocía y amaba.
—De verdad —respondió Seungcheol, con una media sonrisa—. Puede que tardemos un poco, pero vamos a encontrar una forma de estar bien. Lo prometo.

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| ??????? of ?? ? Jeong????? |
Fanfiction? ???????? .? ? Cuando una relación que parecía perfecta se desmorona, Seungcheol y Jeonghan se enfrentan a un final que ninguno de los dos estaba preparado para aceptar. Entre peleas, silencios y recuerdos de lo que fueron, su amor pare...