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La mañana siguiente
El sol se filtraba suavemente por las cortinas, bañando la habitación en un tono dorado tenue. Jungkook despertó primero, aún abrazado a Taehyung, con una de sus piernas entrelazada a la suya, y su nariz rozando el cuello tibio del otro. Lo miró dormir por unos segundos, con el corazón latiendo lento, como si el mundo fuera seguro sólo en ese instante.
—Tae… —susurró, acariciándole la cintura con la yema de los dedos—. Amor, ya es hora.
Taehyung murmuró algo entre sueños, pero no se movió.
—Vamos, que hoy tenemos cita con una casita bonita —insistió Jungkook, besándole la mejilla.
Eso lo hizo reír suavemente, aún con los ojos cerrados.
—Solo si me haces café.
—Y pan dulce —añadió Jungkook, incorporándose y cubriéndolo con las sábanas otra vez—. Quédate cinco minutos más… lo haré todo.
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Después de dejar a los niños en la escuela, y de compartir un desayuno tranquilo en una pequeña cafetería escondida entre las calles del centro, se subieron al coche con un par de direcciones que el agente inmobiliario les había enviado.
—¿Estás seguro de esto? —preguntó Taehyung, mirando por la ventana, en voz baja.
—¿De qué? —dijo Jungkook, girando hacia él en un semáforo.
—De empezar otra vez… así.
Jungkook no tardó en responder:
—Estoy seguro de ti.
Taehyung se quedó en silencio, mordiendo su labio inferior, sin evitar que una sonrisa minúscula se le escapara.
La primera casa que visitaron era amplia, con grandes ventanales y un jardín descuidado pero lleno de potencial. Tenía una pérgola que pedía a gritos desayunos familiares y muchas flores, y un cuarto extra que Jungkook no tardó en sugerir como estudio para Taehyung.
—Aquí podrías pintar… o volver a escribir. Lo que tú quieras.
—Y tú podrías trabajar desde la terraza si quieres.
—O salir a gritarles a los vecinos con bata y pantuflas.
Taehyung rió, por primera vez en mucho tiempo, de verdad.
La segunda opción era más pequeña, pero acogedora. Con paredes de ladrillo y una cocina que olía a hogar incluso estando vacía. Jungkook lo vio apoyarse en el marco de una ventana y lo abrazó por detrás, como aquella noche en la cocina, apoyando el mentón en su hombro.
—¿Te imaginas a Sanha corriendo por aquí? —susurró.
—Y a Moka metiendo galletas al horno sin permiso…
—Y a ti, preparándome café en esta cocina.
Taehyung giró el rostro apenas, y sus ojos se encontraron.
No necesitaban decirlo. Ambos estaban imaginándolo. Ambos lo querían.
Jungkook apretó un poco más su abrazo y murmuró:
—Quiero que sea nuestra. Nuestra historia, nuestra casa, nuestra familia. No perfecta… pero real.
Taehyung respiró hondo, mirándolo con el pecho lleno.

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Short Story. ???????????? ? ???????????? ?? ?? ? Taehyung y Jungkook alguna vez lo tuvieron todo: amor, hijos, un hogar... hasta que dejaron de mirarse como antes y el dolor llenó los silencios. A punto de divorciarse, J...