抖阴社区

?????????

32 9 34
                                        

Treinta y uno de octubre, 2009
Corea del Sur; Seúl

Era viernes, y el sol caía como una tela cálida sobre los tejados del colegio, pintándolo todo con ese naranja dorado que hace que el día parezca más blando. La mayoría de los estudiantes salían por la entrada principal, medio arrastrándose, con las mochilas colgando de un hombro y los párpados tan bajos como la energía. Algunos se quejaban de Halloween, de las decoraciones, de que ya no querían saber nada más. Pero otros se quedaban. Porque esa tarde era distinta.

No solo porque Halloween caía justo en viernes, sino porque era uno de esos pocos eventos que de verdad lograban juntar a todas las clases del colegio. Una excusa perfecta para quedarse un rato más. Para ver. Para dejarse ver. El consejo estudiantil había hecho malabares con permisos, luces, tiempos y listas de presentaciones pegadas con cinta en las puertas del gimnasio. Y todo se estaba dando.

Rin había pasado toda la mañana corriendo. Literalmente. De un lado al otro, con cinta adhesiva en los dedos, unas telarañas de mentira colgando del antebrazo, y sobretodo una lista de tareas marcada con rojo que parecía no terminar nunca. Ayudó a pegar guirnaldas, a alinear luces que no funcionaban bien, a subir y bajar del escenario tantas veces que había perdido la cuenta. Así era como el gimnasio iba tomando forma. No era nada lujoso, pero tenía lo justo para tal fecha oscura: sombras largas, luces cálidas y decoraciones que no parecían sacadas de una casa embrujada, sino más bien de una película nostálgica, pero dentro de todo cumplía a simple vista con lo que pretendía.

Habían calabazas de cartón iluminadas por dentro, un cielo nocturno falso cubriendo parte del techo con tela negra, y carteles pintados a mano con frases de películas o letras de canciones del momento. Rin chequeó cada detalle, cada esquina, hasta lo más mínimo. Pero igual, cuando empezaron a llegar los primeros profesores, algunos padres, más alumnos disfrazados, sintió el estómago retorcerse.

La última vez que había visto a Yeonjun había sido esa mañana. Él la pasó a buscar en bici, como venía haciendo hacía algunas semanas. Ella iba sentada en la parte de atrás, agarrada con una mano al asiento y con la otra sosteniendo una bolsa llena de decoraciones que era su parte a llevar para la decoración del lugar.

────¿Estás nerviosa?────le preguntó él, sin mirarla, mientras el viento les agitaba el pelo.

────Solo un poco────respondió entonces, bajito.

Mentira. Porque ahora, que estaba metida entre el bullicio del gimnasio, con alguien gritándole que le alcanzara más cinta, la verdad se le sentía como una piedra caliente en el pecho.

Estaba nerviosa. En serio.

Las manos le temblaban. El estómago lo tenía encogido. Pero no era solo por la presentación, ni por si algo salía mal con la guitarra o la voz. Era por otra cosa. Por esa sensación de ser mirada. De equivocarse delante de todos. De cruzarse con Beomgyu entre el público. Y que él la mirara con esa expresión suya tan tranquila... pero que siempre dolía.

Mientras colgaba una tela sobre el borde del escenario, Rin se detuvo un segundo para mirar. El gimnasio estaba cada vez más lleno. Bancos ocupados. Profesores hablando en voz baja. Adolescentes con maquillaje y disfraces improvisados. Todo iluminado con esa luz tenue que te hacía sentir que estabas a punto de hacer algo importante.

────¡Rin, el telón se está cayendo del otro lado!────le gritó alguien.

Y volvió a correr.

No paró hasta último momento. Sin mensajes, sin celulares. Solo gritos, papelitos pegados y esa adrenalina encima al pensar que no llegaría con lo que tenía que hacer. Cuando miró la hora, supo que tenía que ir a cambiarse. Ya.

???? ?? ???? ? txt, choi yeonjun ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora