Me encierro en mi cuarto y miles de pensamientos llegan a mi mente.
En cualquier parte que miro hay un rastro de Lauren.
En mi escritorio.
— Creo que es hora de tomar un descanso, Lo — Le pido recordándome en el suelo. Las horas sentada comenzaban a hacer su efecto en mi espalda ya que habíamos pasado toda la tarde tratando de terminar un trabajo que decidimos dejar para última hora.
— Camila, tenemos que terminarlo hoy, te dije que no era buena idea posponerlo tanto — Respondió, había dejado de escribir y se había volteado con la silla para mirarme — Así que levanta tu perezoso trasero del suelo y ven a ayudarme, todavía falta la mitad.
Como no tenía ganas de discutir le hice caso y la seguí ayudando. Pensé que éramos un buen equipo, por eso siempre que podíamos hacíamos los proyectos juntas.
Mientras le dictaba lo más importante de nuestro tema la veía escribir en su laptop, la forma en que se lamía los labios por ratos, cómo se concentraba en lo que hacía, cómo se fruncía su ceño cuando le dictaba muy rápido. Creo que sintió que la estaba observando y me volteó a ver. Yo le sonreí y ella me igualó.
— ¿ Te gusta lo que ves? — Me preguntó mientras se mordía el labio inferior. ¿ Acaso no ve el efecto que eso causa en mi?
— Me encanta lo que veo — respondí sin pensar, aunque me golpeé la frente mentalmente por la estupidez que dije a los pocos segundos. Creo que me sonroje.
— Me alegra saberlo, porque es todo tuyo — Dijo para después guiñarme. Juro que en ese momento morí. Claro, no se lo dije porque sería incómodo, pero no volví a decirle nada más que no fuera parte del trabajo.
Terminamos demasiado tarde, cerca de las 12 de la noche, ni me preocupe por cómo se iría, pues habíamos quedado con nuestros padres que ella dormiría en mi casa.
Terminamos de levantar las cosas que habíamos usado y yo iba a entrar al baño para cambiar mi ropa cuando sentí las manos de Lauren rodear mi cintura y pegarme a su cuerpo.
— Me gustas mucho, Camz — Susurró en mi oído — Me gustas desde que tenemos once años...— sentía su aliento chocar contra mi nuca. En ese momento teníamos quince años, y no era secreto para mí que le gustaba a Lauren Jauregui.
— Igual me gustas desde hace mucho, Lauren — Le respondí girando sobre mis talones para estar de frente a ella y así poder ver sus hermosos ojos verdes.
— Ya que nos estamos confesando... — susurró como si estuviera a punto de contarme un secreto — cuando te conocí, mi heterosexualidad se fue a la mierda — reí ante eso, pues nos habíamos conocido poco después de su séptimo cumpleaños.
— No seas mentirosa — Hablé tocando su nariz con mi dedo índice, causando que ella arrugue su nariz — Seguro cuando naciste el doctor te envolvió en la bandera gay — Bromeé y ambas comenzamos a reír.
— Podría besarte — Susurró después de unos minutos, sonaba más como una afirmación que como una pregunta. Comenzó a trazar mi labio inferior con su dedo pulgar.
— ¿Por qué no lo haces entonces? — Pregunté poniendo mis manos en su cadera para juntar aún más nuestros cuerpos.
— ¿Quieres que lo haga tanto como yo quiero hacerlo? — podía sentirla apretando su agarre en mi cintura pero no podía responderle, simplemente las palabras no salían de mi boca, sólo asentí.
