You're Not Alone (Shadow FreddyxSpringtrap)

III

Cuanto más pasaba el tiempo, más difícil era para Springtrap mantener la calma. Nuevamente, todo era silencioso, casi doloroso.

Sí, todo había vuelto a ser como antes, pero Springtrap no quería verlo de esa forma. Realmente no podía soportar esa exagerada tranquilidad que antes creía hacerle falta.

Todo era... como la primera vez, cuando fue encerrado en este lugar. Los primeros días habían sido un verdadero infierno; sólo lloraba sin consuelo en el mismo rincón de siempre, abrazando sus rodillas. Solo, con el mero deseo de ser libre una vez más.

Pero a medida que el tiempo pasaba, y su estado se deterioraba, aquellas esperanzas se habían esfumado. Porque la persona que tanto había estado esperando... simplemente no regresó.

Ya siquiera la recordaba.

Pero por alguna extraña razón, él sólo sabía que debía esperar un poco más, y entonces esa persona lo sacaría de ese lugar... que prácticamente consideraba su hogar.

A veces no podía evitar asustarse si llegase a salir, pues estaba acostumbrado a aquella habitación oscura y todo lo que conocía estaba ahí, sin ser capaz de recordar con claridad el exterior. Lo nuevo y desconocido siempre da miedo.

—Tengo frío... —el conejo se abrazó a sí mismo en un intento de darse algo de calor.

Ya se habían acabado las velas, pero de vez en cuando Springtrap encendía un fósforo, aunque daba la sensación de que la pequeña llama de éste se consumía el poco oxígeno de la habitación.

Al menos había logrado terminar de leer aquél libro. Había sido su única distracción por...

Bueno, el conejo apostaba que fueron muchos días, o tal vez no. ¿Cómo saberlo? Para él cada minuto era demasiado largo.

Odiaba sentirse así, era deprimente. La soledad nunca le había afectado de tal forma.

—Estúpido, estúpido... ¡Maldito estúpido! —gritaba el destruído. Pero aquellas palabras no iban dirigidas a ningún otro que a sí mismo—. ¡¿Qué pasa conmigo?! ¡Demonios!

La frustración y confusión lo embargó, desesperándolo aún más. Se suponía que no había quién que lo conociera más que su propio ser, entonces, ¿por qué todas esas molestas emociones eran, para él, desconocidas?

—Siempre estuve solo, no debería de ser un problema para mí... —decía a sí mismo, a fin de tranquilizarse—. No... eso era antes... ya no es lo mismo...

Transcurrieron tres días más, tan lentos que Springtrap sentía que un simple minuto ya era eterno. Los fósforos se habían acabado, por lo que ya no tenía nada que iluminara su entorno. Por alguna razón, la oscuridad le aterraba todavía más que antes.

—No... no necesito a nadie—murmuró—. Claro que no...

¿Por qué molestarse por una mera compañía? Al fin y al cabo, siempre terminaba solo.

Sin embargo, él creía estar acostumbrado, pero no era así. ¿A quién quería engañar? Ya no podía soportarlo.

—Lo siento... —dijo en un susurro, casi inaudible. Frunció el ceño y se mordió el labio. No había nadie con él, pero de alguna forma descargaría toda su frustración—. ¡Ya sé que soy un idiota! ¿Bien? ¡Y también sé que nadie me está escuchando ahora mismo, pero no me importa! Si todo este tiempo he estado solo... ¡Entonces puedo soportarlo, me da lo mismo! ¡S-sí...!