MAXINE ━━ code lyoko

o. part two

—¿Zambullida? No llevo traje de baño —habló Yumi, confundida.

—Tranquila, no lo necesitas —dijo Odd.

Justo llegaron a los escaners; Ulrich, Odd y Max se montaron en uno diferente, esperando que Yumi se monte en el único que quedaba. Solo habían cuatro escaners.

El escáner de Max se cerró y sintió todo lo que sintió el día anterior, aunque esta vez tampoco se atrevió a abrir los ojos en el proceso. Aterrizaron en el sector del hielo, pero esta vez no cayeron de culo al saber como aterrizar esta vez. Justo cayó Yumi y Max quedó impresionada con su atuendo; iba de geisha.

—Vaya... ese traje japonés te queda genial —dijo Odd reprochando.

Yumi se miró impresionada, a la vez que a los demás y a su alrededor, aunque la verdad era que Max también lo hizo, aún no estaba acostumbrada a todo eso.

—Soy el único que parece un payaso en Lyoko —Odd se cruzó de brazos.

—No es para tanto, te ves bien —soltó Max.

—¿Acabas de decirme un piropo? —se impresionó.

—No, no lo era.

—Oh, sí lo era.

—¡Que no!

—Que sí.

Max puso los ojos en blanco y bufó.

—Cuando hayáis acabado de discutir podréis ir a por Maya, no sé —oyeron a Jeremy en sus oídos, como si tuvieran un pinganillo.

—Esto es raro... —comentó Yumi.

—Tranquila, ya te acostumbrarás —le dijo Ulrich.

Empezaron a correr por el hielo, y la verdad era que para Max era mucho más fácil correr en Lyoko que en la vida real, todo era más liviano y su cuerpo más ligero. Entonces se pararon al ver a Maya siendo atacada por los cuadrados, pero enseguida, Ulrich mató a uno con su katana.
Iban a disparar a Maya, pero Max paró el láser con su espada.

—Hola, ¿tú eres Maya? Yo soy Odd, admito que eres una monada, Jeremy tiene buen gusto.

Maya daba pasos hacia atrás, algo espantada.

—¿Enserio te pones a ligar ahora? —le regañó Max, intentando disparar a un monstruo.

—¿Celosa? —le preguntó Odd.

—¡La estás asustando! —exclamó Max.

—No es momento de hablar, chicos —apareció Ulrich, evitando láseres.

—¡Es verdad!

Max se puso delante de Maya para protegerla mientras adquiría puntería para disparar.

—Yo no tengo arma... —dijo Yumi, y de su espalda salieron dos pares de abanicos—. ¿Abanicos?

—Prueba a lanzarlos, quién sabe —habló Odd.

Yumi lanzó los dos abanicos, matando a los dos últimos monstruos que quedaban.

—¡Me lo quedo! —dijo Yumi guardándolos.

Se dieron prisa y fueron hacia la torre roja corriendo, pero pararon al ver una especie de cangrejos aparecer de la nada.

—¿Alguien tiene salsa? —habló Odd.

Los cinco se separaron, escondiéndose detrás de bloques de hielo viendo que eran demasiados.

—¿Jeremy? —habló Max, pero no obtuvo respuesta.

—Tengo que ir ya a la torre... —dijo Maya.

—Bien, necesitamos un plan —empezó a hablar Max, pero ninguno la escuchó y salieron de los bloques a toda prisa—. ¡Venga ya!