_R K 8 0 0_ ?Connor y tú?

10 de Noviembre 2038, 16:17:05

Estábamos en una iglesia abandonada, llevábamos casi un día entero fuera de la ciudad. Todos los androides, todo Jericho, no se habían dado cuenta de que yo era una humana entre todos ellos. Connor y yo estábamos sentados alejados de los demás.

Estoy segura de que Perkins sigue intentando localizarlos. Sus caras reflejaban miedo, tristeza, dolor... Todos ellos estaban desorientados frente al ataque. Me sorprende lo mucho que se parecen a nosotros... ¿Pero qué les estamos haciendo?

— ¿Qué tal estás? — Connor me pasa una mano por la espalda. Sacándome de mis pensamientos.

— Bien, tengo un poco de hambre y frío. Pero estoy bien. — Froto mis manos.

Él las mira y pone sus manos sobre las mías, intentando calentarlas. Le sonrío agradecida.

— Por aquí no hay nada de comer, lo siento. — Se encoge de hombros. Niego con la cabeza

— No pasa nada. Gracias. — Le miro. Desde que escapamos del barco, Connor estaba tratándome de una forma diferente, bastante pendiente de mí durante toda la noche de ayer y el día de hoy. Tenía que preguntárselo. — ¿Eres uno de ellos, verdad? Un divergente.

Connor me mira serio, luego al suelo y de nuevo a mí. Sonríe un poco.

— Sí. — Suelta mis manos para cederme su chaqueta y ponerla sobre mí. — ¿Mejor?

— Mucho mejor. — Me acerco a él, apoyando mi cabeza en su hombro. De no ser por él, yo no estaría aquí. — ¿Cómo es que te has dado cuenta que eras un divergente?

— Cuando llegué a Jericho y encontré a Markus... Estuve a punto de dispararle. Pero él me dijo que yo solo estaba siendo utilizado, que seguía órdenes de los humanos... Me ofreció unirme a ellos para luchar por lo que somos en realidad. Entonces me di cuenta de que algo estaba haciendo mal, fue algo raro... Como si luchase contra una pantalla dentro de mi programa que no me permitía escapar. Luché y luché, hasta que quedé libre... Supe entonces que ese era el paso para convertirme en un divergente. — Me separo de su hombro para mirarle. Connor tenía la mirada perdida. — Pero ya era demasiado tarde para ayudarles, Perkins estaba atacando Jericho.

Sus palabras eran duras consigo mismo. Ahora era yo quien tenía mi mano en su espalda, tratando de calmarle.

— No fue tu culpa, Connor. — Le sonrío de manera leve para tranquilizarle.

Markus se acerca a nosotros. Connor se levanta de mi lado para hablar con él.

— Es culpa mía, los humanos pudieron localizar Jericho... — Le oigo hablar. — Fui estúpido... Debí sospechar que me utilizaban. — Avanza hacia él. — Lo siento, Markus. Entenderé que dejes de confiar en mí.

— Ya eres uno de nosotros. Tú sitio está con los tuyos. — Le responde de manera seria.

Antes de marcharse, Connor le vuelve a llamar la atención.

— Hay miles de androides en la planta de montaje de CyberLife. Si los despertamos, tal vez se nos unan y equilibren la balanza...

— ¿Quieres infiltrarte en la torre CyberLife? — Markus de nuevo se acerca a él. Le parece una idea nefasta. — Connor... Es un suicidio.