抖阴社区

#8

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—¿No te entra en la cabeza que no hay nada que podamos hacer? —me irrité un poco.

—¿¡Y a ti no te entra que no quiero que mueras!? —Me acorraló contra la estantería. Me puse nerviosa y me ruboricé.

—Entiende que estás perdiendo el tiempo. —Puse mis manos sobre sus brazos para obligarle a bajarlos, pero no lo conseguí.

Agachó la cabeza un instante y, cuando volvió a levantarla, me miró a los ojos. Sonrió sombríamente.

—Qué asco da el amor, ¿no crees? —Apartó la mirada un momento y luego la recuperó. —No te deja pensar con claridad —en su voz había una mezcla de emociones. "¿Por qué me hablas de eso?".

—Pero también tiene cosas buenas —dije. Quité mis manos de sus brazos lentamente.

—Ah, ¿sí? ¿Cómo qué? A mí solo me está destrozando.

— No... no lo sé. —Me estaba poniendo muy nerviosa. —¿Quién te gusta, Ray? —tenía que soltarlo, no lo pude evitar.

Se apartó de mí bruscamente y se puso derecho.

—Si no me lo quieres decir, no pasa nada —quizá le había molestado mi curiosidad.

Miró al suelo, tragó saliva y me sonrió.

—¿Todavía no te has dado cuenta? —acabó con una risa tímida.

No me dio tiempo a reaccionar cuando volvió a acorralarme entre sus brazos, pero esta vez se puso más cerca.

—Me gustas tú, ____ —me susurró al oído. —Y el hecho de que te envíen me rompe en mil pedazos. Por eso quiero salvarte. Quiero que te quedes conmigo.

Mi espalda se resbaló contra la estantería poco a poco y me llevó hasta el suelo, para hacerme quedar sentada. Ray también se agachó.

¿Cómo podía responder yo a eso? ¿Me tenía que declarar también? "En dos días te vas. Házselo saber", me animé a mí misma.

—La verdad es que tú... también me gustas —dije.

Aquello pareció lo que estaba esperando antes de lanzarse contra mí con ganas.

Comenzó a besarme el cuello delicadamente. El contacto de sus labios cálidos me parecía reconfortante cada vez que tocaba mi piel. Con la mano izquierda jugueteaba con mi pelo, mientras que mantenía la derecha sobre mi mano.

Yo también tenía ganas de él, así que no me quedé quieta. Liberé la mano que él atrapó bajo la suya y le desabroché varios botones de la camisa. Luego deslicé las palmas por debajo y las coloqué sobre su espalda. Movía tanto las manos que acabé por desabotonarle la camisa por completo. Así tuve más libertad de movimiento y exploré todo su torso con mis manos, con un movimiento lento y cariñoso.

De vez en cuando, Ray se apartaba de mi cuello y me besaba las mejillas —rojas como tomates—, los párpados y los labios.

No sabía cuánto tiempo llevábamos así, pero hizo que me olvidara por completo de mi envío, de los demonios, de Madre y de la huida. Supuse que a Ray le ocurrió lo mismo.



—¿¡Pero qué habéis hecho!? —una voz chillona me hizo abrir los ojos. Era Emma, y junto a ella estaba Norman, que se reía por lo bajo.

De pronto, me imaginé cómo debía ser la escena que tenían delante para que reaccionaran así: yo en el suelo de la biblioteca con la espalda apoyada a una estantería, con el cuello de la camisa desabrochado, rodeando con mis brazos a Ray por la cintura; él con la camisa completamente desabrochada, rodeándome con un brazo por encima de mis hombros y durmiendo a pierna suelta apoyado sobre la estantería.

Me acerqué a Ray y le mordí suavemente el lóbulo de la oreja para despertarlo. Surgió efecto, me miró, sonrió y me dio un beso en la frente. Ni siquiera se había dado cuenta de la presencia de Emma y Norman.

—¿Podemos saber lo que pasó? —preguntó Norman, divertido.

—Mejor que no —rio Ray, mientras se abrochaba apresuradamente la camisa.

—Jo —resopló Emma. Todos nos reímos.

Me levanté del suelo y miré el reloj de la biblioteca.

—Dos días... Mañana después de la cena me enviarán. Esta ha sido mi penúltima noche aquí. —Miré a Ray, que se incorporó a mi lado, agradeciéndoselo todo. —Ha sido la mejor de todas —eso último lo susurré para que solo me oyera él. Me abrazó; Emma y Norman también se sumaron al abrazo, y yo lo agradecí.

《 Ray x Tú 》「Yakusoku no Neverland/The Promised Neverland」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora