September 2nd || Joshler ||

El castaño estaba regresando a su casa con pasos lentos, no tenía prisa en nada. La noche se adueñaba de la ciudad dejando que los pocos faroles de las calles alumbraran la anatomía delgada del de ojos chocolate.

Cuando llegó a su casa frunció un poco el ceño al ver a cierto chico parado frente a la puerta de aquella; por supuesto, se trataba de Alex Turner, su vecino.

—¿Alex? —preguntó confuso mientras subía las escaleras de su entrada.

—Oh, hola. —sonrió grande. —Te estaba esperando. —guardó sus manos en sus bolsillos.

—Lo pude notar. —soltó una leve risa acercándose a su puerta. —¿Necesitas algo? —le cuestionó buscando su llave en los bolsillos de su saco.

—Uhm... de hecho... —se rascó su nuca con nervios. —Eh... me preguntaba si te gustaría cenar conmigo hoy.

Tyler dejó de buscar la llave de la puerta de su casa para ver sorprendido a Alexander, quien mantenía una sonrisa algo coqueta en su rostro y un leve rubor en sus mejillas.

—Yo...

—Por favor, es viernes. —se alzó de hombros. —Mañana no tienes que trabajar, además, me gustaría contarte algo. —se mordió su labio inferior.

El castaño lo pensó un rato, era cierto que no tenía absolutamente nada que hacer pero en parte tenía miedo de cenar con el contrario; no es como que se hablaran todos los días, apenas y lo consideraba un amigo.

Pero no perdía nada, ¿cierto?

—E-Está bien. —tragó saliva. —D-Déjame hacer unas cosas y... en quince minutos estoy allá, ¿te parece bien? —ladeó la cabeza.

—Por supuesto. —sonrió grande.

Tyler simplemente asintió cuando vio que su vecino regresó a su casa. Suspiró antes de abrir la puerta de su hogar y entrar en ella, recargándose en la puerta.

Cerró los ojos fuertemente para luego exhalar fuertemente y dirigirse a su habitación para poder cambiarse de prendas y verse un poco más presentable.

Simplemente se arreglaría por cortesía.

Decidió ponerse una camisa blanca, unos pantalones así como la corbata de color azul marino y unos tirantes negros que combinaban con sus zapatillas.

Cepilló un poco su cabello, quería verse bien y que ningún mechón suyo volara por los aires o por siquiera su cara; así que simple y sencillamente tomó agua del lavabo y se peinó lo mejor posible.

No llevaría saco porque la temperatura de la noche prácticamente era cálida y él esperaba que la casa de su vecino tuviera buen ambiente, así como la suya.

Antes de salir vio que fecha era en el pequeño calendario que poseía, simplemente para tachar el día con un plumón que tenía guardado.

Tachó el día indicado y salió de su casa sin siquiera fijarse bien que día era, sin siquiera decir un leve "feliz cumpleaños", sin decir nada por el hecho del olvido.

Dieciocho de junio de 1941, esa era la fecha.

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Ambos chicos estaban cenando con tranquilidad, hacia ya una media hora había llegado el castaño para la cena.

Compartían temas de todo tipo, logrando que fuese una cena demasiado agradable para ambos jóvenes. Lograron conocerse mejor esa noche, algo que el extranjero quería con muchas ansias.

—¿Por qué querías cenar conmigo? —preguntó de repente para después meter uno de los pocos bocados que le faltaban a su boca.

—Quería conocerte. —admitió. —Quería conocer al lindo chico que vive a lado de mí y que me espía en las noches. —chasqueó su lengua.