Todos x Perú (historias cortas)

Pov. narradora

No pasó mucho tiempo para que ambos countrys llegaran a la casa del ruso, bueno... si se le podía decir así ya que hasta el mismo peruano se quedó maravillado de la humilde gran mansión que tenía en frente. Y eso que todavía no lo había visto por completo, ya que estaban en la parte de las rejas de afuera, debían de recorrer unos metros de jardín para recién llegar a la puerta de aquella "casa". El menor no podía creer que de verdad iba a hospedarse ahí.

- No pe', ahora me siento tan... misio -menciona el peruano mientras saca un ligero suspiro y una pequeña sonrisa- ¿mm? -lo anterior mencionado había captado la atención del más alto, pero el problema era que se le había quedado mirando. Eso provocaba incomodidad al bicolor, sobretodo porque sentía que lo miraba con cierto desagrado...

- Puedes... pasar -el contrario solo asienta con su cabeza y vuelve a sacar su característica sonrisa, esa sonrisa... esa que molestaba al ruso, para él esa "sonrisa americana" era tan falsa y molesta. Tenía la costumbre de desconfiar en todo aquel desconocido que le mostrara esa sonrisa- Ponte cómodo -ya habían atravesado el jardín, ahora el tricolor abría la puerta para darle pase a su invitado. Aunque no confiara en él, tampoco estaba seguro si fuera alguien malo pues no parecía tener malas intenciones o algo parecido... Además todo el mundo hablaba sobre Perú, a pesar de que el mundial se iba a hacer en sus tierras. Esta iba a ser una buena oportunidad para saber quién es realmente y por qué todos estaban tan interesados en él- Deja tus cosas acá y siéntate en aquel sofá, en un rato voy contigo.

- C-Claro -el más bajo hace lo que le dijo Rusia y se va a sentar- "Ay ñañau por Machu Picchu, deja de estar nervioso, solo estás en la casa de una potencia jaja solo no la cagues y ya... AY QUE NERVIOS. Santa urpa que estás en los cielos, santificadas sean tus alas..." -y así el peruano se puso a divagar en sus pensamientos para de alguna forma sentirse más tranquilo, lo cual poco a poco iba consiguiendo.

- Toma -el ruso se encontraba en frente de Perú, le estaba entregando una taza con té.

- S-Sí, gracias... -ya había salido de su trance, volviendo su sonrisa consigo; sostuvo la taza con ambas manos y sopla para seguidamente tomar un poco del té.

- Si quieres también puedes agarrar -menciona señalando la mesita que estaba en frente, el cual tenía unos cuantos dulces.

- Oh, muchas gracias -a pesar de la frialdad que veía del mayor, no podía parar de sentirse bien acogido, ya no tenía los mismos nervios de antes... Ya habían pasado unos segundos de silencio así que el peruano decidió acabar con este- Y... ¿cómo van los preparativos del mundial?

- Oh, van muy bien... ya casi está todo listo para resivirlos -toma un poco de té.

- Jeje estoy tan emocionado que ya no puedo esperar por ver los partidos -sonríe con un brillo en los ojos mientras junta sus manos, provocando cierta sorpresa o ternura al del frente... quién sabe lo que realmente el ruso sentió, ni él mismo lo sabía.

- Cierto... no he visto a tu selección en los anteriores mundiales -el peruano bajó levemente su cabeza para luego mirarlo a los ojos y saca una pequeña sonrisa.

- Mi selección... no ha vuelto a un mundial desde hace 36 años... A-aún no puedo creer que de verdad hemos llegado hasta aquí... - suelta un par de lágrimas pero sin dejar de sonreír.

- O-oye, ¿estás bien? -el ruso se acerca al peruano y le da un pañuelo para que pudiera secar sus lágrimas con esta.

- S-sí, estoy bien. No te preocupes, es que me pongo sentimental jeje -ríe un poco para secarse aquel líquido que ahora bajaba por sus mejillas.

- Entiendo... -el más alto sentía un pequeño deseo de reconfortarlo y darle ánimos al bicolor pero no sabía qué decir y menos del por qué se sentía así.