SNIPER - Park Jimin

Ese viernes el Teniente Park llegó a casa temprano ya que no soportaba estar en la base ni un minuto más. Después de dos semanas de entrenamiento sin hacer relativamente nada, aquel hombre ya estaba más que hastiado de disparar el rifle todo el día. 

Su cuerpo y espíritu le exigían a gritos salir al campo para una misión, pero era inútil discutir su castigo, cuando a su Capitán se le metía una idea en la cabeza, era muy difícil en persuadirlo para cambiarla.

—Llegaste antes —Jimin lo primero que hizo al llegar a su casa fue tirarse en el sofá instalado en su enorme sala de estar. Lo único que deseaba era dormir y olvidar toda la pesadez que cargaba su corazón, pero a su esposa Krystal le pareció extraño el comportamiento de su marido. Él nunca llegaba a una hora moderada a casa.

—¿Quieres que me vaya? Prefiero quedarme fuera a estar encerrado en la misma habitación que tu —Jimin siempre había sido frío y grosero con ella, porque como le había dicho a Hope, su matrimonio fue realizado para poder fusionar ambas empresas familiares. Las grandes corporaciones solo para eso tenían hijos: para que se casaran entre ellos y así poder beneficiarse mutuamente. 

Pero para Jimin existía una razón que guardaba para sí mismo desde hacía ya diez años; esa mujer a la que llama "esposa" era la culpable de que él jamás pudiera quedarse con la persona que realmente amaba.

—¡No! No quiero que te vayas... —Krystal solo pudo agachar la cabeza. Por su parte, ella era más que consciente de la aversión que su "esposo" experimentaba desde el día que se presentaron para llevar a cabo su matrimonio. Lo menos que deseaba en esos momentos era que él saliera de casa e hiciera que la gente comenzara a hablar mal de ellos —De hecho, esperaba que recordaras... qué día es hoy.

—¿Hoy? Es viernes. ¿Acaso hay algo importante? —Aunque el hámster dentro del cerebro de Jimin corriera lo más rápido que podía en esa ruedilla suya, no consiguió entender ni un carajo de lo que hablaba ella.

—Hoy es 13 de junio... Es nuestro décimo aniversario de bodas.

—Ah, era eso, creí que era se trataba de algo más importante. ¿Hiciste la reservación en el restaurante? —Krystal no pudo soportar más la tristeza que ya llevaba cargando con ella a lo largo de muchos años y un par de lágrimas de dolor puro salieron de sus hermosos orbes. Nunca creyó que vivir al lado de alguien que no la amaba resultaría tan duro de soportar. En un intento de que Jimin no la descubriera solo asintió para confirmar la pregunta de su casi compañero de vida —De acuerdo, dame diez minutos y estaré listo.

Después de un rato, ya estaban ambos montados en el carro de Jimin y dirigiéndose a su destino. 

Como cada año el día de su aniversario, el "feliz matrimonio Park" tiene la tarea de dejarse ver en público tomados de la mano y hacerle creer a la sociedad de alta alcurnia que ellos dos seguían estando tan locamente enamorados el uno por el otro como el primer día (como si eso fuese posible). 

Como de la tan esperada y aburrida tradición de cada año, llegaron al lujoso restaurante "Harmonium" donde sirven la mejor comida Italiana de todo Seúl.

—Buonasera, benvenuto. Mi nombre es Jeon Jungkook y hoy seré su mesero —La pareja se sentó en una mesa reservada en la zona VIP del lugar, la cual poseía una de las mejores vistas nocturnas de la ciudad —La especialidad de ésta noche es un Vitello Tonnato en salsa de atún acompañada con alcaparras. Llámenme cuando decidan que ordenar —El mesero les entregó las cartas y se retiró.

—¿Qué vas a ordenar? —Krystal se sabía de memoria la carta y por ende no tuvo la más mínima intención de revisarla.

—El menú cambió, así que aún no me decido —Y era cierto, después de tantos años la lista de platillos que tenía el restaurante era diferente y eso a Jimin le agradó solo un poco. El amaba con locura la comida italiana pero estaba fastidiado de comer siempre lo mismo en el mismo lugar y con la misma persona.

No estaba mal darle la vuelta a las cosas un de vez en cuando.

—Supongo que trajeron a un Chef nuevo o la administración cambió —Ahora era ella quién se veía aburrida y sosa. Por más que hiciera grandes esfuerzos, Jimin jamás respondería de una manera tierna y dulce, así como siempre lo hubiese imaginado. Al final optaron por ordenar la especialidad de la casa acompañado de uno de los mejores vinos de la cava. 

Durante toda la velada ninguno de los dos dijo palabra alguna, cenaron en silencio, como si fuesen completos desconocidos.

—Feliz aniversario —Antes de ordenar el postre, Krystal decidió que era momento de romper con aquella quietud que reinaba entre ellos. Alargó su mano en dirección a Jimin y depositó sobre la mesa una pequeña caja envuelta en papel de regalo adornada con un moño color naranja, uno de los colores favoritos de su amado esposo.

—Sabes que no me gusta que me regalen cosas —Él, al ver aquel obsequió, dio un gran suspiro y su cara se volvió de un rojo intenso —Lo que sea que haya en esa caja devuélvelo, no lo necesito.

—Lo recuerdo mejor que nadie , pero vi esto en la tienda y creí que se te vería bien —Krystal jugaba nerviosamente con sus manos por debajo del mantel —Además, es normal que una esposa le de regalos a su esposo el día de su aniversario.

Jimin no pudo refutar nada al respecto. Si debían fingir que era un buen matrimonio debía aceptar el dichoso regalo. Tomó la caja y sin escrúpulos rompió el lindo empaque azul. Se contuvo lo mejor que pudo al ver un delicado Rolex Yacht-Master 42. Era una verdadera preciosura de reloj.

—Ahora yo quedo como el malvado hijo de puta en la historia por no tener un regalo para ti —Su vergüenza fue lo que le hizo hablar de esa manera, ya que él en la vida le había hecho ningún presente a ella de tal magnitud, aunque nunca lo consideró necesario. Los dos provenían de familias adineradas y siempre obtenían todo lo que querían... o bueno, casi siempre. 

Jimin cambió su alegría por una cortina de tristeza y vacío. Krystal, por su parte, pudo ver aquello con total claridad.

—No te preocupes por las cosas materiales, me basta con saber que estás a mi lado —Y era cierto, ella solo tenía ojos para Jimin. Él era todo su mundo.

Finalmente terminaron de cenar y volvían a su hogar en el mismo silencio sepulcral que siempre existía entre ellos. Sin embargo, algo en la cabeza de Jimin lo tenía un poco despistado:

Si no hubiera intervenido su familia, no estaría casado con Krystal.

Si no lo hubieran obligado a casarse, no se hubiese alejado de su gran amor.Si ellos dos siguieran juntos, hubieran formado una gran y feliz familia a estas alturas de la vida.Si él no hubiera sido un maldito idiota, ella no se hubiese alejado de él.

El ser adolescente y creer que toda la vida dependerás de tus padres tienen sus consecuencias, y la peor fue el haber alejado a aquella persona que aún mantenía incrustada en su corazón. 

Tendría que vivir con el arrepentimiento el resto de su vida por interponer su felicidad a cambio de una herencia que de nada le servía en aquel instante.