– ¡Hoseok! ¡Hoseok! –gritaste cuando viste a tu mejor amigo saliendo de la biblioteca. Este buscó quién lo llamaba y sus ojos conectaron con los tuyos. Sonrió.
– ¡Hey, mocosa! –llegó hasta ti. Le fulminaste con la mirada.
– ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames mocosa? –el se encoge de hombros.
– Es que me gusta. Queda bien con tu personalidad. –le diste un buen golpe en el brazo. – ¡Auch! ¡Deja tu violencia conmigo! –se soba la zona afectada. – No estaba bromeando cuando dije que iba a llamar a la policía si seguías maltratándome.
Rodaste los ojos.
– Sí, si, si –hiciste un ademán con las manos para olvidar ese tema. Sonreíste. Jhope frunció el ceño.
– ¿Qué te pasa ahora? –le fuiste a abrazar.
– Hopi, mi bello ángel caído del cielo. La miel que acompaña mis panqueques. El sol que ilumina mis mañanas. La esperanza que alberga en nosotros... –te llevaste la mano al pecho sintiendo cada palabra que estabas diciendo. A este punto tu amigo te estaba mirando como si estuvieras loca, bueno, ya estabas loca de por sí.
– ¿Qué es todo esto? –abrió los ojos como platos y se separó de ti. – ¡¿Te encontraron con el profesor sustituto en el salón de química?! –dijo sorprendido. Lo miraste mal.
– ¡No lo digas tan alto! –miraste a todos lados a ver si alguien los había escuchado pero los pasillos estaban vacíos. – Y no, no nos encontraron.
Desde hacía meses salías en secreto con el sustituto del profesor de química que te llevaba cuatro años y al cual aveces te sacaba de quicio pero aún así te gustaba.
– Mierda... –susurró pero no llegaste a escuchar.
– ¿Qué?
– Nada. –le miraste sospechosamente. – Bueno, habla de una vez.
Otra vez la pícara sonrisa se instala en tu rostro.
– Inscríbete en mi club, por favor. –juntaste las manos suplicándole. Tu amigo rodó los ojos y empezó a caminar. – ¡Hoseok!
– Ya te he dicho cinco mil veces que no. –llegaste hasta donde él.
– ¡Por favor! ¡Me falta gente para que sea oficial! –le agarraste de la camiseta del uniforme. – Hazle eso a tu mejor amiga, ¿si? –hiciste carita de perro.
– Lo siento mucho _____, pero ya sabes que no soy bueno en danza contemporánea. –te miró. – Dile a Jimin, el sabe de eso.
Le soltaste y te cruzaste de brazos triste.
– Él me dijo que no podría estar porque tiene que trabajar en el negocio de sus padres. –suspiraste rindiéndote. – Pero está bien, ya no te obligaré a apuntarte.
Pasaste por su lado cabizbaja. Jhope se te quedó observando como te ibas con el rabo entre las piernas y se sintió mal. La verdad era que no le gustaba verte triste así que te alcanzó y te tomó de la mano haciendo que te voltearas.
– Está bien, me voy a inscribir. –una sonrisa de pura felicidad se instaló en tu rostro y te abalanzaste encima de él.
– ¡Oh por Dios! ¡Muchísimas gracias, hobi! –le diste un beso en la mejilla haciendo que este sonría. – Ahora todos querrán apuntarse. –te bajaste de encima de él y este frunció el ceño.
– ¿Por qué lo dices?
– ¿En serio me lo preguntas? –dijiste indignada. Jhope asintió. – ¡Eres el chico popular de la escuela y el que mejor sabe bailar! Todos quieren ser como tú.
– Claro que no. –se acomodó la mochila y te cruzaste de brazos. – No soy popular.
Chasqueaste la lengua.
– ¿No? –el asintió y en ese momento el timbre sonó haciendo que los pasillos se llenaran en un instante. – Mira Esto. –le señalaste a todos los estudiantes que lo estaban mirando y a varias chicas que estaban suspirando por él. – Ahí viene Jihyo y sus perritas. –susurraste.
– Hola, Hobi. –dijo coqueta acomodándose su cabello detrás de la oreja. Hiciste una mueca de puro asco. Jhope sonrió incómodo.
– Hola, Jihyo.
– ¿Vas a bailar hoy? –las chicas que estaban cerca comenzaron a decirle a Jhope que lo hiciera pero este negó.
– No, hoy tengo cosas que hacer. –exclamaciones de decepción se escucharon.
– Qué pena. Todos queríamos verte bailar. –todos dicen que si y ruedas los ojos. Parecían chicles en los zapatos de tu amigo.
– Bueno, pues para la próxima.
– Bien. Estaremos ahí para apoyarte. –tu amigo asiente y ella se va seguido de sus secuaces. Miraste el camino por donde ella se fue.
– Aish. Es que la veo y me da náuseas. –jhope rió al ver tu cara.
– ¿Qué tiene de malo?
– ¡Todo! –dijiste y los dos comenzaron a caminar. El rió. – ¿Pero viste que si eres popular?
– Un poco. –frunce los labios. – Me sorprendió ver a todos observándome y teniendo interés en lo que hago. Es raro.
– Es que vives en la Luna. ¿En dónde tienes los ojos? –tu amigo se quedó mirándote mientras tenías toda tu atención al frente. Procesó la respuesta antes de decirla.
– No lo sé. –no despegaba la vista de ti. – Tal vez en alguien que me gusta. –lo miraste sorprendida.
– ¡¿Te gusta alguien?! –el se mordió el labio para no sonreír. – ¿Desde cuando? ¿La conozco? ¿Porque no me dijiste?
– Por ahora no lo puedes saber. Podrías arruinar todo.
– Claro que no.
– Claro que si. La última vez que te dije que me gustaba alguien, lo publicaste en Facebook haciendo que todos lo supieran.
– Al menos ella lo supo.
– Cómo también se rió y me rechazó. –te encogiste de hombros.
– Ella no tenía lentes para ver la clase de chico que eres. –jhope sintió como su corazón latió rápido con esas palabras. – Sí la que te gusta es otra puta que se burla de las personas y no toman los sentimientos de los demás en serio, la mato. –una sonrisa se puso en sus labios.
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– Te aseguro que no. –sonreíste.
– Te creeré. Lo que más quiero es que encuentres a la persona que te ame como eres, si no, me tienes a mi, la mejor amiga que todos quisieran tener. –Jhope sintió un millón de mariposas recorriendo su estómago y se sintió feliz, aunque hayas dicho la palabra mejor amiga. El sabía que se había enamorado de alguien extravagante y buena persona, su corazón esta vez eligió a la indicada. – Oye, ¿Por qué te quedas atrás? –caminaste hasta el y le agarraste de la mano. – Vamos a comer pizza, me la debes desde la ultima vez.
– Bien, solo si me prometes una partida de tennis. –sonreíste.
– ¡Eso no se promete! –le jalaste para apresurar su paso e ir a la pizzería.
