Rubius llevó a Vegetta por el bosque sin soltar su mano o parar de correr, sin embargo se empezaba a quedar sin aire por lo que paró al lado de un árbol a la sombra de este.
—Bueno doblas, ¿me vas a decir ya a dónde vamos?—Preguntó Vegetta curioso.
—No.—respondió el otro sin más.
—Pero-
—No, no vas a saberlo hasta que lleguemos, así que no me seas impaciente, casi hemos llegado, qué pasa ¿Te da miedo vegettita?
—¿Miedo? Yo no conozco esa palabra—respondió orgulloso el pelinegro.
—Bueno—Rubius comenzó a levantarse— sigamos, nos queda poco.
Los héroes siguieron el camino a través del bosque.
—Vegetta, ya casi estamos, cierra los ojos, ¿Vale?
—¿Que?
—Que cierres los ojos—repitió Rubius.
—¿Por qué?
—Joder Vegetta que los cierres.
—Vale, vale, relájate.
Al de pelo negro no le quedó otra que cerrar los ojos no sin antes soltar un sonoro suspiro.
—Vale vegettita un poco más... Hemos llegado, puedes abrirlos.
Al abrir los ojos Vegetta no podía creer lo hermoso que era aquel lugar, un lago grande con cascada, los rayos del sol se difuminaban a la perfección con el agua cristalina del lago y formaba pequeños arcoiris por la zona de la cascada, los árboles no eran como los del resto del bosque, eran más verdes incluso más bonitos para ser simples árboles, tan hermoso era el lugar a los ojos del omega que cualquiera diría que no podía pronunciar palabra.
—Que, ¿Te gusta?—insistió el peliblanco al ver que su amigo no hablaba.
—Es... Es... Precioso, Rubén ¿Como conoces este sitio?
—Bueno, digamos que vengo mucho, aquí venía siempre de pequeño cuando me peleaba con mis padres, me ayudaba a relajarme, dejar de pensar en cosas malas. Una vez vine con mis padres, yo era un niño y me metí en el agua sin saber nadar... —soltó una pequeña risa al acordarse de aquel momento— Tuvieron que correr a por mí y lo primero que hice tras salir fue romper a reírme, al igual que mis padres.
El peliblanco sonreía como nunca y se le veía un brillo especial en los ojos, Vegetta nunca había visto aquella faceta de su amigo, era cariñoso, hablaba en un tono suave con ilusión y cierta nostalgia, a los ojos del menor era impresionante, ¿Porque Rubius nunca era así? ¿Y porque solo lo era cuando él estaba delante? Muchas eran las preguntas para las pocas respuestas, la voz del alfa interrumpió sus pensamientos.
—Bueno, ¿Nos bañamos o que?
—¿Ahora?
—¡Pues claro! Hace un día estupendo, no podemos desaprovecharlo de esa manera.
El de orbes verdes se levantó, y se empezó a quitar la sudadera y los pantalones quedando en ropa interior. Como si fuera un reflejo, Vegetta apartó la mirada rápidamente aunque no duró mucho cuando escuchó un ruido en el agua. ¿Se había tirado de verdad?
El mayor sacó la cabeza del agua echando a un lado su ahora mojado pelo, este se había vuelto una especie de gris claro debido al agua y pequeñas gotitas caían por su rostro.
—¡Te estoy esperando!—gritó desde el agua.
—Eh... Creo que paso— dijo dubitativo Vegetta.
—¡¿COMO?!—preguntó más alto Rubius.
—¡QUE CREO QUE PASO!—repitió el de orbes violetas.
En un abrir y cerrar de ojos Rubius había llegado a la posición de Vegetta, era rápido además que este se encontraba bastante cerca de la orilla.
—No, si te he escuchado la primera vez.—aclaró.
—¿Entonces?.
Sin más respuesta el alfa cogió a Vegetta en brazos el cual solo soltó un grito de sorpresa.
—¡RUBÉN DOBLAS GUNDERSEN BÁJAME AHORA MISMO O TE JURO QUE...!
Las palabras del pelinegro fueron calladas debido a que el mayor ya le había soltado en el agua.
—Es que es tontito...—Susurró Vegetta para si mismo.
—¿Perdona? No te he escuchado bien.— se burló el más alto.
—¡QUE ERES TONTISIMO!
-Bueno, eso ya lo sabíamos
—¡Te juro que te voy a...!Nuevamente las palabras del menor fueron cortadas ya que el de pelo blanco le había sumergido, después de eso salió corriendo hacia la orilla, pero antes de que pudiera llegar Vegetta se le lanzó encima haciendo que su cabeza se sumergiera bajo el agua, cuando pudo volver a salir a la superficie tosió levemente.
—Vegetta calmate anda que por poco me matas.
—Me hubiera gustado que así fuera.— El omega rodó los ojos.
—Vegetta vegettita, los dos sabemos que eso no es cierto.—Rubius soltó una pequeña risa.—Pero bueno, ya que estamos aquí... ¿Que te parece si comemos algo?
—... Está bien
Salieron del agua y por suerte Rubius traía toallas en su mochila, ya tenía planeado que se bañarían y no estaba de más haberse preparado.
—Ah también he traído ropa de repuesto, por suerte solo tú te has mojado la ropa.—sonrió.
—Si no me hubieras tirado no habría problema.
El de cabellos platinos río dejando ver sus hoyuelos marcados cerca de sus mejillas.
—Eh... Vegetta — se paso una mano por la cabeza— ¿Que pasaría... Si te dijera... que se me ha olvidado la comida?
—Te mataría.
—Pues... Ya puedes clavarme la espada en el corazón...
—No puedes ir enserio
Al ver que Rubius se quedaba en silencio, Vegetta suspiró y se pasó las manos por la cara en forma de desesperación.
—De verdad que me sacas de quicio.
—En el fondo me quieres.
El resto de la tarde fluyó con normalidad, chistes, risas, mini discusiones y lo que siempre hacían cuando estaban juntos, pasarlo bien. Al cabo de un tiempo, el sol empezaba a ponerse al final de las montañas.
—Bueno, Doblas se está haciendo tarde.
—Si, será mejor que nos vayamos ya antes de que un oso nos coma.
Los dos rieron y se adentraron en el bosque para volver al pueblo de Karmaland. Cuando llegaron se dirigieron a las vías del tren que separaban sus casas.
—En fin, De Luque, me lo he pasado muy bien hoy, gracias por acompañarme.
Rubén sacó una amplia sonrisa a su amigo que le miraba divertido.
—Hasta la próxima Doblas.
Se despidieron con la mano y cada uno se fue hacia su casa, separándose finalmente.

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El Secreto|-Rubegetta AU omegaverse-| TERMINADO
Teen Fiction~Rubegetta omegaverse~ Dónde Vegetta es un omega, sin embargo hace pensar a todo el mundo que es un Alfa debido a traumas del pasado... incluso Rubius lo pensaba, hasta que llegó el día donde descubrió que el chico del que estaba enamorado en secret...