Advertencia: intento de autolesión.
Para ese momento si es que tú no te sientes cómodx leyendo escenas sensibles, colocare un signo de "📌✨" para avisar cuando empiece y cuando coloque el signo nuevamente significa que podrán continuar con la lectura. Agregaré en un comentario que ha sucedido, para que no sientan un hueco en la lectura <3
SeokJin giro su vista una última vez, observando aquel basurero de metal donde había dejado la carta segundos atrás. No sabía muy bien porque lo había hecho, algo en él le decía que vaya y la recoja. Pero no podía, se había dicho que no más cartas. A él le gustaba alguien, no dejaría que alguien sufra por su culpa. Siempre en la vida se debía de colocar un punto final, ese sería el suyo. Aunque duela, aunque no lo desee, las cosas eran así. Tenía una semana, contando que se encontraban en un día viernes, para que el chico de las cartas se acerque a él y le diga su identidad.
Se sentía como una bomba. Una que pronto explotaría si es que lo seguían llevando a su límite. Porque se encontraba en un diez por ciento.
Se giro, borrando los pensamientos que molestaban. Ya debía sacarlo de una vez y lo haría. Regresos segundos después a su casillero guardando sus libros y dejando materiales que sabía que era peso en vano llevar. Cerro la pequeña puertilla de aquel casillero, yendo a dejar el libro que había pedido a la biblioteca ya hace dos semanas.
Escucho algunas palabras de burla detrás suyo, por lo que se giró ligeramente, observando que no había nadie, por lo que continuo con su andar. Dio unos últimos pasos, sintiendo como el aire le falto cuando tiraron de su polera.
Un veinte por ciento.
Fue tirado bruscamente al suelo, haciendo que caiga todo su peso sobre uno sus brazos, exactamente el derecho. Tocio ligeramente, sintiendo un dolor en su estómago ante el golpe en seco. Removió su cabellera, escuchando las risas de fondo.
- Ten cuidado donde caminas, idiota. - hablo MinJoon, amigo cercano de Hyeng-U. Se coloco de cuclillas, observando al mayor con desprecio. - Eres repugnante.
- Déjalo Joon. - hablo Hyeng-U mientras le hacia una seña a JaeSang de cerrar la puerta lo mejor que podía.
"Joon" Aunque el nombre no era parte del que el cerebro de SeokJin trajo a su mente, fue aquel rostro que se hizo presente en su mente, haciendo que sienta unas mariposas en su estómago. Pidió a alguna fuerza porque aquel chico llegue a salvarlo, aunque sabía que era sumamente difícil.
Tristemente fue una patada en su quijada la que lo saco de sus pensamientos.
Nuevamente trato de detener a sus abusadores, pero los golpes empezaron. Pegando en sus brazos y pateando en la zona de su pecho. Era sorprendente como aun no rompían alguna costilla o algún hueso, su cuerpo era resistente. Dolía como el mismo infierno, pero no iba a mostrarlo, no podía dejar que la gente vea lo débil que a veces llegaba a ser. Él siempre era alguien que se había dedicado plenamente en defender su orgullo, mostrándose fuerte por fuera y llorando en silencio cuando las cosas podían salir mal.
Se mostro fuerte hasta que el aire dejo de llegar a sus pulmones, la sangre que caía por su nariz bajaba por su garganta haciendo que la escupa con la poca salía que tenía. Sentía su labio arder y apenas podía mover, pues al mínimo toque sentía un fuerte ardor.
Aquello lo llevó a su cuarenta por ciento.
Era una de las peores palizas que le habían dado por ser homosexual.
- Mírate, tan miserable como siempre eres. - tiro sus cabellos, haciendo que este levante la mirada.
- Vamos di algo. - esta vez el golpe fue de MinJoon.
- Creo que se le acabó el aire. - se burló Hyeon-U, observando como el rostro de SeokJin se dé formaba en uno de dolor puro. - Sería mejor si te abandonara y jamás regresará.
Nuevamente esas ideas de cortar con el hilo de su vida.
Un sesenta por ciento.
- Asqueroso. - resonó una voz pesada y ronca perteneciente a JaeSang. No era de hablar mucho, siempre se mantenía en silencio, disfrutando de golpearlo con todo lo que podía.
Amaba usar a SeokJin de saco de box.
- Cállate, idiota. - sus palabras lo llevaron a que tiraran nuevamente de sus hebras y dejaran que su quijada chocará nuevamente con aquel mármol que cubría todo el piso del aula. Un mármol de color crema con manchas negra. Un suave color que no tardo en bañarse de rojo.
Abrió sus ojos, observando la sangre que bajaba por su mejilla hasta llegar al suelo. Lo arrastraban al setenta y cinco por ciento.
Trató de impulsarse con sus brazos para levantarse, pero una patada lo volvió a mandar al suelo. No había sido con demasiada fuerza, pero su cuerpo ya se encontraba lo suficientemente débil como para ser similar a una pluma.
Hyeon-U se acercó al cuerpo destruido de SeokJin, colocando la planta de su pie en la zona de sus cosillas, presionando. El grito de SeokJin resonó por toda la habitación, sintiendo las lágrimas caer. Aquello únicamente lo hizo reír.
Ochenta por ciento.
- Hyeon-U... - lo llamó MinJoon, aturdido por los gritos que SeokJin liberaba. - lo vas a matar si haces eso.
- ¿Eso no es lo que buscamos? - pregunto JaeSang girando se a verlo completamente serio.
- Si no deseas verlo. Puedes irte. - y piso más fuerte. No había rastro de que quiera detenerse.
- Vas a romperle las costillas.
- ¡Si algo te fastidia, tienes permitido irte a la reverenda mierda! -grito girándose y permitiendo que su aire reciba oxígeno nuevamente.
SeokJin se reincorporo, respirando con dificultad mientras lloraba y aprovechaba la distracción de su acosador. No aguanto más y quebrando la única regla que se había propuesto. Hizo lo que dijo que jamás haría.
Por primera vez, suplico por piedad.
- Para... Por favor, no sigas. -pidió cuando volvió a sentir como ejercían presión en su pecho. -Detente... Por favor.
- ¿Qué dijiste?
- Déjame... Por favor... N-no sigas. Para. -volvió a suplicar.
- Eso es. Súplica, SeokJin. Muestra lo miserable que eres. -alentó riendo. Se paro en cuclillas, observando aquel rostro lleno de dolor.
- Lo suplico... Para. -y escupió sangre que llegó de la patada que recibió.
- Vámonos chicos. Ya hicimos lo que debíamos hacer. - acomodo sus prendas, observando el borde de su pantalón teñido de sangre. Se encogió de hombros, tirándole la maleta a SeokJin y saliendo con sus amigos como si de nada se trata.
Aquella ignorancia, aquella crueldad fue lo que lo llevó a su cien por ciento.
Sintiéndose fuera de sí. Tomó fuerza y un respiro. Se levantó, casi tomando el suelo por la inestabilidad. Jalo un de las azas de su mochila, pegando a su pecho. Paso bruscamente una de sus mangas, secando las lágrimas que habían caído por su mejilla. No se sorprendió al sentir el fuerte dolor en su pómulo izquierdo y ver la desagradable imagen de gotas de sangre en su labio. Fue por inercia, que mordió su belfo inferior, maltratándolo nuevamente. No quería llorar. no más, pero era doloroso todo lo que sentía en esos momentos.
Observo como al mantener su mirada baja, la sangre caía, dejando una mancha de sangre en el suelo. No quería ni imaginar su rostro. No quería imaginar nada.
Solo quería liberar ese ardor que llegaba cada que su pecho respiraba. Quería pararlo.
Por eso tal vez no lo pensó cuando se levantó y corrió a los baños que estaban cerca de ahí. Decidió encerrarse con llave, aprovechando que eran individuales. Tiro su maleta, escuchando aquel particular sonido de la cuchilla chocar con el plástico.
Nuevamente esa idea nubló su mente.
Por otro lado, NamJoon pasó la pelota a BeomGyu, moviéndose ágilmente entre sus propios compañeros. Recibió la pelota de uno de sus compañeros, dio un paso de engaño antes de girar y atinó perfectamente, siendo aplaudido por el profesor.
- ¡Perfecto! - silbó, acercándose a los adolescentes sudorosos. - No nos fue nada mal sin Hyeon-U, MinJoon y JaeSang.
Aquello hizo un click en el cerebro de Kim, preguntándose a que se debía aquella ausencia de más de veinte minutos. Era extraño que uno de los mejores del equipo, y al que más le gustan pavordearse al hacer tiros perfectos, no se encuentre.
- ¿Qué piensas? - pregunto WooSung, uno de sus amigos cercanos y con el que más tenía química al jugar.
- Solo se me hace raro que ese grupo haya dejado la clase, así como así. -explico extendiendo su mano para tomar su botella de agua y su toalla.
-Si, lo es. Pero mejor, así no los tenemos que aguantar -se agacho en hombros.
NamJoon sintió que algo no iba bien, pero igual no tenía ninguna prueba por lo que simplemente siguió hablando con Sammy, como solían apodarlo. Solía pasar los descansos junto a él, pues era el único con sentido común junto a BeomGyu. Aunque este último era ligeramente tímido, apenas daba aportes en las charlas, pero su sola presencia era sumamente agradable.
- ¡Namjoon! -grito una chica segundos antes de que el vuelva a sus prácticas.
- ¿SoYun? - la llamo con una ceja alzada al ver a la chica de cabello teñido correr en su dirección. - ¿Qué pasa?
Joo SoYun era una de las pocas chicas con las que hablaba con tranquilidad. Ella era la segunda en su clase, siendo ambos muy buenos amigos al darse consejos con respecto al estudio. Namjoon le había ayudado con algunos problemas de su novio, siendo alguien de confianza después de ese acontecimiento.
- Es SeokJin. -dijo antes de que Namjoon deje todas las cosas que tenía a un lado.
- WooSung. Cuida mis cosas. Tengo algo que hacer. - dijo sin haber escuchado las palabras de la menor, pero por cómo se veía, no parecía ser algo bueno. - Vamos y me cuentas.
Ambos caminaron nuevamente dentro de la instalación de su instituto, pasando por los pasillos ya casi abandonado. Únicamente con la gente que se quedaba a sus talleres, siendo NamJoon uno de esos.
- Ponme en contexto.
- Estaba yendo a llenar mi botella nuevamente -empezó a narrar mientras donde había visto todo. - y a lo lejos vi a Hyeon-U y sus animales saliendo de un salón. Quise ver que estaba pasando, pero lamentablemente la respuesta llegó por si sola. SeokJin salió y no tenía la mejor apariencia... Creo que se fue a los baños, no lo sé. No pude seguir viendo porque el profesor de baile me llamó.
NamJoon asintió en silencio, dirigiéndose al lugar que le habían especificado. En mitad del camino, la joven dijo que debía volver a clase, por lo que lo dejó solo. Kim sólo le deseo suerte, rezando le a alguna fuerza sobre natural por que su pequeño SeokJin este bien, claro que contemos que él no era católico ni nada de eso.
Bajo la mirada, sintiendo como el aire le dejó cuando vio lo que parecía una gota de color rojo. Se agachó sin sentirse capaz de tocarlo, únicamente lo observo. Repitió en su cabeza que era una tempera que había caído de alguien que era parte del taller de arte, que esa sangre no le pertenecía a su lindo SeokJinnie.
No, no podía ser. Su mayor debía de estar bien. Necesitaba.
Tristemente estaba equivocado.
Y lo supo cuando a lo lejos vio otra mancha más. Era otra gota de sangre que había caído. No entendía muy bien que había pasado, pero sabía que jamás tuvo tantas ganas de partirle la cara a Hyeon-U.
- Malditos hijos de puta.
📌✨
No muy lejos de ese lugar, SeokJin miraba objeto que descansaba en su mano. Venía en un estuche de plástico, haciéndose presente cuando un lo llevaba consigo. Mayormente los adolescentes no solían llevarlo con él y cuando a alguien se lo encontraban, los de la sección de psicología llegaban a preocuparse.
Pero nada de eso importaba porque en ese momento el cuter descansaba tranquilamente en la palma de su mano.
Tenía un filo perfectamente afilado, lo comprobó al pasar su dedo por ahí y ocasionar un fino corte que le sacó un chillido de dolor. Odiaba aquel ardor que se formaba cuando la piel era cortada. Aunque tal vez en ese momento no le importaba demasiado el dolor. Fue aquella la razón por la que tiro del borde de su suéter color rojo cereza. Lo dejo a un lado, sintiendo como las lágrimas no querían dejar de caer por sus mejillas.
- Duele. Mi pecho duele. - murmuro abrazándose a sí mismo, sentía la piel de sus brazos rozarse entre sí. Haciéndole recordar lo que estaba al borde de hacer. -Si yo desaparezco, mi madre no tendrá que gastar en educación, mis amigos no prestaran atención en alguien más que no importa y mi admirador no sufrirá.
No importaba su progenitora, ni su padre, ni sus amigos, ni su admirador.
No importaba ni siquiera NamJoon.
Por eso tomo aquel objeto y saco su filo nuevamente. Lo miró fijamente, sintiéndose nervioso. Su mano temblaba, lo que hacía que aquel sonido de la cuchilla resuene.
- ¿Porque estoy a punto de hacer esto? -se volvió a preguntar. Nunca estuvo de acuerdo con el cortarse o hacerse daño a sí mismo, podía haber una o dos veces en las que se comparaba a con la gente, pero lastimar su cuerpo de esa manera. No, no era lo suyo. Nunca conoció a alguien que lo haya hecho, pero igual sabía que se alejara de esa clase de personas.
Observo su brazo derecho y lo apoyo en su rodilla, observando la piel de porcelana que esta lograba tener. Sus venas resaltaban en su blanquizco color y no tenía contextura. La piel limpia, sin manchas, sin bellos. Simplemente perfecta.
Por alguna razón él estaba dispuesto a destruirla.
Había oído el rumor de que alguien en aquella institución realizaba aquellos actos. No sabía exactamente quien, pero se rumoreaba que era uno del Aula 18, uno de los tantos niños al que les gustaba fastidiar MinGyu y su grupo. Honestamente, nunca se había interesado pues cuando le contó a su madre de casualidad, ella le dijo que se mantenga lo más lejos posible. No quería que esas cosas le sucedieran a su hijo.
- Lo siento mamá...
Mordió su labio sintiendo como estaba al borde de llorar nuevamente cuando dejó que la cuchilla descansará sobre su piel. Todos sus vellos de la piel se elevaron, mandando señales de peligro. Quería ignorar la voz de la razón que le decía que no lo haga. Que era estúpido. Quería ignorar el dolor en su pecho, ignorar el fuerte dolor de cabeza que lo azotaba.
Aunque lo que no logro ignorar y fue el golpe en la puerta.
SeokJin abrió sus ojos, pero no dijo nada. Espero a que aquella sombra que se veía debajo de la puerta desapareciera.
- ¡SeokJin! ¡Sé que estas aquí adentro! Por favor ábreme la puerta. -los ojos del llamado se abrieron como platos, preguntándose como es que estaba ahí.
Kim mordió sus labios, bajando la mirada al filo de la cuchilla que había colocado sobre su muñeca e indirectamente, hundido ligeramente el filo. Nuevamente los golpes se escucharon, haciendo que jale su mano haciendo un fino corte en su muñera.
Se levanto alterado, viendo como su piel se abría a los segundos. Aquello lo hizo soltar un chillido de miedo, y dolor, a la par que la cuchilla que tenía en su surda, cayos al suelo. Haciendo más ruido y alterando a quien tocaba la puerta. La consecuencia fue que el pánico de SeokJin se incrementara, sintiendo como las lágrimas en sus ojos se llenaban de lágrimas otra vez.
- ¡SeokJin! ¡Abre la puerta! - volvió a gritar, tratando de hacer que la cerradura absceda.
Entre tambaleos, SeokJin accedió y quito el pestillo, volviendo a tirarse al suelo. Pego sus rodillas a su pecho, sintiendo como el tiempo se detenía. Su aire empezó a fallarle y el miedo inundó todo su cuerpo, haciendo que un malestar se presente en su estómago y junte sus manos entre sí, empezando a clavar sus uñas inconscientemente. Trato de respirar, pero sentía una presión en su pecho que impedía la entrada del oxígeno a su sistema respiratorio. Se estaba sofocando y había empezado a sudar en frio, sintiendo las lágrimas salir disparadas por sus mejillas.
- Tranquilo. - NamJoon volvió a cerrar la puerta con pestillo, mientras iba donde el cuerpo del mayor y lo rodeaba con sus brazos. Beso su cabeza mientras tomaba entre sus manos las manos de SeokJin que eran más pequeñas. Dejo pequeñas caricias en sus nudillos, tratando que el ataque de pánico se acabe. - Tranquilo, Jinnie, ya estoy aquí.
SeokJin no dijo nada, solo lo abrazo y lloro en su hombro, si entiendo como su mundo que se había hecho trizas poco a poco, se iba recomponiendo.
Solo un abrazo sirvió para que Kim vuelva a la realidad.
- L-lo siento. Y-yo no qui-quise hacerlo. - sollozo mientras sorbia su nariz.
NamJoon lo miro con confusión, pero por inercia bajo su vista al brazo derecho de su pequeño, viendo una fina cortadura justo al borde entre la muñeca y su mano. - SeokJin...
- ¡Fue un accidente! Yo estaba... - no tuvo que decir que estaba a punto de hacer, el llanto no le dejo. - Cuando tocaste la puerta me asuste, sin querer me corte. Te juro que no quise hacerlo.
📌✨
- Ya paso. Estoy aquí. Estas a salvo. No dejare que algo o alguien te dañe. Lo prometo.
Pasaron minutos en lo que nadie dijo palabra alguna, la única compañía que bastaba eran sus presencias. No necesitaban excusas, NamJoon sabía muy bien porque lo había hecho. Con el tiempo había aprendido a leer a SeokJin, lo había observado por casi año y medio, por lo que supo que significaba cada gesto cada comportamiento. Por eso sabía que habían llevado a Kim a su límite, lo habían arrastrado hasta una línea en la que rompía su sentido común y hacían que realice tal acto.
SeokJin no era una persona con mala estabilidad emocional, pero si era frágil como el cristal. Lo criticabas y se rompía, pero tenía orgullo. Tampoco lloraba en público, ni siquiera en privado, tomaba el dolor y lo colocaba en un frasco. Pero los frascos siempre tienen un límite de capacidad, y el de SeokJin fue aquel. Un momento en el que el frasco esta tan lleno que explota y ocasiona daño.
Cae, pero por suerte estuvo NamJoon para sostenerlo y ayudarlo.
- Yo no sé dar consejos y no soy ningún centro de ayuda psicológica. Pero puedo decirte que debes hablar con alguien. Con tu madre o alguna psicóloga, es lo mejor. Lo que has hecho no es grabe, pero no queremos que llegue a más. - rompió el silencio por unos segundos mientras continuaba mimando la cabellera de su mayor.
- Pero ella me vera como alguien débil.
- Llorar no es de débiles. Es una forma de desahogarte. Te ayuda mucho. Lo que te hace daño es mantenerlo, callarlo. - continuo, mientras se levantaba y colocaba agua en distintos papeles con un poco de jabón. Acto seguido, se paró de cuclillas para ir colocando cada papel es los hematomas del rostro y brazos de SeokJin, aparte que cubrió aquel corte. - No importa que tal estúpida sea la situación por la que necesites llorar, yo estaré aquí para apoyarte. Si quieres llorar o quejarte, estoy para escucharte.
- Gracias Joonie. - murmuro sintiendo el frio papel sobre su maltratada piel. - Hablare con mama sobre esto.
- Si necesitas ayuda con respecto a algo, estoy aquí para apoyarte. - SeokJin asintió con una sonrisa ligera, viéndose sumamente adorable.
Con los nervios al máximo, acaricio la quijada ajena, haciendo pequeños círculos. Sin pensarlo mucho, se acercó y dejo un suave beso en su frente. Junto ambas frente, viendo la rigidez en la que se había quedado el ajeno. Aquello no supo cómo tomarlo, pero no era incomodo. Era tranquilo, pacífico, no creaba disonancia, todo lo contrario, creaba serenidad. Era magnifica la química me algunas veces demostraban tener.
- Ya es tarde. Creo que debo ir a casa. - hablo segundo después.
- Si, creo que sí. Pero ni creas que te dejare que vayas solo. - se separó levantándose para tomar ambas mochilas. No pensaba dejar que SeokJin cargue con la suya. - Te acompaño.
- Gracias - mantuvo un silencio por uno momento, analizando sus sentimientos. -, gracias por todo. Y NamJoon... Por favor, no le digas a nadie. Nadie sabe de esto, no le digas a nadie.
NamJoon haciendo con una sonrisa que hizo que lindos hoyuelos aparecieran.
Y aunque no lo parecía... NamJoon lo había salvado. Había roto la línea del tiempo, tornado un nuevo rumbo su dimensión. Lo había salvado de ese dolor.
De ese y otros que pudieron haber venido en un futuro.
🌷✨
N/A: SE LLEGO AL 1k Y HUBO CAMBIO DE PORTADA. ¿Opiniones?