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By pararellout-

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÷ÈÁ¦µÄ (??????????): verbo, utilizado para describir a alguien encantador. "Ha pasado tanto tiempo des... More

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I
II
III
IV
VI
VII
VIII
IX
X:FIN DE PARTE DOS
XI
XII
XIII
XIV
XV: FIN DE PARTE TRES
XVI
XVII
XVIII
XXIX
XX: FIN DE PARTE CUATRO
XXI
XXII
XXIII
XIX
XXV: FIN DE PARTE CINCO
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIV
XXX: FINAL

V: FIN DE PARTE UNO

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By pararellout-

— Ey, Mia, ¿Cómo estás? Es raro que no hayas vomitado la cena. — Lena se rio al sentir un golpe en su hombro por parte de la mayor, la chica se recargó en la mesa donde Mia estaba ordenando algunas cosas que había en el lugar, la misión se había acabado, Giselle, Santos, Leo y Tej ya estaban en el lugar, solo faltaban Brian y Dom, pero Mia ya estaba lista, empacando todo con antelación.

Cómo siempre lo hacía.

— ¿Pasa algo? — Lena miró a su hermana, frunciendo el ceño y negando antes de darle una sonrisa. — Soy tu hermana, ¿sabes? Un "no" no va a hacer que yo te crea esa mentira.

— Eres buena. Quizá fuiste detective en tu vida pasada. ¿Qué crees que fui yo-

— No me cambies el tema, Lena. — La mayor pidió, sentándose en la otra silla que había en el lugar, viendo a su hermana con preocupación. — ¿Es por Han?

— ¿Cómo sabes eso?

— Es por Han entonces. — Lena cerró sus ojos al escuchar la tontería que había hecho antes de asentir, inclinando su cabeza un poco, viendo al mencionado hablar con Giselle en una de las esquinas del lugar. — ¿Qué sucede? Se conocen desde hace tiempo y... Tuvieron sus cosas, pero no te había visto así antes.

— Roman nos preguntó sobre a dónde iríamos después de que todo esto se acabe. — Lena comenzó, sintiéndose como una niña de nuevo, contándole sus problemas a Mia para que ella pudiera ayudarla a encontrar una solución. — Salió el tema de Han y Tokio, y... Bueno, nosotros nunca lo hemos hablado en realidad...

— ¿Y por qué no?

— No lo sé, bueno... En mi parte es porque... No somos nada, nada formalizado, no puedo ir y hablar de sentar cabeza en un lugar con alguien que... Ni siquiera estoy segura de que sea lo que quiera. — Esta se encogió de hombros, jugando con una pulsera que tenía en su muñeca. — Aunque eso fue lo que pensaba hasta hace unos días...

— ¿Qué te hizo pensar diferente?

— Él dijo algo sobre Tokio, quizá pensó que no iba a notarlo... Pero, indirectamente, me pidió ir a Tokio con él... — Esta recordó el día en que ambos estaban hablando sobre la cita y la comida japonesa, donde el mayor había mencionado la cuidad en cuestión.

— Ahí lo tienes... ¿Qué te detiene entonces? — Mia preguntó, viendo a su hermana menor jugar con su pulsera de manera lenta, como si estuviera pensando. — ¿Acaso, no estás lista para sentar cabeza?

Lena negó, mirando la mesa frente a ella. — Es algo complicado, supongo que... No es que no me sienta lista, es solo que... Me da algo de miedo establecerme con alguien por un tiempo indefinido de tiempo es... No lo sé... — Esta negó, tragando con fuerza y cerrando los ojos un segundo. — Y no quiero lastimar a Han... No cuando soy consciente de que no seré capaz de sentirme en casa en un lugar establecido, porque sé que, si yo no me siento cómoda, él tampoco lo hará y no creo que él se merezca eso.

Mia escuchó esas palabras salir de la boca de su hermana, mirándola con ojos brillosos, Lena no era alguien inmadura, tenía veintidós años, no era la persona más adulta en la sala, pero algo que Lena sabía bien era que no tenía miedo a mostrar sus sentimientos, sabía reconocerlos, era consciente de lo malo y lo bueno en ella, y eso era algo que Mía admiraba de la menor, no era alguien egoísta, había pensado en como el hombre se sentiría si ella decidía intentar sentar cabeza con él cuando está no quería eso por el momento. — Sabes que Han nunca te obligaría a aceptar algo con lo que no te sientas cómoda...

— Lo sé, pero sé que va a llegar un punto en el que tendremos que hablarlo y... No sé cómo decirle todo lo que acabo de decirte sin... — La chica no terminó, suspiró pesado, tapando su rostro con sus manos. — Lo quiero, Mia, y mucho, pero no estoy lista para esa etapa, no aún. — esta negó, viéndola.

— ¿Y crees que Han lo esté? — La chica la miró, viendo como su hermana sonreía con dulzura, — tiene veinticuatro años, a menos que él se sienta listo, no creo que sentar cabeza sea algo que él quiera hacer aún. — Mia explicó, acariciando el rostro de su hermana. — Quizá el solo quiere comenzar una relación, conocerte mejor, que ambos se conozcan, es lo que deberías pensar.

***

El grupo estaba frente a la gran caja fuerte después de tanto tiempo, todos se encontraban tensos, más que nada Tej y Roman, por obvias y diferentes razones, pero ambos estaban nerviosos, Lena incluso los habia escuchado orar bajo.

La chica se encontraba en medio de Giselle y Han, sentada en la mesa de aluminio que había en el lugar, viendo con anticipación como la caja leía la huella impresa en una lámina fina, cosa que Tej había logrado. Las cejas de esta se elevaron al escuchar el "Clic".

Sonido que cambiaría la vida de todos para siempre, la chica sonrió al ver la cantidad de billetes que cayeron al suelo y el que había quedado dentro de la caja que Tej había abierto.

Eran ricos.

— ¡somos ricos! — Lena se rio al escuchar el grito de Roman, viendo como este veía los billetes con ojos brillantes.

A él de verdad le gustaba el dinero. — No te olvides que me debes un millón, bombón. — Han sonrió, viendo como Roman lo apuntaba con un billete de cien.

— quinientos mil, tómalo o déjalo.

***

Un sonido en la mesa a su lado hizo a Lena elevar la mirada, habían pasado dos días desde que tenían el dinero, la chica estaba lista con su equipaje, no llevaría billetes para poder hacer el viaje más fácil.

— Lena. — La voz de una mujer se escuchó, viendo a Giselle pararse a su lado, la menor le sonrió, cerrando la mochila cuando terminó de meter sus últimas cosas en ella. — ¿Podemos hablar un minuto?

— Claro... ¿Sucede algo?

— No, no es nada malo es solo... ¿A dónde iras? — Lena frunció el ceño ante esa pregunta, había sido muy repentina. — Escucha seré directa, ¿qué harás con Han?

Eso la hizo elevar las cejas antes de entrecerrar un poco sus ojos. — ¿Por qué te importa eso? — Giselle sintió nervios en ese momento, bajando la cabeza, arrepintiéndose de ser tan directa, Lena la analizó, viendo como esta movía su mano como con un sacudido rápido antes de negar con una sonrisa.

— Olvídalo...

La chica la miró a los ojos, sintiendo ese dolor en su pecho al recordar la conversación que habia tenido con Mia hace unos días. — ¿Te gusta Han, Giselle? — Esta preguntó, la mayor no contestó, no queriendo hacer sentir incomoda o algo así a la chica.

— Escuché que te pediría irte con él a Tokio... — Esta dijo, siéndole honesta, porque era cierto, había escuchado a este hablar con Dom sobre eso, y aunque no lo aceptara, sí le dolió un poco, aunque no entendía por qué, siendo que ella había visto como ambos eran bastante cercanos el uno con el otro. — ¿Planeas irte con él? —Lena sintió como su sangre bajo a sus pies al escuchar eso, era lo que temía, sus ojos bajaron al suelo con esa sensación de picor en ellos, realmente no quería tener que responder esa petición. — Lena, él no te obligará, ¿sabes?

— Lo sé... — Lena murmuró, recargando sus manos en la mesa junto a su mochila antes de ver al frente.

— No estas lista... — Esta afirmó, viendo la duda en los ojos de la menor los cuales eran bastante expresivos a diferencia de su rostro. Giselle sintió algo de lástima al ver a la chica negar mientras bajaba la cabeza.

Ambas se quedaron en silencio un momento, Lena pensando en varias cosas al mismo tiempo mientras Giselle solo estaba tratando de darle un poco de apoyo, los ojos de Lena se movieron a la mujer, analizándola, era un encanto, era bella físicamente, y no dudaba que fuera una persona igual de bella por dentro, era valiente y ruda, pero dulce y cuidadosa a la vez, se veía una buena mujer, tragando con fuerza esta pensó un segundo en lo que iba a hacer.

Iba a arrepentirse mucho de eso, pero Lena no quería lastimar a nadie, no conscientemente. — Si Han te pidiera irte a Tokio con él ¿aceptarías? — Giselle miró a la menor, quien la veía con ojos grandes y curiosos, y Giselle lo pensó, claro que lo haría, más que nada para conocerlo y poder compartir con él, ver si combinaban y si en el futuro les sería posible tener una vida juntos.

— Claro que sí, digo, no para casarme con él o algo por el estilo, es solo...

— De verdad te gusta, ¿no?

— Es encantador, Lena, no puedes decirme que no es así... — La chica sonrió y asintió, claro que lo era.

— Entonces... Si existe la oportunidad de irte con él a Tokio, prométeme que lo cuidarás bien, Giselle. — Lena pidió, haciendo a la mayor confundirse, viendo como la chica levantaba su mochila para ponerla en su hombro, esta se confundió más. — Tienes el camino libre, si es que soy un obstáculo... — La menor se rio un poco. — Haz feliz a Han si se da la oportunidad.

— Lena, escucha, n-

— No puedo darle lo que él quiere, Giselle, y aunque sé que no quiere casarse mañana conmigo, no me siento lista para una relación, no aún, pero si tú puedes, y quieres, darle lo que él quiere, no dudes en que lo harás muy feliz, lo sé... — Lena estiró su mano, viendo a la mayor con una sonrisa. — Fue un gusto conocerte y trabajar contigo Giselle, espero que... Nuestros caminos se vuelvan a encontrar en... Mejores condiciones.

— Muchas gracias Lena... Yo, han...

— No tienes por qué explicarle nada... Eso me corresponde a mi... Solo se feliz Giselle, con o sin Han, te deseo lo mejor. — La menor soltó su mano, haciendo un saludo casi militar, esta le guiño un ojo. — Hasta luego, piernas sexis. — Esta se dio la vuelta, dejando a la mayor viendo con una sonrisa algo triste como se alejaba hasta salir de su vista, bajando la mirada al pensar en cómo Han y ella debían sentirse respecto a sus sentimientos.

Esperaba que realmente pudieran hablar de eso ellos mismos.

***

Han buscaba con la mirada a Lena, todos estaban reunidos en el lugar para poder despedirse, pero no había señales de la menor y eso lo ponía algo nervioso.

Había pensado hablar con ella ese día, no se había ido sin avisar ¿no?

— Hasta aquí llegamos, volvimos a hacer un gran trabajo, espero que tengan un buen viaje y a donde sea que vayan, espero que sean felices — Dom dijo, despidiéndose de todo su equipo.

Cuando el hombre llegó frente a él, este esperaba el típico abrazo, pero no recibo eso, en cambio, un fajo de billetes en su mano lo saludaron, Han miro al mayor con duda, este sonrió, más como una mueca. — Lena me pidió que te lo diera.

— ¿Dónde está? Creí que... — Han se detuvo, suspirando, en realidad no sabía qué creía.

¿Qué ambos se irían juntos, agarrados de las manos, a abordar ese vuelo hacia Tokio? Ridículo.

Han tragó duro, tomando el fajo de billetes, y con él, iba un sobre color beis, mirando a Dom, le sonrió, recibiendo el abrazo fraternal de siempre antes de separarse y despedirse del mayor.

Viendo como todos comenzaban a dejar la bodega, Han decidió quedarse en esta para poder abrir el sobre, el cual hacía que su cuerpo sintiera un mal presentimiento. Como lo pensó, había una hoja de papel ahí, era una carta, con el ceño fruncido, ya esperando las palabras, que estaba seguro, le dolería un largo tiempo, este decidió leerlas de una sola vez.

Tu millón, aprécialos, es la última vez que tendrás esa cantidad de dinero de mi parte, encanto.

Lamento irme sin despedirme, pero creí que era lo mejor, aunque quizá fue un poco inmaduro de mi parte, lo sé, pero sabía que no podría decirte todo esto viéndote a los ojos.

¿Alguna vez te preguntaste por qué te llamo encanto? Quizás no, pero te lo diré, es porque desde el momento en el que te presentaste ese día en República Dominicana, fue como si hubieras puesto un encanto en mí, eres un chico encantador, así es, quizá es el bonito corazón que tienes o tu rostro, no lo sé, pero lo que sí sé es que no deberías desperdiciar eso.

Sé lo que ibas a proponerme, y voy a ser sincera, quizá si decidí huir como una cobarde cuando me enteré, pero como te dije, no creo haber podido decirte que no, no viéndote a los ojos.

Te quiero Han, mucho, eres una persona muy especial para mí. Y es por eso que no podía hacerte vivir en la incertidumbre. Tampoco quiero que pienses que, de alguna manera, es tu culpa, no lo es, cariño, no hay culpables de nada, es solo que no estoy lista para esto, para una relación, para decidirme por un lugar en el mundo, tengo muchas cosas que arreglar en mi vida para poder compartirla con alguien más.

Se lo agonizante que es vivir al lado de alguien que no aprecia las cosas del mismo modo en que tú lo haces y no quiero eso para ti, no por mi culpa, es por eso que no pude quedarme a escucharte hacerme esa pregunta.

Esto no lo escribí con la finalidad de que pienses "Tengo que esperarla" no, no es así, quiero que seas feliz Han, sonríes muy bonito, hazlo más, con alguien que te haga sentir bien, cómodo, contento, te deseo lo mejor, encanto, y espero, que, si en algún futuro nos volvemos a encontrar, pueda verte como deseo, feliz con alguna chica que te quiera y aprecie mucho, puede que tengas esa chica más cerca de lo que crees, pero si no es así, la encontrarás muy pronto, lo sé.

Donde sea que vayas, deseo que encuentres tu lugar, me aseguraré de encontrar el mío también, como tú dices, encontraré mi México. Espero que entiendas que hice esto no queriendo convertir tu vida en un infierno, no tienes por qué lidear con mis propios problemas, Han.

Lamento hacer esto de esta manera, sé que soy una cobarde, sé que esta no es la Lena que estás acostumbrado a ver, lamento no haber sido igual de caliente como aquel día en que salté ese tanque de gasolina, lamento hacerte sentir de esta manera, pero recuerda que te aprecio mucho Han, se feliz, hasta que nos volvamos a ver, encanto.

Muchas gracias, Han Lue.

— Lena Toretto.

Las manos temblorosas de Han doblaron el papel de nuevo, tratando de meterlo en el sobre, no teniendo éxito, este se desesperó, lanzando este junto a los billetes, al suelo, soltando un gruñido, sus manos pasaron por su rostro con algo de frustración.

Claro que no sabía qué era lo que estaba sintiendo en ese momento, molestia, tristeza, dolor, incluso había esa sensación de diversión, por pensar que la chica iba a decirle que sí a su petición. Sin embargo, algo dentro de él no podían hacerlo sentir molesto con Lena, porque había sido honesta con él, quizá no frente a frente, pero que esta le haya dejado en claro el porqué de su decisión lo hacía sentir más cómodo, menos tenso, menos mal.

Claro que esa tristeza interna no iba a irse tan fácil, pero al final, Han entendía que no había nada que podía hacer más que entender sus razones, él también quisiera que entendieran las suyas si la situación fuera al revés. Sin embargo, su idea de regresar a Tokio se veía más borrosa en su cabeza, estaba ilusionado en regresar a su hogar, pero después de leer todo eso, el país asiático había quedado en el olvido.

Quizá hizo mal en pensar en su regreso con alguien a su lado y no él solo. Inclinándose para tomar la carta en sus manos, este acaricio el papel, viendo la ordenada letra escrita con tinta negra, leyendo la última oración escrita en esta. — Gracias a ti, Lena Toretto.

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