⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️
Las compras terminaron muy bien. El doctor no me dio permiso para comprar ningún juguete o ir a la tienda de Hello Kitty, pero sí unos zapatos con los que combinar mi ropa y alguna que otra joya. Terminé comprando un vestido ceñido y bordó que se volvía un poco suelto al llegar a los tobillos, y para mejor, tenía una apertura en una pierna. ¡Me veré sexy! No puedo esperar para usarlo.
Lamentablemente, Chris no podrá ir, pero me dio la idea de invitar a Johan, lo cual es genial porque de ese modo puedo intentar no estar incómoda a su lado. Pensar que él era mi acosador me hizo sentir distante, sobre todo una mala persona por desconfiar de él, así que voy a intentar remediarlo en la fiesta.
En la noche me preparé para ir a dormir, algo que costó demasiado porque pasé todo el día emocionada por la comida que habrá en la fiesta, ya que imagino que habrán mesas repletas de cosas dulces, y eso me hizo olvidar que tenía que hablar con Johan.
Me encontraba escondida entre mis sábanas esperando una respuesta, con la pantalla del teléfono pegada a mi rostro y los nervios de punta. Ya envié los mensajes, intenté sonar lo más natural posible, aunque creo que no me salió, y Johan no contesta.
Detesto sentirme nerviosa por tener una mínima interacción con él, es mi novio, no debería sentirme de este modo, pero esa estúpida imagen de los piercings en el labio de mi acosador parece que me perseguirá hasta la muerte.
¿Por qué tuvo que darme ese beso? ¿Fue realmente necesario? Si Bunny no me daba ningún beso entonces yo no estaría pensando de este modo. No me puedo permitir dudar de Johan.
Cuando volví a observar mi teléfono me di cuenta que me habían contestado, y por más de que fue una respuesta sencilla me tomó más de diez minutos responder. Tengo la cabeza en cualquier lado, realmente.
Johan💕:
Me encantaría ir a la fiesta, quieres que te pase a buscar?
23:41 pm
Tara🎀:
Debo ir con el doctor, pero podemos encontrarnos en la entrada del museo
23:52 pm
Johan💕:
Claro
23:52 pm
¿Por qué responde tan seco? ¿Me odia? ¿Sabe lo que pensé de él? No lo puedo creer, soy la peor persona del mundo. De seguro está molesto conmigo porque estuve distante... ¿y si quiere terminar?
— No no no —murmuré llenándome la cabeza de puros pensamientos desastrosos y en menos de un minuto me puse a escribir medio texto de disculpas en el chat de Johan, pero al darme cuenta de mi exageración lo borré de inmediato.
«¿Qué estoy haciendo?»
Salí del chat de Johan al percatarme de que si continuaba allí un segundo más cometería una increíble estupidez, pero al salir divisé el número de mi acosador entre los contactos.
La curiosidad se apoderó de mí, y sin pensarlo mucho le escribí un simple mensaje para ver si aunque sea se encontraba vivo a estas horas.
Me da mucha curiosidad cómo es la vida de mi acosador cuando no es... mi acosador. ¿Tendrá amigos? ¿Hermanos? ¿Será bueno en la escuela? No sé nada de él ni de su vida, lo único que sé es que está loco por mí. Debo intentar generar un vínculo con él lo más pronto posible, después de todo lo arruiné como una tonta al no hablarle en toda la semana.
Tara🎀:
Hola
23:56 pm
Tara🎀:
Qué haces?
23:56 pm
Acosador:
Nada
23:56 pm
«Es más seco que una piedra»
Tara🎀:
En serio? No estabas viendo un video o algo? Tal vez una película
23:57 pm
Acosador:
No
23:57 pm
Tara🎀:
Creo que deberías intentar ser un poquito más expresivo
23:57 pm
Tara🎀:
No hiciste nada en todo el día? Yo fui de compras
23:57 pm
Acosador:
Estuve ocupado
23:57 pm
Tara🎀:
Con qué?
23:57 pm
Acosador:
Trabajo
23:57 pm
«¿Tiene trabajo? Eso es muy bueno»
Tara🎀:
En serio?? De qué trabajas?
23:57 pm
Acosador:
No puedo decirte
23:57 pm
«Esto es como hablar con una pared»
Tara🎀:
Bueno, pero no hiciste nada más en todo el día? Además de trabajar
23:57 pm
Acosador:
Planeé cosas
23:58 pm
Tara🎀:
Cosas?
23:58 pm
Tara🎀:
Qué tipo de cosas?
23:58 pm
Acosador:
El asesinato de Selena
23:58 pm
«¿Sigue con eso?»
Tara🎀:
No haces algo para ti? Quitando el trabajo y cosas relacionadas conmigo
23:58 pm
Acosador:
No
23:58 pm
Tara🎀:
No ejercitas?
23:58 pm
Acosador:
Sí
23:58 pm
«Se notaba»
Tara🎀:
Eso es bueno, es algo que haces para ti
23:58 pm
Tara🎀:
Qué días ejercitas?
23:58 pm
Acosador:
No lo hago para mí, lo hago para ti
23:58 pm
Acosador:
Ejercito las veces que pueda
23:59 pm
Fruncí el ceño disgustada de no poder conseguir que el acosador se exprese un poco mejor y me puse a pensar en más preguntas para hacerle, pero luego repasé su mensaje acerca de que se ejercita para mí y no por él, algo que me dejó confundida.
Presioné sobre su mensaje y luego para poder responderlo, así ponerme a escribir.
Tara🎀:
A qué te refieres con que ejercitas para mí?
23:59 pm
Acosador:
Para gustarte
23:59 pm
Me sorprendí y acerqué el teléfono a mi rostro para asegurarme de que leí correctamente.
«¿Para... gustarme?»
Acosador:
Y si soy fuerte puedo cargar cuerpos con más facilidad
23:59 pm
«¿¡Qué respondo a eso!?»
Tara🎀:
Que loco
23:59 pm
Moví mis pies esperando a que el acosador responda mi mensaje, pero luego me di cuenta de que lo que dije puede ser malinterpretado fácilmente. Tal vez cree que le estoy diciendo loco a él, pero no es así, ¡digo que es muy loco lo de cargar cuerpos!
Tara🎀:
NO TÚ
23:59 pm
Tara🎀:
DIGO LO OTRO
23:59 pm
Tara🎀:
TÚ NO ERES LOCO
23:59 pm
Tara🎀:
O sea si lo eres un poco, pero no es una queja, está bien
23:59 pm
Tara🎀:
En realidad decía de que loco que seas fuerte para cargar los cuerpos, si entiendes????
23:59 pm
Mordí mi labio completamente estresada por el desastre que generé en el chat y continué moviendo mis pies ansiosa de que el acosador no responda nada, ya que estaba leyendo todo.
Acosador:
No pasa nada
23:59 pm
«¿Sólo eso va a decir?»
Tara🎀:
Bueno, ya es muy tarde y debo ir a dormir
00:00 am
Tara🎀:
Te hablo otro día, buenas noches
00:00 am
Acosador:
Buenas noches
00:00 am
Apagué el teléfono y lo dejé en mi mesa de luz para acomodarme en mi cama, así cerrar los ojos en un intento absurdo de dormir, ya que mi mente fue ocupada por la imagen de mi acosador.
Jamás imaginé que me hablaría con él por mensaje, mucho menos que intentaría formar una amistad, pero es algo agradable. Su manera de escribir es demasiado seca, al igual que todas sus respuestas que no dicen mucho, así que ya tengo una idea de cómo será nuestra amistad. Yo de intensa preguntándole de todo y él contestando con un "sí" o "no".
El siguiente día fue absurdamente aburrido por mi impaciencia de que llegue la hora de la fiesta. Adoro el Museo de Ciencias Naturales, amo ir a ver a todos los animales y dinosaurios, y saber qué estaré allí rodeada de comida es de ensueño.
Llegada la noche me vestí con aquel bello vestido bordó y me puse unas botas con forma puntiaguda característica de un tacón, imaginé que sería lo mismo, por eso lo terminé comprando.
Me puse unos aretes con un diamante rosa en forma de corazoncito y dos pulseras de cadena bastante sencillas, y por supuesto, un moño en el cabello. Me hice un rodete y dejé caer un par de mechones así no me veía como una calva al tener todo el cabello amarrado. Me peiné un poco el flequillo y terminé de prepararme para salir a la fiesta.
Min nos llevó al doctor y a mí al Museo, donde había un servicio de Valet Parcking y un hombre se ofreció a estacionar el auto por Min, quien se negó ya que debía volver a la casa.
Eso de que este sitio tenga Valet Parking hace ver todo increíblemente elegante. El Museo tenía una entrada enorme, pero para llegar a la entrada había que subir una gran cantidad de escalones, y sobre ellos había bastante gente que se detenía a hablar con otras personas.
Las personas llevaban ropa que daban una muy buena impresión, todo aparentaba ser caro y de las telas más finas que se puedan encontrar. Las mujeres iban increíblemente maquilladas, con labiales fuertes y atractivos, mientras que los hombres estaban muy bien peinados con gel, el cabello hacia atrás y trajes que parecían de buena marca. Era un ambiente agradable y lujoso.
En el transcurso de subir las escaleras se nos acercó un hombre con una sonrisa dirigida hacia el doctor, por lo que imaginando que se iban a saludar libré el brazo del doctor del mío, ya que llevaba aferrada a él todo el camino por los nervios.
— ¿Acaso me falla la vista? —preguntó el hombre con tono divertido mientras su sonrisa se agrandaba entre más pasos daba— ¿Qué haces aquí, Leonard? —estrechó su mano.
«¿Leonard?»
— Claramente vengo a participar en la donación —contestó el doctor con una ligera sonrisa, mostrándose complacido de cruzarse con este hombre sin ser muy demostrativo.
— Como siempre tienes la cara de piedra —pegó una carcajada que casi me dio un susto de lo fuerte que fue— ¿Cómo va todo? ¿El trabajo?
— Va perfecto. ¿Tú? ¿Cómo está Karina?
— Más que bien. En tres meses dará a luz, tendremos un niño —sonreí de lado conmovida de ver la emoción del hombre en su rostro.
— ¿En serio? Me alegro muchísimo, Miguel. ¿Cómo lo llamarán?
— A mí también me gustaría saber, llevamos pensando el nombre desde antes del embarazo, imagínate —rio nuevamente y me miró— ¿Y usted? ¿Es la famosa hija del "doctor Agrio"? —me sorprendí.
— ¿Hija?
— Hijastra —me dijo el doctor y yo lo miré aún más sorprendida— ¿Verdad? —echó una mirada de "sígueme la corriente" que me hizo entender mejor.
— Sí —le sonreí al hombre— Soy Tara, mucho gusto, señor.
— El gusto es todo mío —sonrió dulcemente— Es bueno ver esa sonrisa, pareces ser todo lo contrario a Leonard. Un poco de alegría no le vendría mal —reí por lo bajo y miré al doctor, pero me percaté de alguien más a lo lejos.
Corrí mi cabeza un poco hacia la derecha para tener una mejor vista a la persona, y al reconocer a Johan sentí como si un puñado de mariposas se hubiera liberado en mi estómago. Mis piernas se debilitaron por un microsegundo, pero conseguí recomponerme de inmediato, ya que no podía actuar como una tonta sólo por estos nervios.
— Doctor —jalé un poco de su brazo para que me mire— ¿Puedo ir con Johan? Ya llegó.
— Está bien, pero no te quedes muy lejos, el lugar es enorme —asentí y miré al otro hombre.
— Adiós, señor —él me sonrió.
— Adiós, Tara.
Me solté del brazo del doctor y con algo de apuro fui hacia Johan mientras me acomodaba el vestido innecesariamente y tocaba casi todo mi rostro asegurándome de verme bien, incluso si no tenía espejo como para asegurarme.
— Hola, Johan —me paré frente a él en el segundo que se volteó y mi mandíbula casi cayó al piso ante la atractiva imagen que era verlo con traje.
«¿Qué me pasa? Hace menos de una semana estaba en crisis porque creí que él era un asesino despiadado, no puedo tener un cambio de humor tan masivo»
— Vaya —exclamó asombrado al verme el cuerpo— Estás... hermosa —noté sus ojos detenerse en mi escote por unos pocos segundos, cosa que me puso el triple de nerviosa.
— Gracias —respondí en un hilo de voz al sentir mi cara arder— T-tú también —él dejó salir una risa que debilitó mis rodillas por unos instantes.
— Gracias —avanzó un par de pasos para tenerme cerca— ¿Quieres entrar y contarme lo que tanto te pasó el fin de semana?
— Cierto... Lo olvidé —fruncí el ceño al darme cuenta de que tal vez deba contarle aquel problema con los piercings.
— ¿Olvidaste... lo que te sucedió? —preguntó confundido.
— No no, es... No importa —le sonreí— Entremos, ya quiero probar la comida —no pude evitar sonar entusiasmada y él volvió a reír.
— Claro —me tomó de la mano para subir los escalones hacia la entrada.
El Museo era hermoso por dentro, con una iluminación bellísima y un suelo encerado que parece de realeza, incluyendo la arquitectura del lugar que sigue condiciones tradicionales y se vuelve una obra de arte. Lamentablemente la fiesta era sólo en la sala principal, los otros lugares estaban cerrados y se prohibía su entrada, esos lugares incluyen las peceras, los escenarios falsos sobre los biomas y animales, dinosaurios enormes y todo lo que justamente yo quería ver.
Quitando eso, la fiesta es hermosa. El centro del salón está espaciado para que la gente hable o incluso baile un poco con la música tan elegante, y los alrededores está repleto de mesas larguísimas llenas de comida, mesas acompañadas de sillas, claro. En las esquinas hay un par de sofás en caso de que la gente quiera más comodidad a la hora de charlar, y en cuanto el personal, hay guardias de seguridad y empleados del servicio de catering que andan ofreciendo champaña en bandejas de plata.
No puedo negar que por más que el ambiente se sienta lujoso y cálido también es algo romántico. La música, la comida y la iluminación hacen un buen conjunto para tener un momento tierno con alguien, incluida la noche. El cielo está completamente despejado, hay pocas estrellas y hay una brisa hermosa al salir del Museo. Todo en este momento es hermoso, y... me alegra que haya sido Johan quien vino conmigo.
Mientras el doctor se disponía a hablar con otras personas del lugar, yo me quedé cerca de una mesa donde robaba algún que otro bocadillo y le iba contando lo sucedido el fin de semana a Johan. No se mostró sorprendido en ningún momento, simplemente me miraba con mucha atención mientras yo le contaba todo eufórica.
— Así que le pedí su número y ahora nos estamos haciendo amigos —robé otro canapé de la bandeja para darle un mordisco— Es un poco seco, pero sé que nos llevaremos bien.
— ¿Eres... tan linda con las personas como para incluso llevarte con tu acosador? —preguntó enternecido y yo dejé de masticar por unos segundos.
— ¿Es algo malo?
— No lo creo —suspiré aliviada y continué masticando— ¿Entonces... todo eso fue lo que te sucedió el fin de semana?
— Sí... ¿Qué opinas de que Jacob haya desaparecido?
— Creí que ya lo sabrías. Estoy más que contento de que haya muerto —metió sus manos en los bolsillos de su pantalón para más comodidad.
«¿Tiene sentido que esa simple acción se me haga atractiva?»
— ¿No te parece una locura que siempre sepa todo? —terminé de comer el canapé y agarre otro— Sólo a ti te dije que me gustaría si el acosador le hacía algo a Jacob.
— Tal vez puso un micrófono en tu teléfono —se volteó para tomar un par de bocadillos.
— ¿Eso es posible? —me sorprendí— Explicaría por qué siempre sabe todo de mí y lo que me pasa... ¿Cómo lo saco?
— Puedo sacarlo por ti —me miró— ¿Lo tienes? —comió uno de los canapé, manchándose un poco la mano.
— Lo tiene el doctor, pero puedo pedírselo ahora.
— Claro, te espero —lamió la crema de la punta de su pulgar generándome otro puñado de mariposas irritantes en el estómago.
Tal vez es por el traje que tiene puesto y que hace ver tan bien su cuerpo, o tal vez es por su cabello peinado hacia atrás y esos diminutos mechones que le caen en la frente, o tal vez soy yo y mis hormonas locas, pero.... Johan está demasiado sexy ahora mismo, y me causa... cosas en el cuerpo.
— ¿Tara? —me hizo reaccionar.
— ¿Eh?
— Pensé que ibas a ir a buscar tu teléfono.
— Ah —reí algo nerviosa— Lo sé, sí. Ya vengo —me volteé y tomé dirección hacia el doctor, que hablaba con lo que parecía ser un matrimonio— Doctor —evité interrumpir mucho la conversación y él me miró, pero su ceño se frunció.
— ¿Qué tienes en el rostro?
— ¿Yo? —toqué mi cara confundida, hasta sentir algo húmedo cerca de mis labios que seguramente era el queso crema de los canapés— Creo que es comida. ¿Me da mi celular, por favor?
— Ve a limpiarte, linda —sacó mi móvil del bolsillo interior de su saco y me lo entregó.
— Gracias, eso haré —le sonreí un poco avergonzada.
Rápidamente me fui al baño de mujeres para limpiarme el enchastre de mis labios, pero una nube de tormenta se me encimó a la cabeza cuando me di cuenta que estuve hablándole a Johan con salsa y crema en la cara.
La vergüenza me tornó las mejillas más rojas que el propio color de mi vestido, y luego el rubor se esparció a todo mi rostro, haciéndome ver el triple de ridícula que ya me veía con esta comida en la cara. Me mojé el rostro, me sequé con precaución de no arruinar mi labial y salí del baño respirando hondo una y otra vez, buscando que el rubor se baje un poco.
A mitad del pasillo que llevaba a los baños un chico de cabellera negra y ojos verdes se me acercó con una amable sonrisa y ambas manos sujetadas detrás de su espalda.
— Lamento molestar —me habló con una dulce voz— No pude evitar fijarme en ti, te vi dando vueltas en la fiesta con ese vestido y te me hiciste muy linda —me sorprendí.
— ¿Yo? —posé mi mano en mi pecho en una especie de señalamiento.
— Sí, tú —rio un poco— ¿Por qué te sorprende? Eres una chica hermosa —duplicó el sonrojo de mis mejillas, y al notarlo enseñó una sonrisa algo juguetona— Nos conocimos hace menos de un segundo, así que tal vez te gustaría pasar la noche en la fiesta y luego me das tu número.
— Entiendo... —bajé la mirada hacia otro lado pensando cómo rechazar la oferta sin sonar grosera— Puedo... pasarte mi número, pero...
«Creo que decir "como amigos" es mala idea»
— ¿Qué sucede? —lo miré— ¿Algo te prohíbe salir conmigo?
— Sí, es que... tengo novio, pero no quería rechazarte de mala manera —presioné mis labios preocupada por su respuesta, y el chico simplemente volvió a reír.
— Tranquila, ya imaginaba que tendrías novio, pero decidí jugar a la suerte —suspiré del alivio.
— ¿Entonces no te enoja?
— Claro que no, es algo que puede pasar.
— Menos mal, porque normalmente los chicos se enojan y se ponen muy violentos —él frunció su ceño.
— ¿Te estuvo sucediendo eso? —asentí— Lo lamento mucho.
«Qué considerado»
— Tara —oí que me llamó Johan, y al voltearme a mi izquierda lo vi esperando al final del pasillo— ¿Qué haces?
— Ahora voy —le avisé y miré al chico— Ya me tengo que ir, pero me agradó conocerte.
— Él es tu novio, ¿verdad? —asentí con una sonrisa— Bueno... Es mejor si los dejo solos.
— Nos vemos, y espero encuentres a otra chica en la fiesta, sería muy afortunada. Pareces ser alguien muy lindo —él sonrió de lado.
— Gracias. Hasta luego —se retiró del pasillo pasando al lado de Johan, quien lo fulminó con la mirada.
«Es agradable que por fin un chico que me coquetea sea amable cuando lo rechazo»
Me dirigí hacia Johan con una sonrisa de oreja a oreja, esta vez pudiendo presumir que no tenía el rostro lleno de comida, pero él estaba más concentrado en la fiesta.
— ¿Qué tanto miras?
— ¿Ese chico te hizo algo? —me miró.
— No. ¿Por qué?
— ¿Entonces por qué se te acercó?
— Me pidió mi número, pero le dije que tengo novio —rodeé su torso con mis manos en un medio abrazo que me permitiera verlo a los ojos— Es lindo poder decir eso —apoyé mi mentón en su pecho.
— ¿Que tienes novio?
— Sí, porque tú eres el novio —vi su gesto tan serio cambiar a uno emocionado por lo que dejé salir una risa— Ahora ya no te ves tan molesto.
— No estaba molesto —se defendió de inmediato, volviendo al papel de serio.
— ¿No? ¿Por qué tenías esa cara, entonces? —pregunté confundida.
— No sé de qué cara hablas.
— Estoy segura de que te vi muy serio hace rato —continué confundida y él alzó sus hombros sin saber.
— ¿Tienes tu celular?
— Ah, sí —me aparté del abrazo para entregárselo a lo que puso la contraseña y comenzó a revisar las aplicaciones que tenía instaladas, pero yo fruncí el ceño al darme cuenta que desbloqueó mi teléfono— ¿Te sabes mi contraseña?
Él dejó de revisar y me miró al mismo tiempo que yo lo miré a él.
— Una vez... te vi usarla —alcé mis cejas.
— No sabía —volví a mirar el teléfono esperando que él continúe revisando, pero en vez de eso se lo guardó en un bolsillo del saco.
— Vayamos a comer algo primero —lo miré, y antes de que pudiera responder me tomó de la mano y se dirigió a las mesas.
[...]
— Es una pena que sólo hayan permitido la fiesta en esta parte del Museo, me hubiera gustado ver a los dinosaurios —dije terminándome el agua de la copa. Lamentablemente no trajeron ningún tipo de gaseosa a este lugar.
— ¿Por qué no podrías verlos ahora? —cuestionó Johan aún usando mi teléfono.
— Prohibieron la entrada —señalé hacia las escaleras que tenían una barrera de cuerda roja con puntales de oro, indicando que no se podía subir.
— No hay nadie vigilando esa zona, podrías ir de todos modos —lo miré y él a mí.
— ¿Cómo voy a hacer eso? Lo prohibieron por una razón.
— Solamente disminuyeron el espacio en donde se hará la fiesta. Dudo que sea gran cosa colarse allí.
Volví a mirar hacia las escaleras, esta vez con la idea un poco cambiada. Claramente muero de ganas por ir a ver todas las cosas del Museo, pero no quisiera meterme en problemas. Puedo venir otro día y pagar la entrada como cualquier otra persona, pero... no lo sé.
— ¿Tienes muchas ganas de ir? —me preguntó Johan y yo asentí todavía observando la barrera con ojos de cachorro.
— Demasiadas.
— Entonces vayamos —lo miré— Será lindo ver el Museo estando solos —guardó el celular y me tomó de la mano con una pequeña sonrisa que me cautivó por unos segundos.
— ¿Crees que es buena idea? ¿Qué tal si meto en problemas al doctor? Vine con él.
Unos ligeros ruidos de algo metálico golpeando contra una copa de cristal llamaron nuestra atención, al igual que el resto de personas en la fiesta, ya que quien parecía haber organizado la donación se puso de pie en medio del salón para dar unas palabras.
Era una mujer pelirroja de marcadas curvas y grandes pechos que traía un vestido blanco y tacones de aguja, con un rostro bien maquillado y pestañas postizas algo grandes, un delineado de gato impecable, un rubor rosado sugestivo y un carmesí que pintaba sus labios rellenos y sensuales. Sonrió enseñando una dentadura perfecta y tan blanca que parecía reflejar la luz en ella, y habló.
— Quiero agradecer a todos los que vinieron esta noche a donar para la caridad —la mujer comenzó el discurso, dándome cierta envidia extraña por su voz tan sensual y adulta— Realmente es un gesto único de su parte haber donado tanto dinero a las personas que sí lo necesitan.
«¿Quién es ella? ¿Por qué es tan... modelo?»
Los ojos azules de la mujer se paseaban entre la gente mediante avanzaba con el discurso, pero hicieron una leve parada al llegar a Johan. Inspeccionó su cuerpo con una curiosidad cuestionable y le sonrió dulcemente para así continuar mirando al resto del público, pero aquella mínima interacción casi me detuvo el corazón, ya que me imaginé toda una historia en la cabeza acerca de lo que podría pasar si una mujer tan bella como ella se le acerca a un chico tan hermoso como Johan.
«¿Por qué lo miró así? ¿Le gusta? ¿Vendrá a coquetearle?»
Miré a Johan y él se mostró perdido en la pelirroja, acción suficiente para rebajar mi autoestima hasta el subterráneo.
«¿Se... le hace linda?»