El destino ha sido cruel, hoy la mayoría estaba en silencio. Habían perdido a una gran persona, ¿Qué seguía? El corazón de Winne estaba destrozado, una niña tan pequeña había vivido demasiados traumas ya, no deseaba más pero el destino no escucharía sus plegarias.
Poco a poco Neuvillette fué olvidado como se escuchaba la voz de Furina hasta que no pudo recordarla en absoluto, su canción, recordaba la letra pero no su voz. Su ansiedad se duplicaba cuando luchaba por volver a recordarla.
En las noches encendía una vela y se quedaba intentando recordar el tono de la canción repitiendo la letra pero no lograba recordarla por completo, era como si su cerebro la hubiera borrado. El se dormía cuando la vela se apagaba, aunque a veces se quedaba despierto hablándole como si la vela fuese ella, sus noches de pasión se habían acabado y ahora se las pasaba llorando y recordando sus momentos felices con Furina.
Quien pensaría que ese nuevo día en vez de ser mejor sería peor. Era simple, una persona moría a la vez, ahora una nueva muerte dolorosa se aproximaba y tenía miedo de perder a Wriothesley, por desgracia había olvidado que Navia y Sigewinne también estaban sufriendo, se empeño tanto en no soltar a su pareja que descuidó a lo que le quedaba de su familia.
Sigewinne intentó advertirle, Navia no estaba bien pero falló como amigo y la dejó sola muchas veces, ella lloraba siempre por Clorinde, era imposible no hacerlo . Ese refugio era excesivamente grande a comparación a los demás, un día Navia salió a caminar buscando un lugar en dónde depositar su tristeza, fué lo peor, encontró un lugar que no abandonó su cabeza, ella recordaba ese sitio llegando a soñar con ir allí.
Abandonar su tristeza era más bien...dejar su vida ir.
Aún recordaba como fué que conoció a Clorinde, al poco tiempo se hicieron amigas pero era obvio que no estaban interesadas en una amistad, su primer beso fué bajo la luz de la luna en una agradable cena, Clorinde la había invitado a una cita.
Entonces una noche Navia se acostó en su cama mirando el techo, estaba esperando que unas pastillas que había tomado le hicieran efecto, le habían dicho que curaría cualquier mal, nunca imaginó que sería estafada ya que estando en un estado tan deplorable era incapaz de pensar correctamente y fácil de manipular.
Cuando cerró sus ojos sintió que se mareaba pero aceptó el mal rato, todo sea por verla una vez más.
"Música en la habitación y un último baile"
Ella caminó suavemente a su lado subiendo las escaleras con cuidado de no caerse, estaba soñando con Clorinde. Estaban en una gran habitación en dónde podían bailar hasta olvidarlo todo, no había enfermedades, no había dolor, no había llanto.
Solo un último baile.
"Sus labios besaron los míos y me dejé llevar"
Su cuerpo se movía al compás de la música, su largo vestido se sacudía con suavidad mientras podía sentirse segura en los brazos de Clorinde pero una lágrima arruinó su maquillaje.
—Ven a vivir conmigo aquí.
—Te extraño demasiado —Dijo mientras Clorinde le besaba la mejilla.
—Te amo.
Amor...el amor destrozaba, era peor que cualquier enfermedad, cualquier delito, era peor que cualquier cosa.
—Voy a empacar mis cosas y vendré contigo.
Clorinde le sonrió y Navia la abrazó, era hora de viajar.
—Te esperaré acá.
Clorinde seguía en su corazón, siempre lo estaría y ella se despidió para ir a acompañarla, era el momento de decir adiós a todos.
Lloró mientras dormía, su agradable sueño se había transformado en una realidad deseada, deseaba no despertar jamás y quedarse con ella en ese lugar ideal. Si pudiera pedir un deseo sin duda habría sido haber bailado con ella de verdad y no con su fantasma, poder sentir su cuerpo como algo real y no como algo de su imaginación. Que sus manos de verdad se juntaran y que no se sintiera tan vacío su corazón.
(…)
Neuvillette caminaba de la mano de Wriothesley a casa de Navia, ella había estado cuidando a Winne durante mucho tiempo y era momento de que descansara, lamentablemente nadie abrió la puerta, Sigewinne estaba dormida y ambos supusieron que Navia también. Pero cuando se iban a ir Neuvillette vió un papel debajo de la puerta y al recogerlo vió que había una larga carta escrita a mano.
"Queridos Neuvillette y Wriothesley, Winnie está durmiendo tranquilamente, yo he salido a terminar unas cosas, por favor cuidenla mucho díganle que tuve que irme por un asunto urgente y que quizás no pueda volver. No le digan que estaré muerta, les agradezco los buenos momentos han sido los mejores de toda mi vida pero me he dado cuenta de que no puedo vivir sin su cariño, su compañía. Clorinde me está esperando y no puedo dejarla ahí abandonada, ¿Nos volveremos a ver? No lo sé pero siempre tendrán las puertas de nuestro hogar abiertas.
Los quiero mucho, vivan, rían y amense. Lamentablemente me siento nada en este mundo sin ella y ya todo se acabó para mí, los adoro hasta pronto. "
Wriothesley entró a la habitación para ver si de verdad Winne estaba durmiendo y era cierto, Navia había dejado todo para irse al otro lado como todos. Neuvillette corrió en busca de la chica, se le ocurría un lugar al que podría haber ido...
Estaba cansado de perder gente, de perderlos a todos. Lamentablemente cuando llegó ya era demasiado tarde, Navia se había quitado la vida, ni siquiera logró encontrar su cuerpo.
Antes de que el llegara ella había dudado si realmente hacerlo pero era como si el agua la llamara, lo último que sintió fué el frío envolver su cuerpo mientras sus pulmones se llenaban de agua.
Se le acababa el aire.
Navia había muerto de amor.
Había sido como si su cuerpo se hubiera desvanecido o si su cuerpo se hubiera transformado en agua, de todas formas ella había muerto por amor.
(…)
—¿No volverá? —Preguntó Sigewinne mientras aún tenía sueño —¿Está bien?
—Ella estará bien, lamentablemente no la dejarán entrar pero dijo que jamás se iba a olvidar de ti, incluso buscará la forma de traerte regalos.
Neuvillette solo los miraba conversar, no soportaba ver como Wriothesley le mentía a su hija. Navia jamás iba a enviar esos regalos, jamás volvería.
—¿Estás bien?
—Solo necesito tomar aire —Dijo levantándose de la silla dejando su desayuno por completo, ni siquiera lo había tocado.
Cada vez que pensaba en quienes habían muerto sentía que iba a llorar, tenía miedo de perder a las únicas dos personas que le quedaban a su lado, de todos modos tenerlo a ellos no era lo mismo que estar con todos, aún así agradecía que estuvieran vivos.
—¿Todo bien? —Preguntó Wriothesley abrazándolo desde atrás dándole un beso en el cuello —Sé que ha sido difícil pero me duele verte así.
—Tengo miedo.
—Yo también... —Susurró sin soltarlo —Pero no pensemos en que vamos a morir, haré lo posible para que nosotros tres vivamos una buena vida.
—Quiero dormir, no he dormido en todas estas noches porque dejo la vela encendida pero cuando se apaga sigo mirando el techo.
—¿Vamos a dormir? Tú, yo y Sigewinne ¿Te parece?
—Por favor, necesito un poco de amor.
Wriothesley lo besó y lo llevó a la pieza, aunque estaban tristes ese día se dedicaron a dormir como familia. Neuvillette se sentía agobiado pero tenerlo a los dos con el lo hacía sentir un poco mejor.
Cada día escribía una carta, sabía que nadie las iba a recibir pero las hacía para desahogarse, una carta para Clorinde, una carta para Furina y una carta para Navia. En ellas mostraba sus sentimientos, lloraba y dejaba que sus pensamientos intrusivos le hablaran, no tenía como callarlos pues le habían ganado, con tanto dolor en su corazón no sentía esperanzas en la vida pero no podía morir, no podía hacerle eso a Wriothesley y Sigewinne.
Aún así se imaginaba acabando con su propia vida, ¿Algún momento dejaría de sentirse mal?
Al pensar "no debí haber nacido" solo lograba detestar su existencia, no servía de nada pensar así, no podía cambiarlo y no podía retroceder el tiempo para nacer en otra época. Su nacimiento no significaba que los demás morirían por su culpa más bien era un punto de partida para ver a los que ama perecer a su lado, no por el sino que con el.
Cuando tuvo un momento a solas en lo que actualmente era su casa pensó en hacer muchas cosas siendo la primera ponerle fin a su historia pero se negó a morir tan pronto, quería cambiar, quería mejorar así que tomó todas las cartas, las leyó en voz alta y las quemó, dejó que la vela se apagara y decidió aceptar la verdad, ninguna lágrima traería a sus amigas de vuelta, ninguna lágrima le devolvería la familia que tuvo.
—Adiós —Dijo dejando ir los recuerdos que se negaba a soltar, para poder avanzar debía asumir que la verdad era más cruel de lo que parecía, su mente jamás estaría en paz si no se lo permitía, al final aferrarse al recuerdo solo lo dañaría más.
Y entonces el olor a quemado se llevó su dolor.
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"Tengo miedo de que intente hacerse daño, todos estamos pasando por un mal momento pero sé que el pierde su camino fácilmente y se deja llevar por los pensamientos malos. ¿Me perdonarias si no logro cumplir todo lo que prometí? Perdón y... Te amo"
-Wriothesley
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