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Todo por ti

By Iwaskitty

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Él es capaz de entregarle su propio corazón con tal de pertenecerle. Desde que la conoció en aquel bosque, ca... More

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1. La vida de Tara
2. El nuevo estudiante
3. Una ayuda no viene de más
4. Eres hermosa
5. Segunda nota
6. Cena grupal
7. La otra cara de la moneda
8. El cumpleaños de Henry
9. Nerviosismo
10. Primer desaparecido
11. Misterios a la luz
12. Otro a la bolsa
13. Gustos oscuros
14. La liebre y el lobo
15. Saturada
16. Filo en punta
17. Cita única
18. El mejor cazador
19. ¿Gesto tierno o bizarro?
20. Su primer contacto
21. No hay peor idea
22. El colmo
23. Igual de rápido que ingenuo
24. Finalmente... mía
25. Lo que las apariencias ocultan
26. Todo se debe a las hormonas
27. Que Diosito se apiade
28. Sinfín de problemas
29. La única que sale herida
30. Un pequeño lado oscuro
31. Sorpresa, bella Tara
32. Detalles lindos, trasfondos turbios
33. ¿Ya pasó lo difícil?
34. La fiesta de caridad
35. El cuarto del Museo
36. Bunny, un nuevo amigo
37. Entrando en la intimidad
38. Un momento inolvidable
39. Algo sucede con Johan
40. Tragedia fúnebre
41. Quebrado
42. Poca estabilidad
43. La gota que rebalsó el vaso
44. Su verdadera cara
45. Espera eterna
46. Hora de tomar medidas
47. No tan malo como parece
48. Cuestión de costumbre
49. Mejoras
50. Visita sorpresa
51. Se acabó
52. ¿Otra vez?
53. Un Johan distinto
54. ¿Sí o no?
55. Hierba mala nunca muere
56. Conexión única
57. Necesitado
58. Ahora sí, la pareja perfecta
59. El favor
60. Conociendo al cuñado
61. Horas antes
62. Pésimas circunstancias
63. Mi héroe
64. Cada día más locura
65. Buen chico
66. El pasado Pt.1
67. El pasado Pt.2
68. El pasado Pt.3
69. El pasado Pt.4
70. Para despejarse
71. El cobertizo
72. La peor cara
73. No te dejes engañar
74. No me dejes
75. Libertad
76. Asesino
77. Cachorrito
78. ¡Cathy's party!
79. LSD
80. Blackout
81. Nuestro secreto
82. Leonard Cooper
83. Mío
84. Escena de celos
85. Sus tesoros
86. De mi propiedad
87. Desenredo
88. Calumnia
89. Pérdida y perdida
90. Una prueba más
92. Oh... Lizbeth
93. Pasión sangrienta
94. Media naranja
95. ¿Cuántos problemas más?
96. El día de Tara
97. Padre e hija
98. Emily y Víctor
99. Todo por ti
100. Felices hasta la muerte

91. Colapso nervioso

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By Iwaskitty

⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Estaba dirigiéndome a mi salón con apuro, con las ganas de contar todo en la punta de la lengua, porque apenas vea a Johan le explicaré hasta el más mínimo detalle de todo lo que sucedió.

No me podía dejar intimidar por las estúpidas amenazas de Lizbeth. Ésta vez caminaba segura de mí misma, con la frente bien en alto, el mentón firme y la espalda recta, bastante furiosa, pero controlando mis emociones, porque no agarré de los pelos a Lizbeth cuando la tuve en frente.

Ya es momento de que el show de esa zorra termine.

Llegué a mi salón de clases que estaba medio vacío puesto que aún era receso, y en su asiento vi a Johan, observando al grupo de chicas chillonas que hablaba entre sí. Por algún motivo su expresión no enseñaba nada más que ganas de asesinar, pero imaginaba la razón. Aquel grupo no era muy soportable, y habrán estado todo el receso gritando tonterías.

— Johan —me dirijo hacia él y al mirarme noto que aquella furia incrementa, por lo que permanezco en mi lugar no muy segura de cómo sentirme al respecto— ¿Estás bien?

Johan se levantó de su mesa y vino hacia mí sin pestañear ni una sola vez, fijando su mirada fulminante en la mía que en cierta parte de mi interior me aterraba.

— ¿Por qué mierda están diciendo que te vieron con otro en la fiesta de Cathy? —fruncí el ceño.

— ¿Qué? —pregunté totalmente confundida, y su mandíbula se marca a causa del apretar de sus dientes.

— No es la primera vez que lo escucho. Llevo toda la semana oyendo rumores estúpidos de ti y otro chico en el cumpleaños de Cathy —me sorprendí— ¿Tuviste sexo con él? ¿La misma noche que estuviste conmigo?

— E-espera un momento —intenté calmarlo antes de que su enojo lo haga explotar— ¿De dónde sacaste tal cosa?

— De muchas personas, que para colmo dijeron que te vieron, así que ni se te ocurra hacerte la tonta.

«¿Qué... carajos?»

Miro a los lados sin saber cómo reaccionar y noto al grupo de chicas mirándonos, pero en cuanto notan mi mirada se voltean de inmediato, dándome una idea de en dónde sacó esos rumores.

— ¿Lo sacaste de ellas? —lo miré— Esas chicas viven hablando de rumores que suelen ser falsos.

— No son las primeras en comentarlo, y necesito que me des una explicación antes de que le rebane la garganta a alguien —masculló alzando la voz, alarmándome todavía más.

— Tranquilízate —susurré preocupada— ¿De verdad crees que te pondría los cuernos?

— ¿Qué mierda voy a saber? Supuestamente ni siquiera te gusta estar conmigo.

— ¿E-eh? —pregunté más que perdida, pero no me tardó en llegar la única razón para esta tontería de escena.

Lizbeth.

— Johan... —me puse un poco más seria— ¿Por qué piensas eso? ¿Alguien te lo dijo?

— Tú me diste razones para pensar en eso —frunció sus cejas demostrando lo adolorido que estaba— Por eso te alejaste mí y usaste tus salidas con Chris y Cathy como excusa.

— Claro que no —me quejé de inmediato— Estaba con ellos por culpa de Lizbeth. Esa mal-

— Ni se te ocurra insultarla —me interrumpió con una determinación que me dejó perpleja— Imaginé que lo harías. No te quieres hacer responsable de tu mierda.

— ¿De qué carajos estás hablando? Si sabes bien que te amo —se me genera un nudo espantoso en el estómago al notar a los estudiantes en el salón ver toda la escena— ¿Ella te dijo todo esto? Si eres fácil de manipular tal vez pudo convence-

— ¿Soy, qué? —me miró incrédulo y yo abrí mis ojos como platos al darme cuenta de lo mal que lo dije.

— N-no, lo digo porque ella lo dijo. Lizbeth dijo que e-

— ¡Deja de meterla en esto! —me agarró de los brazos y me acercó a él, buscando controlarse o tiraría todos los muebles del lugar a la mierda— Dime las cosas en la cara, Tara —murmuró— No es la primera vez que oigo esto, que para colmo siempre es lo mismo.

— J-johan...

— ¿Con quién mierda estuviste en la fiesta de Cathy? ¿Quién es el maldito con el que tanto te vieron?

— N-no era nadie —respondí angustiada, imaginando lo imposible que sería hacerlo entender— Y-yo no estuve con nadie. ¿Que acaso no confías en mí?

— Eso... intento, pero... pasaron demasiadas cosas —demostró la pelea interna que estaba teniendo en su mente, dejando más que claro lo involucrada que estaba Lizbeth en esto.

Esa zorra no paraba de presumir lo manipulable que Johan era, y ahora entiendo la razón. Todos estos días que pasaban tiempo juntos ella se dedicó a llenarle la mente de mierda y convencerlo con que era verdad. Imagino que también está relacionada con esos rumores que tanto circulan, como en el grupo de chicas, porque eso ayuda a que Johan tenga más razones para creerle a Lizbeth.

¿Cómo hago para quitarle ese pensamiento de la cabeza a Johan?

— Tenemos que hablar más tranquilos —puse mis manos en sus brazos y lo acaricié— Salgamos, ¿si? Hablemos afuera. Podré explicarte todo.

Johan mira mis manos y se aleja con repulsión, como si mi toque fuera algo que lo asustara.

— Sé lo que estás haciendo —dijo y yo lo miré confundida— Lizbeth me contó todo, que cuando te quiera confrontar tú te pondrías a hablarme de este modo, acariciándome y hablándome con un tono suave para manipularme.

— Debes estar jodiendo —murmuré viendo lo mal que le hizo esa tipa— Lizbeth es la manipuladora, Johan —hablé ahora en voz alta— Es de lo que me acabo de enterar, de lo que te quiero hablar.

— Tara... —suspiró tembloroso y pasó sus manos por su nuca— Necesito tomar aire. Voy a perder la cabeza —pasó de largo.

— ¡Johan! —me volteé a llamarlo, viendo a Lizbeth aparecer apoyada en el marco de la puerta con una sonrisa que hirvió toda mi sangre.

— ¿Qué fue lo que te dije? —cruzó sus brazos, mirándome con unos ojos de disfrute que me hacían apretar los puños con fuerza.

— Voy a matarte —mascullé llena de rabia, yendo hacia ella.

— Qué miedo —soltó una risa que consiguió enfurecerme cada vez más— ¿Ya te quedó claro que no puedes ganarme? Tengo a tu novio comiendo de aquí —enseñó la palma de su mano— Es como un perrito callejero —dijo con ternura.

Corrí hacia ella con mis nudillos tornándose blancos y alcé mi brazo para darle una golpiza en la cara que la hizo tambalear hacia atrás, pero en lo que se quiso reincorporar le di otro golpe hasta tirarla al suelo.

— ¡Maldita enferma! —la agarré del cabello y golpeé su cabeza contra el piso repetidamente— ¡Muérete, zorra de mierda! —la golpeé cada vez más fuerte, oyendo el romper de su cráneo y viendo el charco enorme de sangre formarse.

— ¿Qué vas a hacer al respecto? —Lizbeth me saca de mi mente y yo la miro con el rostro en blanco— ¿Eh?

«Me estoy volviendo loca...»

— Deja a Johan en paz —murmuré sin tener la fuerza suficiente para alzar la voz. Ese escenario en mi cabeza drenó todas mis energías.

— Pero si es tan divertido jugar con él —sonrió de lado— Conseguí que me besara, ¿crees que me costará mucho conseguir otra cosa suya? —fruncí el ceño.

— ¿Qué?

— Uy —fingió sorprenderse y cubrió su boca con su mano— No debí decirlo. ¿Qué tal si te conviertes en Hulk? Sería aterrador.

— No te creo... Johan no sería capaz de algo así.

— Pregúntale tú... Si es que te dirige la palabra, claro —dijo con una diversión que me daba ganas de romperle esa sonrisa a golpes.

— Di lo que quieras —me reincorporé y hablé con más firmeza— Yo conseguiré que él me crea.

De repente Lizbeth se torna seria y me da un empujón brusco que me hace golpear contra el marco de la puerta.

— No jodas, Tara —se acercó fulminante— Mientras más le quieras hablar a Johan, peor me pondré, porque esto no es nada comparado con lo que puedo hacer.

Intenté mirarla y mantener mi semblante serio, pero mi labio inferior me exponía al temblar débilmente, porque además de tener miedo tenía unas ganas enormes de llorar.

— ¿Me entendiste? —alzó sus cejas buscando una respuesta.

Realmente no quería dársela, pero me sentía... débil.

— Sí.

— Así me gusta —enseñó una última sonrisa para retirarse, dejándome tan atónita que no pude decir ni una sola palabra.

La veo irse con esa caminata de zorra que mueve exageradamente las caderas a los lados para enseñar trasero, y el enojo acumulado en mi interior se dispersa por todo mi cuerpo, haciendo temblar mis manos de la rabia que le tenía a la maldita.

No podía dejar que la furia me gane. Debía controlarme para hacer las cosas con precaución, para que todo salga bien. Tenía que ser más inteligente que Lizbeth.

No me importaba en lo absoluto convencer a la gente que esparció los rumores, sólo quiero que Johan me crea. Como no puedo comentarle nada o Lizbeth se enterará, debo esperar a que terminen las clases y llamarlo en casa.

Una llamada no es la mejor manera de tener una conversación tan importante, pero de otro modo, Lizbeth conseguirá enterarse y empeorará todo, algo que realmente me da miedo. No sé cómo podrá hacer de todo lo que ya pasó algo peor, pero tampoco lo quiero averiguar.

Cuando terminó el receso Johan no regresó. Se tardó como veinte minutos en volver, y la profesora lo regañó por su tardanza, pero a él no pudo importarle menos. Ni siquiera me miró. Se puso en su mesa a dormir.

Para colmo, lo mismo hizo Chris. Llegó del receso sin dirigirme la palabra y se puso en su propio mundo durante la clase, algo que no ayudó con mi angustia. Desde mi discusión con él quiero llorar, y luego pasó lo de Lizbeth y Johan, por lo que vengo conteniendo esas necesidades de estallar en llanto muy bien. Creo que sí mejoré bastante en contener mis emociones después de todo.

Al terminar las clases, Min me vino a buscar en el auto. Llegué a casa, saludé al doctor y le dije que hoy no podía practicar, algo que entendió de inmediato porque mi apariencia demostraba el mal día que tuve.

Mientras me quitaba el uniforme de la escuela me miré la espalda en el espejo para asegurarme de que aquel empujón de Lizbeth no me haya hecho nada ya que el marco de la puerta me dio justo en la espina dorsal, pero me sentí un poco más aliviada cuando no vi nada. Lo único que me faltaba era que esa tipa me haga un moretón.

Al terminar de vestirme busqué mi teléfono entre mis cosas y no tardé en llamar al número de Johan. Decir algo por mensaje era arriesgado, porque imagino que Lizbeth en varias ocasiones hizo de las suyas para revisarle el teléfono a Johan.

Muevo mi pie inquieta por el interminable tono de llamada, y cuando miro la pantalla para asegurarme de que la llamada aunque sea esté llegando, Johan colgó. Pocos segundos después me llegó un mensaje, y mi rostro entero se puso en blanco.

Johan💕:
No jodas
19:01 pm

«Auch...»

Tara🎀:
Tenemos que hablar
19:01 pm

Johan💕:
No quiero hablar contigo
19:01 pm

Tara🎀:
Lo sé, pero es necesario
19:01 pm

Tara🎀:
Si no me dejas darte una explicación vamos a estar peleados por siempre
19:01 pm

Johan💕:
No me importa, en serio
19:01 pm

Johan💕:
Me rindo
19:01 pm

Fruncí el ceño.

«¿Eh?»

Tara🎀:
Te rindes?
19:01 pm

Johan💕:

19:02 pm

Johan💕:
Quiero terminar
19:02 pm

«...¿Qué?»

No me costó nada leer esas dos miserables palabras.

Me quedé en completo silencio, mirando el teléfono con una expresión indescifrable. Mi mente se había quedado en blanco, incapaz de procesar lo que acababa de leer. Era como si el tiempo se hubiera detenido y yo estuviese en una especie de limbo emocional.

Sentía cómo mi boca se había quedado seca y mi corazón latía con fuerza al luchar por encontrar sentido a lo que había sucedido. Mi cuerpo se sentía entumecido, y mi mente, lenta para reaccionar, y muy aturdida. Me esforcé por creer lo que mis ojos habían leído, pero simplemente no podía hacerlo. Aunque sabía que necesitaba hacer algo, cualquier cosa, mi cuerpo se había negado a responder.

Estaba... en shock.

Después de todo lo que pasamos, de todos los momentos que vivimos, tanto los más alegres y lindos como los más aterradores y complicados, pudimos seguir adelante para que nuestra relación funcione, y nos volvimos una pareja perfecta, pero por unos simples y... estúpidos rumores, ¿va a terminar a conmigo?

Entiendo la dependencia de Johan hacia mí, lo mal que podría reaccionar si realmente yo le pusiera los cuernos, pero jamás imaginé que terminaría conmigo. Hasta creo que es más capaz de asesinarme, o perdonarme, o incluso pedirme perdón al creer que él es el culpable de la infidelidad.

Creí que Johan se inventaría hasta la excusa más ridícula del planeta con tal de no terminar conmigo, por más que yo sea la equivocada, pero no. No le costó hacerlo. Son sólo dos palabras que para colmo, envió por mensaje de texto.

¿Realmente quiere terminar todo?

Me salgo de mi trance y acerco mis dedos al teclado de mi celular para pedir una explicación, o para pedirle una oportunidad, pero no pude hacerlo a tiempo. Su foto de perfil, que era una selfi de nosotros dos en una de nuestras tantas citas, se había ido, y mi mensaje nunca le llegó.

Me bloqueó.

Hice un gran, pero gran y enorme esfuerzo para mantener la calma. Sabía que llorar serviría para desahogarme y quitar todo ese dolor de mi pecho, pero mi enojo era más fuerte. No quería llorar, quería romper cosas, gritarle en la cara a Lizbeth todo lo que pienso de ella, cuánto la detesto, cuánto desearía que esté muerta y que se pudra en un pozo, pero no podía hacerlo.

Pasé el resto del día acostada en mi cama, mirando hacia la ventana con una expresión neutra y con los ojos llorosos, muriendo de la rabia que tenía.

Nuevamente, lo único que podía hacer era esperar.

[...]

Fue un fin de semana de mierda. ¿Para qué entrar en detalles?

Min me había dejado en la puerta de la escuela como siempre, y yo me adentré en el edificio ansiosa, con una mezcla extraña de miedo y emoción en mi estómago, porque no iba a dejar que nada me impida hablar con Johan y contarle todo.

Que Lizbeth se ponga en medio, no me importa, le partiré la cabeza si me dirige la palabra. Vine con el objetivo de hablar con Johan, y eso haré.

Termino de subir las interminables escaleras en todo el edificio y llego a mi salón, donde veo a unos cuantos estudiantes que llegaron temprano, pero no a Johan. Tomo asiento y dejo mi mochila colgando del respaldo de la silla mientras espero con impaciencia a que aparezca.

Los minutos pasan y el salón se va llenando de más estudiantes, hasta que aparece el único que me importa. Veo a Johan entrar con cara de pocos amigos y va directo a su mesa para sentarse, ignorándome de una manera que claro me dolió, pero no iba a durar mucho.

Me pongo de pie y apenas avanzo un paso hacia él, Janire, una del grupo de chicas pesadas del salón, se levanta y se pone frente a mí, tomándome por sorpresa.

— ¿Qué haces? —cuestiona cruzando sus brazos, arqueando una ceja intentando hacer cara de mala.

— No te incumbe —me mantengo seria al saber que ella y su grupo formaron parte de los rumores— Con permiso —intento pasar a su lado, pero ella me da un empujón que me toma desprevenida.

— ¿No te da vergüenza? —pregunta con repudio, confundiéndome— No tienes derecho a acercarte a él luego de todo lo que hiciste.

— ¿De qué hablas? —entro en alerta al ver que dos más del grupo se acercaron a mí y se pusieron en frente, de seguro para impedir que me acerque a Johan.

— Sabes bien de lo que habla —Sabrina se entromete y yo la miro— Deja tu papel de chica inocente y vete a sentar.

— Se están metiendo en algo que no les incumbe —frunzo el ceño sin saber cómo sentirme ante la situación tan extraña.

— Te vimos en la fiesta de Cathy besándote con otro —respondió con una seguridad que me sorprendió más que el propio comentario.

— Y también vimos como lo llevaste de la mano al baño —Hayley agregó con las cejas levantadas— A saber qué hicieron allí.

— ¿Qué están diciendo? Se deben confundir con Jo-

— Oye —Janice me dio otro empujón que me sacó de mis casillas— ¿No te quedó claro? Cierra la boca y vuelve a tu lugar.

— ¿Quién mierda eres para decirme qué hacer? —la confronté mirándola con asco.

— A mí no me hablas así, idiota —respondió con el mismo tono de disgusto, y en lo que se quiso acercar alguien me agarró del brazo y me hizo retroceder, alejándome de ella.

Las tres miran detrás mío y yo copio la acción, viendo a Chris con el semblante serio.

— ¿Qué están haciendo? —le pregunta a las chicas.

— Nada que te importe —dijo Hayley— Esto es entre nosotras.

— Chúpamela, pendeja —exclamó irritado, haciéndola sorprender— ¿La estaban jodiendo a Tara?

— Sí —contestó Sabrina poniéndose frente a él— Es una maldita que pone cuernos por necesitada, y no queremos que se acerque a la persona que lastimó —Chris frunció sus cejas al oírla— ¿Qué harás al respecto? ¿Golpearnos?

— Ganas no me faltan, rubia falsa —le sonrió sarcástico, y yo no pude evitar reír al ver la cara de indignada que puso Sabrina por aquel apodo— Dejen de joder y vuelvan a sus mesas, porque bien saben que soy capaz de romperles la cara.

Observo a Chris con los ojos llorosos al presenciar su ayuda, y las chicas se regresaron a sus mesas luego de unos segundos de silencio incómodo.

Chris me mira para asegurarse de que me encuentre bien, pero su expresión muestra pura preocupación al ver cómo me encuentro, por lo que me toma de la mano con cariño.

— Vamos afuera. Tenemos que hablar.

Asentí repetidas veces y él salió del salón en lo que yo iba detrás suyo, limpiando las lágrimas que estaban a nada de desbordar de mis ojos. Se detiene luego de alejarse un poco del salón y se para frente a mí para quedarse mirándome, observando el mohín que yo hacía por mis ganas masivas de llorar.

Lo recién sucedido me daba la sensación de que por fin Chris estaba de mi lado, y venía necesitando sentir esta esperanza hace demasiados días.

— El viernes... me enteré de los rumores —comenzó a hablar— Cathy dijo que la única persona relacionada a ellos era Lizbeth, porque justamente los que esparcen los rumores son amigos de ella.

— Lo imaginé —respondí sin quitar el mohín, absorbiendo mis mocos que empezaban a caer de mi nariz.

— Quise hablarte el sábado, pero... tenía la sensación de que no querías saber nada de mí —se mostró algo apenado al decirlo— Creo que nunca te vi tan enojada, y sabía que yo tenía la culpa de eso. Hubiera sido incómodo si... te hablaba.

— Para nada —negué con la cabeza sin poder retener las lágrimas otro segundo— M-me hubieras escrito, e-en serio lo necesitaba —no controlo el tartamudeo y Chris me mira alarmado— T-también pensé en hablarte, pero no creí que ibas a querer saber de mí.

— Entiendo que hayas pensado eso. No fui muy am- —no lo dejé terminar que atrapé su cuerpo con mis brazos y escondí mi rostro en su pecho, llorando con desesperación y respirando agitadamente, desahogando de una vez todo lo que tenía tan acumulado.

— N-no sé qué más hacer —murmuré débilmente— N-no quiero rendirme, pero e-en serio no tengo más o-opciones.

— ¿Johan se creyó los rumores?

— T-terminó conmigo —mi voz se quiebra por completo y siento que me hago pedazos en los brazos de Chris, que me abraza con firmeza.

— Tara... De verdad lo siento —susurró sin ocultar su sorpresa y se aferró a mí, confortándome con el calor de su cuerpo.

Si no fuera porque Chris apareció, estoy un cien por ciento segura de que hubiera tenido un colapso mental en el salón, porque no podía aguantar otro segundo toda la mierda que me venía pasando.

Ahora que lo tengo a él, su apoyo y su ayuda, tal vez pueda conseguir decirle la verdad a Johan.

Y tal vez pueda darle su merecido a Lizbeth.






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Quién publicó seguido? 💅

Les digo que como se vienen cosas ricas yo estoy así bien loca escribiendo, así que viva la patria!!!!

Esto viene siendo puro sufrimiento, no? JAJAJAJAJAJA

Nos vemos pronto 😈😈😈

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