Llegada la noche ambos muchachos se vistieron con la ropa más oscura que encontraron que tuviera capucha. A eso de las 11 pm, Emma se despidió de todos diciendo que iría a dormir. Y por su ventana salió con Adam hacia la casa de él antes de que se fuera a la ciudad.
-¿Sabes quién vive ahora aquí?-dijo Adam mientras se acercaban a la casa.
-Vive una madre, su esposo y sus dos hijos. Varón y mujer.
-Vale.
Tras un arbusto frente a la casa de dos pisos, se ocultaban.
- ¿Y sabes en qué trabajan?- continuó Adam.
-Creo que la madre trabaja con mi papá como profesora y su esposo es policía.
-¿A qué hora volverán?
Apenas dijo aquello Adam, las luces de una habitación se encendieron y casi como un murmullo se escuchaba lo que el padre gritaba.
-¡Hija, a qué hora te vas a dormir ya son las 11!
-¡Ya!- y desde donde gritaba la hija, la habitación que da hacia la calle, apagó su luz.
Ambos muchachos se miraron entre sí.
-Bueno, eso responde quién está en casa - dijo con una sonrisa Emma.
Habían tres luces encendidas y dos daban hacia la calle, la de los padres y la hija.
-¿Y cómo entraremos? - le devolvió la mirada a su amiga.
-Tal vez alguna ventana nos sirva- con la mirada buscaba alguna ventana abierta.
-Espera, dijiste que el padre es policía. ¿Qué tal si tiene una arma?-preguntó con temor Adam ante aquella posibilidad.
-Tendremos cuidado- encogió los hombros sonriendo.
Pasaron unos segundos mientras buscaban alguna entrada sin tratar de hacer movimiento. Solos en la noche, los perros ladraban a quién sabe qué, pues ni alma alguna andaba en la calle.
-Mira Emma, a la derecha hay una ventana. Parece ser corrediza, podremos abrirla.
-Bien, iremos por ahí. - Emma levantó la mirada hacia la autopista. - Espera.
Antes de que den un paso fuera del arbusto, un auto gris se estacionó frente a la casa que ambos acechaban. Apagó el motor y tanto el conductor y el pasajero salieron del auto.
-Es... - murmuró Emma.
Adam miraba la escena y la reacción de su amiga confundido.
-¿Tu padre?- terminó la frase Adam.
Emma estaba sorprendida, confundida, con ira y tristeza tambaleándose.
Cuando el padre de Emma salió del auto, se acercó a la señora, que era la madre de aquellos muchachos de la casa frente a ellos. Ambos se dieron un beso en la boca. Uno muy largo.
Emma estaba completamente devastada. Y cuando ella se asusta o tiene una situación así, usualmente, al igual que Adam se queda quieta. Pero siempre trata de que su cuerpo nunca se paralice, porque ese sentimiento de hundirse en ese terror es aún más terrorífico. Pero, esta vez tenía que mantenerse quieta. No dejarse consumir por ese sentimiento demoledor, pero tampoco moverse, porque si lo hacía, ella sabía que sería capaz de lanzarse contra la señora frente a ella. No estaba segura si ganaría esa pelea, pero no le parecía que estaba bien tampoco golpear a la gente. Excepto que...
Cuando ambos, el padre de Emma y la señora de aquella casa, se soltaron, la mujer sujetó con más fuerza al hombre delante de ella para unirse en un beso aún más apasionado que el anterior.
Eso ya no soportó Emma. Aquella mujer se estaba llevando a su padre.
Emma salió del arbusto, tomó su celular y lo lanzó, con un estruendoso grito de furia, hacia la señora que besaba con tanto salvajismo a su padre. La señora de la casa gritó del dolor y el padre de Emma se colocó frente a ella en una posición de defensa.
-Maldita hija de pu... - la mujer herida habló, pero el hombre frente a ella la interrumpió.
-¡Ey, discúlpate!
Emma paró en seco. Su padre no la reconocía al parecer, eso le dolió aún más.
-¿Estás bien? - su padre se dirigió en un susurro a esa mujer. Ella asintió adolorida por el golpe.
Sentía que su padre los estaba traicionando y quería lastimarlo, pero al mismo tiempo no quería hacerlo.
-Al menos te tienes que diculpar, ¡hiciste algo grave! - ahora se dirigía a Emma aún en posición protectora.
Emma no dijo nada, solo caminó hacia su celular con lágrimas en sus ojos. No podía evitar que sigan saliendo esas gotas saladas.
La pareja de amantes solo la vieron avanzar lentamente. Su padre enfurecido y la mujer con dolor en su hombro, donde cayó el celular.
-Tú eres quién haces algo grave- dijo casi susurrando Emma- Tú deberías disculparte.
Emma caminó sin mirar atrás.
Parecía que iba a caerse porque sus lágrimas no le dejaban ver el camino.
Adam salió del arbusto y fue a sostenerla.
Caminaron hasta doblar una esquina y ella abrazó con fuerzas a Adam. Sus sollozos producían eco. Rompían el silencio de las calles. Adam correspondió el abrazo. Cada vez sentía que sus lágrimas atravesaban su ropa, pero no le importaba, eso solo hacía que abrace con más fuerza a Emma.
-Lo siento Adam. Ya no pudimos entrar a esa casa - dijo hundida en el pecho de Adam.
-No te preocupes- respondió en un susurro cerca al oído de la chica.
-Ya no pudimos revisar los documentos.
-No importa - susurró nuevamente.
-Tal vez sí están ahí, tenemos que volver.
-Shhh. Emma. Deja de pensar en eso.
-Eso mismo me digo sobre lo de mi padre. Trato de olvidar. Pero olvidar no es resolver - contestó alejándose de él. Lo miró a los ojos. -Lo siento. Es muy egoísta de mi parte- su mirar estaba perdido.- Mi problema ni siquiera es la mitad de lo grave que el tuyo y estoy aquí llorando por mi tontería frente a ti. Lo siento.
-No digas eso. Es cierto que es distinto lo que nos... lo que nos hace sufrir - suspiró - pero aún así lo sufrimos. Ese dolor lo sentimos.
-Aún así, no deberíamos distraernos, lo siento - contestó mientras se limpiaba la cascada de lágrimas que brotaba de sus ojos. - Tu vida está en riesgo y tenemos que apurarnos a buscar esos archivos.
-Nuestras vidas Emma. La tuya también, incluso la de tu familia.
Las lágrimas volvieron a brotar de los ojos de la muchacha.
-¿Qué familia Adam?- tragó saliva. - Mi padre... - con las palabras en su boca, no las dejó salir.
Hablo de padre, de familia, cuando él ya la perdió. Qué egoísta.
-Está bien Emma. Está bien.
-¿Cómo puedes ser tan fuerte?
-Porque tú me enseñaste a sonreír.
A Emma le alegró que a su amigo le haya dicho esos palabras, pero sobre todo, que la presencia de ella en la vida de él haya sido para bien y le haya sacado al menos una sonrisa.
Ella se acercó a él y en un movimiento compartido y armónico chocaron sus frentes y tomaron sus manos.
-Gracias Adam.
A unos metros de ahí, un auto se acercaba a ellos. Una vez que paró a su lado, bajó la ventana de la derecha y el copiloto les habló.
-Suban- una mujer les dirigió la palabra preocupada. - Los están vigilando. Suban rápido. Les diré lo que sé.
Adam miraba alarmado a sus costados y efectivamente, un auto negro se asomó de una de las esquinas de la cuadra. Al instante al muchacho le dio un escalofrío.
Le dio un toque en el brazo a Emma y con su cabeza le indicó el auto negro sospechoso que se aproximaba a ellos lentamente. Se miraron entre sí con cierto temor. Y como Emma reconoció a la mujer del coche, era la chica de la farmacia, ya no vacilaba tanto si entrar o no al vehículo.
Emma había cambiado su rostro, ahora estaba tomando valentía y tenía y quería sentirse segura de sus acciones, pues ese auto negro parecía el peligro inminente en persona acercándose y además, sentía que la mujer de la farmacia podría saber algo conrespecto a lo que buscan.
-Avancen por el amor de Dios- el conductor se acercó a la ventana para dirigirles la palabra.
Aun así algo tímida, Emma con los ojos rojos y vidriosos suspiró y tomó del brazo a Adam. Subieron al taxi.
Espero hayan disfrutado este capítulo 👀 :3
Que tengan buen día!