Un suspiro salió de sus labios. Veía el reloj avanzar, cada minuto parecía una vida entera. Estaba aburrido de la clase, siempre lo estaba, odiaba estudiar, era una de las pocas cosas que lo identificaban. Solo estaba allí sentado por obligación.
Escucho el timbre sonar y eso le hizo feliz, pues era receso. Tomó su dinero y guardo sus cosas.
Con rapidez salió de su salón y comenzó a caminar a paso rápido por los pasillos, habían chicas que lo detenían para darle regalos o halagos, pero, él siempre los ignoraba, solo tenia un amor en su vida.
Soltó un grito algo agudo al sentir como su hombro fue tomado, allí fue cuando comenzó a rezar internamente esperando que no fuera quien pensaba.
Tenía cerrados sus ojos y su cuerpo temblaba ligeramente.
— Y-Yo... Estaré allí, ya vete —
Dijo casi llorando, sin embargo dejo de ser dramático al escuchar unas carcajadas. A pesar de saber de quien eran abrió sus ojos de igual forma y le dirigió la mirada. Frunció el ceño notando como aquel chico se reía claramente por lo que había dicho.
No era para nada gracioso, pensó que estaba en una situación de vida o muerte, y sólo consiguió ser humillado una vez más por el pequeño infante.
— ¡Vaya que eres un buen payaso, Natsuhiko! —
— Si, si, muy gracioso. Como tu vida no corre riesgo —
El menor seguía riendo. No necesitaba ver algún vídeo o programa, tenía a Hyuuga en la escuela, no tenía porque buscar algo para distraerse.
Limpio sus pequeñas lágrimas que habían salido de sus ojos y su reír disminuyó al ver como el de cabello caoba seguía viéndole molesto mientras se cruzaba de brazos.
Al parecer no era una broma.
— Bien, bien. ¿En que lío te has metido ahora? Sabes que Amane, Minamoto y yo te ayudaremos a esconder el cuerpo~ —
— Verás... Espera, ¿Que dijiste? —
— ¿Yo dije qué? —
El de ojos plata vio de manera directa el bajo quien le veía con aquella sonrisa infantil e inocente en su expresar.
Se quedo callado por unos momentos viendo al azabache que aún tenía la misma mirada. Suspiro, no conseguiría nada así.
— Verás, el presidente Minamoto me obligo a limpiar mi salón al final de clases y- —
— No. Conmigo no cuentes para eso. No pienso barrer para un idiota como él. —
Escucho decir con rapidez el contrario dándose la vuelta para retirarse antes de que en dado caso le pidiera ayuda para aquella tarea tan tediosa.
El mayor tomó la camisa del otro tirando de ella obligando así a que el menor tuviera que regresar, claro que escuchaba sus múltiples insultos, tenía de nueva cuenta una rabieta por parte de ese chico.
— No te estoy pidiendo que me ayudes en eso... Deja que termine. —
— Bien... Pero si aún así me pides ayuda para eso, no te sorprendas si te dejo totalmente solo. —
Volvió a suspirar, era común en ese pequeño demonio decir aquello, nunca contaba con su ayuda en favores de esa área.
— Me refiero a que... Esta tarde tengo una salida con la señorita y bueno... Necesito librarme del castigo de alguna manera, me refiero, a que pueda adelantar su curso. Si es que me entiendes. —
— ¿Eh? ¿Quieres jugar sucio con el presidente? Eso que dices me agrada mucho. —
— Tú... Dijiste la otra vez que Minamoto tenía una debilidad... ¿Podrías decirme cual es? —
Noto como el de ojos ámbar sonrió ampliamente. Le soltó para así ver como el mismo le vio de arriba hacia abajo.
— Si... Puedo decírtela. Solo... Úsala si es necesario. —
Trago saliva y asintió para así notar como Tsukasa le pedía agacharse un poco. Obedeció y sintió como el otro se acerco para así comenzar a contarle aquello en su oído.
Un escalofrío recorrió su cuerpo. Se separo captando la expresión contraria, era claro que no mentía, pero... ¿En serio eso era la debilidad de Minamoto Teru?.
— Bien. Nos vemos~ —
No tuvo tiempo de siquiera despedirse, ya que cuando iba a hacerlo noto como el de colmillos afilados ya no se encontraba en su campo de visión.
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El final de clases había llegado y caminaba a paso tembloroso de un lado a otro. Veía como los demás estudiantes se retiraban a sus hogares como era costumbre en cada uno de ellos, mientras tanto él... Estaba esperando a que el satanás reencarnado en persona apareciera por esa puerta.
Los minutos transcurrían y él se encontraba apoyando sus codos en el marcó de la ventana observando el bello atardecer que le proporcionaba el cielo.
Debería de estar con su amada en lugar de esperar a un idiota que lo había castigado por nada.
— Hyuuga-Kun~ —
Se sobresalto y dio un pequeño brinco en el proceso. Se dio la vuelta notando la mirada acosadora del mayor. Trago saliva y río de manera nerviosa.
Teru le extendió una escoba y el castaño la tomó con una de sus manos.
— Tómate tu tiempo. Yo estaré al lado de la puerta si me necesitas —
Comentó para así caminar hasta donde estaba lo antes mencionado y quedarse al lado de la misma mirando con sus ojos cual mar a el oji plata que se quedó allí teniendo la escoba en sus manos.
Natsuhiko comenzó a barrer y veía repetidas veces el reloj, notando como una y otra vez la aguja se movía más. El tiempo comenzaba a acabarse.
Siguió con su castigo lo más rápido que podía tratando de apresurarse y no recurrir a su segunda opción. Sonrió alegre al haber terminado. Dejo la escoba de lado y comenzó a tomar sus cosas.
— Hyuuga-kun, ¿a donde crees que vas? El salón sigue estando sucio. Solo pasaste la escoba por cualquier lugar que se antojo. ¿Acaso quieres que te enseñe a barrer también~? —
El de cabellos chocolatosos vio a el rubio, quien seguía con una sonrisa en su “perfecto” rostro. Chasqueo la lengua y volvió a separarse de sus cosas para tomar de nueva cuenta la escoba y seguir con su labor asignado.
— Estúpido Minamoto, estúpido día, estúpida escoba, estúpidas reglas, estúpido maestro, estúpido- —
— ¿Qué tanto dices Hyuuga-kun? —
El nombrado elevó la mirada notando que en el cristal de las ventanas habían dos manos posicionadas, además de que aquella voz venía de muy cerca.
Tembló y se quedó callado sin darse la vuelta.
Este era el momento, si quería salir de ese lugar debía hacerlo.
— ¿Me estas escuchando Hyuuga-kun~? —
Sintió que el alma se le iba al escuchar aquel susurro en su oído, el cálido aliento contrario había aparecido y le había causado un escalofrío inmediato.
Se dio la vuelta rozando narices con el mayor. Tomó el palo con fuerza y resistió, debía mantenerse firme a pesar de que aquella mirada le diese nervios.
— ¿Crees que estoy sordo? —
Soltó del mismo tono en el que lo hacía el contrario. Sentía unas inmensas ganas de salir corriendo y dejar toda su actuación atrás, pero, ya había iniciado, no había vuelta atrás.
El mayor por su parte solo mantenía su sonrisa mientras veía de manera detallada a el de cabellos cobrizos notando su tono bastante parecido al suyo más lo que delataba al mismo era su ligero temblar, le recordaba a Akane, pero mejor.
Se acerco un poco más viendo como la valentía de Natsuhiko se iba con rapidez, dejando a un chico estúpido que le temía como los demás.
— No. Tan solo... Quería comprobar que me escucharas, parecías insultar a alguien y por ello lo hice —
Otro poco se acerco notando cada vez más el nerviosismo en el contrario que solo se mantenía en silencio mientras intentaba no verlo.
— Mientras más insultes, tardarás más en terminar, te sugiero que dejes de insultar y comiences a limpiar, Hyuuga-kun. —
Allí volvió a entrar en cuenta el castaño. ¿Que estaba haciendo? ¡Debía salir de este castigo para ir con su “señorita”!.
— No debería importarte si lo hago o no, no eres quien para darme órdenes —
Su sonrisa estaba nuevamente formada en sus labios, dejando esa misma como la de un felino. Temblaba era más que evidente, pero, intentaba mantenerse firme.
Noto como el mayor se acerco a su oreja lo cual le dejo en blanco claramente.
— No se a que juegas... Pero... Al parecer buscas problemas al igual que Aoi. Creo que... Te pondré un poco más de atención Hyuuga-kun~ —
El de ojos grises tenía el cuerpo tenso teniendo un escalofrío al sentir el cálido aliento de su contrario en su oreja. Cerró sus ojos por unos momentos sintiendo descargas eléctricas por todo su cuerpo, se sentía confundido.
El rubio se aparto un poco notando como el menor mantenía sus ojos cerrados, le dio un poco de gracia. Se dio la vuelta comenzando a dirigirse a el mismo lugar esperando que el otro al fin terminará, ya se hacía tarde, debía volver a casa o su hermano se molestaría con él por hacerle esperar.
— ¡M-Minamoto! —
Detuvo su andar y se giro viendo así a aquel chico de cabellos ondulados. Sonrió esperando a que el mismo hablara, esperaba que no se tratara sobre lo que pensaba o...
— ¡Y-Yo!... Se que... ¡Tú! —
No entendía nada. Suspiro y camino de manera lenta hasta estar de nueva cuenta frente a el otro quien se había callado y vuelto a temblar de nerviosismo.
Estaba apunto de preguntar más fue tomado de la camisa cambiando de lugares quedando él contra el cristal, estaba algo sorprendido.
— ¡No sabes nada sobre el sexo! —
— ¿Eh? —
Fue lo único que soltó mientras un poco de carmín se colocaba en sus mejillas. Era claro que no sabía nada de ello, pero, ¿como se había enterado?. Además, era obvio de que si lo sabía, pediría algo a cambio de guardar su secreto.
— Hyuuga-kun... Yo... —
— ¡Propongo un trato! Si yo te muestro que es “eso” tú me quitaras este castigo. —
Quería reír, en serio quería hacerlo. No pudo creer que en algún punto lo amenazaría con su secreto, pero claro, hablábamos de Natsuhiko Hyuuga, un estúpido que prefirió hacer un acuerdo a pesar que solo pudo amenazarlo y ya.
— No suelo hacer tratos con personas, pero, supongo que tienes una razón para haber llegado a esto y fingir tu valentía, así que... Esta bien por mi. —
El de labios curvados se quedó callado por unos momentos notando la clara sonrisa de el otro. Soltó su agarre y retrocedió para tomar sus cosas.
Coloco su mochila en su hombro comenzando a retirarse, sin embargo escucho su llamado girándose por unos momentos.
— Nos vemos mañana a la misma hora~ no hagas planes —
Sintió un escalofrío y solo trago saliva para así asentir y sin más marcharse del lugar.
Lo había logrado, justo a tiempo, ahora debería correr hasta llegar a la cafetería de su amada, pero... Por alguna extraña razón sentía un mal sabor de boca, como si esa “pequeña debilidad” de Teru, solo fue su pase a la perdición, juraba que si le pasaba algo, mataría a Tsukasa, aunque ese enano primero lo hiciera con él.
Suspiro y termino de abandonar la academia, mañana sería un día largo, estaba seguro de ello.
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Buenas las tengan uwu
Bueno, olvidé colocar las aclaraciones del libro, pero, de igual manera supongo que ya tienen en mente de que tratará, así que si no es de tu total agrado, puedes abandonar este libro sin insultarme.
Por cierto, no estoy seguro de que tan largos serán los capítulos, así que algunos tal vez serán largos y otros cortos dependiendo de la extensión que tendrá cada capítulo.
En fin.
¿Que les pareció el capítulo?
¡Nos leemos la próxima!