???????? ?? ?? ??????? --- ??????!??_. . . ?

Sus labios se curvan en una sonrisa al visualizar a una tela gris que con el símbolo del murciélago negro, el símbolo de Batman. Una frialdad que atemorisaba a la acompañante del Caballero negro, una vigilante de la prisión.

Después de segundos de silencio tras pasar la puerta la mujer se retiró del lugar, dejando a los dos hombres en soledad. Por el parte del que estaba tras los el vidrio solo sonreía, pero el contrario seguía manteniendo su seriedad, como si se tratase de otro criminal más.

Ciertamente ya había dejado de importarle.

El de menor altura solo se limito a acercarse al vidrio dos pasos, manteniendo distancia entre ambos.

No sentía tención en el aire, ni incomodidad. Ya era habitual ese trato, y aveces piensa que se merece la indiferencia del encapuchado.

Realmente no sabe si la verdad es así, o solo pensamientos negativos de su mente deteriorada.

- Muy bien, por lo que as dicho anteriores veces para realizar el escape necesitaran a un tipo grande, musculoso y al aparecer alguien con muy buenos conocimientos químicos, ¿As escuchado de algún prisionero con esas características este interesado en participar en el plan o este comunicándose con ellos? - Pregunta el de capa negra sin siquiera saludar al de ojos verdes.

- Ni una mierda. - Respondió el del llamativo mechón blanco.

Un gruñido proveniente del caballero negro llego a los oídos del preso.

- Deberiamos mantener en vigilancia a los primeros que cumplan algunos de esos requisitos. - Murmuró para si, aún siendo audible para Todd. - De todas formas, quiero que te mantengas alerta ante comportamiento sospecho. - Elevo la voz, dirigiendose a Jason.

Asintió sin protestas o gestos de burla o desinterés.

Un momento de silencio y miradas fijas domino la habitación. Incomodando mínimamente al que portaba esposas en sus muñecas, reduciendo el movimiento de sus manos.

Una vibración puso fin a el silencio, y posiblemente a la visita.

Entre susurros y murmuros, Todd fue incapaz de escuchar más de una palabra, siendo la excepción: "Oracle a Bats".

Fue difícil aguantarse la risa al escuchar ese apodo tan adorable para alguien que disimulaba ser tan intimidante e imponente.

Aún que sabiendo de quién venía, no le sorprendía.

- Gracias, Oracle... - Fue lo que termino la aquella conversación, sin dirigir mirada ni palabra al presente junto a el, Batman salió de la habitación.

Tras minutos en completa soledad, un guardia ingreso a la habitación, apartando al prisionero de esta y llevándolo a su respectiva cárcel, arrojándolo a las puertas está a su interior.

El mismo trato de siempre, sin cuidado o delicadeza.

Nisiquiera se tomo el tiempo de quitarle la esposa de sus muñecas, aún que podría hacerlo el de todos modos. Después de forsejeo y casi dislocarse la muñeca para ser capaz de liberarse del hierro que mantenía sus manos unidas, pudo separarse del aquellas "cadenas".

Las arrojo sin precaución al sucio suelo de su prisión, desinteresado de no llamar la atención.

Se arrojo a su cama, demacrada e incómoda. Clavando su mirada en el techo, y acomodando sus manos tras su cabeza. Cada día se aburría en su habitación, la mayor parte de las veces su mente viajaba por buenos recuerdos, de viejos tiempos donde aún vivía en las calles, cuando aún podía escapar de acabar siendo uno de hijos adoptivos de Bruce Wayne.

Al principio parecía todo una maravilla, vivía en una mansión, con ropas limpias y cómodas con la perfecta y exquisita comida que Alfred preparaba diariamente. Hasta que el hombre le reveló el secreto, su verdadera identidad, le habia confiado no solo su mayor secreto, si no también el puesto de Robin.

El sueño de todo niño.

Meses de entrenamiento y esfuerzo, incluso años de su vida centradas en prepararse para convertirse en Robin. No solo lleva entrenamiento físico, si no mental. Memoria fotografía, conocimiento de armas, enfermedades mentales, aprendizaje de idiomas y miles de requerimientos para poder al fin portar el traje rojo de mallas verdes con el gran símbolo de la "R" en el pecho.
Aveces la duda de cómo un impaciente niño fue capaz de entrenar tanto sin abandonar todo por la frustración de no poder conseguir lo que quería de una manera mas rápida y fácil.

Aún recuerda el dolor y la sangre saliendo de su cráneo, la risa enfermiza que nunca olvidará, la palanca manchada de su propia sangre y siendo salpicada repetidas veces por el mismo líquido rojo.

Aún puede sentir el dolor en su cabeza.

Cierra sus ojos, intentando apartar esos pensamientos tan desagradables e intenta desviar su atención a estupideces absurdas.

Recuerda la visita de su hermano, Dick Grayson. Recuerda la primera vez que lo visito en aquella cárcel, Blackgate. Recuerda la felicidad interna que sintió verlo aquella vez.

Ahora solo parece ser su espía, su compinche en la prisión.

No niega que aveces en noches de insomnio anhela volver al pasado, donde ambos sonreían y se divertían.

Donde aquella fraternidad entre ambos seguía presente, donde las noches eran únicas.

Cuando aún podía sonreír apesar de su sangriento y doloroso pasado.