抖阴社区

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El aire le pesa, todo le es tenso entre las numerosas y lujosas paredes que forman tan antigua mansión.

Gestos de afecto fueron olvidados por ambos.

El adulto joven apesar de convivir con el Ex Trapecista a diario se había distanciado de el con el pasar de las semanas, con cada gota de sangre salpicada.

Estaba necesitada de consuelo, calor humano. Todo en su mente se había desmoronado después del día en el que vió con sus propios ojos como la capa del murciélago era salpicada con sangre con sangre, como su propio padre se retorcía en respuesta a el insoportable dolor, como una espada era enterrada en el pecho de su propio padre.

Todo se volvió gris desde ese día.

[ • • • ]

Esperaba cualquier posibilidad al cruzar aquella puerta, llantos, lágrimas, gritos.

Pero al abrir la puerta la único que me sorprendió era verlo a el, inmóvil, sentado al borde de su cama. Sin rastros de lágrimas cubriendo sus morenas mejillas, solamente admiraba el paisaje que le brindaba la amplia ventana.

Suspiro con pesar y se acercó al "adolescente" con su habitual delicadeza y silencio, aún admirando sus expresiones y gestos, casi nulas. Apenas reaccionaba ante la precensia o movimientos, se hundía en sus pensamientos, en su oscura mente.

Se sentó a su lado, apoyando sus manos en sus muslos y aguardando silencio. Repasaba el monólogo que planeaba decirle, para motivarlo y alegrarle. Por más roto que este el ahora mismo, su cuidado estaba centrada en el hijo sanguíneo de su padre adoptivo.

– Dami... – Susurro con ternura fraternal para el menor a su lado. – Ya a pasado una semana desde...

– Cállate, Richard. – Le interrumpió con fiereza el menor, girando su rostro a su dirección. A el mayor le tomo por sorpresa tan bruscas palabras, pero no objeto nada. – No tengo trece años, no soy un niño. – Continuo.

Confundido, el de ojos relucientes hizo una mueca de preocupación.

– Ya no necesito tus estúpidos abrazos o patéticas caricias. No quiero tu consuelo. – Sentencio con seriedad entre dientes que retenían su inminente furia.

Dick tomo aire.

– Dami, se que lo de Bruce fue desastroso, se que esta última semana todo fue un papeleo confuso seguido de dolor. Pero quiero que sepas qu... – Una mano en el pecho impacto contra el, tirándolo de la cama.

– Richard... – Sus ojos esmeralda miraron con furia a el adulto enderezarse. Se agachó hacia el hombre a un en el suelo, agarrando el cuello de la camisa. - ¡Escúchame atentamente! - Exigió.

Grayson solo podía hacer caso ante los gritos que podían obediencia.

– ¡No soy tu jodido niño! ¡No tienes que protegerme más! ¡Tus putas palabras dulces son pura porquería para bebés!. – Soltó la camisa sin delicadeza, reteniendo aquéllas ganas de proporcionarle un puñetazo a el posible futuro Batman.

Dick estaba estupefacto.

– Vete. – Finalizo sin mirarle.

Suspiro frustrado y se aparto del suelo, levantándose. Se encamino hacia la puerta, sin antes mirar de reojo a su hermanito, que se recostaba en su cama en dirección contraría a la suya.

Un gruñido lo hace alejarse de la habitación, cerrado la puerta para brindarle privacidad.

Frustrado, se queda parado a los pies de la escalera que lleva a la parte inferior de la mansión.

"Quizas la herida aún es presente, quizás debí esperar más tiempo para charlar con el ... O quizás no debí esperar tanto".

El sonido de unas maletas siendo arrastradas lo saca de su ensueño, provocándole unos segundos de incomprensión a su entorno.

Entonces es que lo ve.

Baja apresurado por las escaleras, dirigiendose a la salida de la mansión.

– Tim... – Murmura lastimosamente.

– Dick. – Dice el de ojos profundos, con dos maletas a su alrededor y una mochila en la palma de su mano.

La situación era clara.

El mayor se acerca con cuidado hacia el, esquivando ambas maletas que lo rodean. Coloca sus manos en cada hombro de su hermano y lo mira atentamente, con una ligera tristeza invadiendo su interior.

Drake solo aparta la mirada hacia un lado.

Dick suspira por segunda vez.

– Mira, Dick... – Coloca su mano en una de las muñecas de Nightwing. – Tu... Esto ya no es lo mismo. Nada es lo mismo. – Dice con pesar.

El primer Robin comprende sus palabras.

– Nosotros... Jason, Damián, tu. La mansión es escalofriantemente solitaria, vacía y sin vida. Es un una tumba, un recuerdo amargó. – Aleja las manos de Dick.

El solo puede pensar que es su culpa.

–Yo... No quiero vivir aquí, con esas memorias matándome cada día. Ver todos esos trajes en vidrieras, lo que significan.. Simplemente no puedo.

– Timmy, no tienes porque irte. – Dice con una triste sonrisa.

– Dick. No, me iré. No es tu culpa... – Dice alejándose del aludido, agarrando ambas maletas y apoyando la mochila en la espalda. – Acéptalo, este lugar esta muerto. – Dice en un susurro, para luego alejarse y perderse entre las flores marchitas del descuidado jardín, sin mirar atrás.

La niebla lo envuelve, desvanece entre el camino a una nueva vida. Se distancia del lugar de le provoca su tan aterrador insomnio.

Ve como se va de sus manos, sin poder transmitirle el cariño que seguramente a de necesitar.

Todo se va de su responsabilidad como arena entre dedos. A fracasado a tan solo una semana, a perdido. Se ahogó demasiado en sus heridas, en sus compañeros caídos, en su progenitor fallecido, olvidó a sus hermanos. Olvidó sus sentimientos quebrados y débiles como cristal.

Y su confianza y cercanía se van como humo.

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