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En el transcurso comprendí, que las personas como yo no alcanzan la felicidad y cuando creen tenerla, la pierden. Una y otra vez. A veces la felicidad tiene nombre...
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⌞𝓢𝓱𝓪𝓭𝓲𝓪⌝
Cargaba mi libreta a todos lados, tachando lo que estaba y remarcando lo que faltaba. Los nuevos reclutas llegarían mañana después de tanta espera. Era tedioso que Shadis alargara este día tanto. Si necesitaban más entrenamiento, para eso estaba aquí. Solté un bufido al ver que Connie no dejaba de jugar con la escoba en vez de barrer, antes de que pueda gritarle, lo hizo Levi.
—¡Calvo de mierda, haz tu trabajo o te obligaré a mantenerte despierto toda la madrugada!—Connie soltó la escoba y pateó a Sasha para que dejara de comer— ¡Bota eso, mocosa, no es hora de comer!
—Sasha, cariño, después comes—dije con cierta ternura que hizo contraste con la furia de Levi, quien volteó a verme con una expresión incrédula—. Yohiro, se supone que ellos traerán sus maletas, ¿no?
—Debimos escoger mi idea—dijo por enésima vez en el día el pelinegro.
—¿Hacer un día festivo de limpieza? No. Mi idea es mejor y la elegida. —Taché otra cosa en la lista.
—Hacer todo nosotros. Divertido—susurró Eren caminando a mi lado, hice que tropezara con mi pie, botando la basura al suelo que tenía en una bolsa.
—Creo que te faltó limpiar aquí—dije sintiendo su resentimiento, le sonreí antes de seguir mi camino—. No hace falta que me sigas a todos lados.
—No te estoy siguiendo. —Miré de reojo su pálida piel y me detuve—. Estoy yendo a mi oficina.
—Por aquí no está...—Me jaló hasta entrar a uno de los cuartos y fui atacada por sus labios—. Levi, no es lugar.
—Está bien. —Soltó un suspiro aún con los ojos cerrados. Este era un cuarto para los nuevos reclutas, incómodo—. ¿Vamos a mi oficina?
—Por supuesto. —Solté una risa y entrelacé mis dedos con los de él.
Antes de poder salir, volví a verme envuelta en sus labios. Pasé mis brazos por su cuello intentando solo mantenerlo como un beso cualquiera. Sus manos tomaron mi trasero y me levantaron, por instinto rodee su cuerpo con mis piernas. Mordí mi labio intentando reprimir un gemido cuando dejó algunos besos por mi cuello.
—No los reprimas—susurró en mi oído.
—Esta no es nuestra casa para gemir a mi antojo—dije moviendo los mechones de su cabello—. Mejor vamos a tu oficina.
—Bien—dijo dejándome bajar, salimos del cuarto con el mismo porte de siempre.
Somos capitanes. No deberíamos estar haciendo esto, pero algo cambió en Levi después de confesarle todo lo que hice con muchos detalles. Sé que veía debilidad en mí y aún la tengo, por mucho que trate de ocultarla. Me gustaría poder amarme de la misma forma que él me ame, quizá así sí crea que soy tan fuerte como parezco.
