Mikey se ha distanciado de Draken desde lo ocurrido con Emma. En cambio, ha mantenido el contacto con el resto de sus amigos. Siendo francos, la verdad es que lleva una vida bastante recta. Una vida aceptable y feliz. Hasta que el día de la boda de...
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"And I just wanted you to know
that this is me trying (and maybe I don't quite know what to say).
I just wanted you to know
that this is me trying.
At least I'm trying".
"Y solo quería que supieras
que este soy yo intentándolo (y quizá no sé muy bien qué decir).
Solo quería que supieras
que este soy yo intentándolo.
Al menos lo estoy intentando".
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Draken entiende lo que va a ocurrir segundos antes de que Mikey se encargue de que verdaderamente ocurra.
Nota cómo la presión sobre sus empeines se incrementa a medida que la superficie de los pies de Mikey se redistribuye y viaja desde las plantas hasta los dedos en cuanto el chico se pone de puntillas sobre sus zapatos.
Le habla. Bajito. Sus cuerdas vocales articulan una serie de sonidos que salen de su boca convertidos en palabras. Dice cosas raras. Lo cual es algo que viniendo de Mikey no tiene por qué alarmar a nadie, pero esa vez Draken identifica una variante disruptiva en su tono y sabe que va a ser diferente de las demás. Lo sabe por la manera que tiene Mikey de poner el cuerpo en tensión de manera inconsciente, por la forma en la que su riego sanguíneo triplica la velocidad permitida y hace que sus labios sean más rojos de lo que deberían. Y también por esa vacilación decidida con la que se acerca a él, anunciando que va a hacer algo que a Draken podría no gustarle. Dándole de antemano permiso para apalearle, por si el disgusto es tan grande que amerita una respuesta violenta.
Va a besarme.
Lo tiene claro mucho antes de que Mikey murmure"ese es el problema, Ken-chin. Que quiero que me pongas las manos encima" pero por algún motivo, esa última frase lo pone todo de pies a cabeza, sacudiéndolo como un terremoto. Le hace saber que no va a poder apartarse. Que no va a querer hacerlo.