Londres ? Kepa Arrizabalaga ?

12 de septiembre de 2021.

No sabía muy bien el motivo, pero había puesto la alarma del despertador la noche anterior para aquella mañana. No quería llegar tarde a recogerla. Cuando sonó ese incómodo sonido él ya estaba despierto desde hacía unos minutos. Se levantó y se metió en la ducha, dejando caer el agua caliente por su cuerpo provocando en él que todos los fantasmas y los miedos se marchasen para disfrutar del día que le esperaba por delante.
Una vez salió se vistió con lo primero que encontró y bajó a desayunar. Constantemente estaba mirando el reloj de su teléfono, no quería equivocarse. No en aquella ocasión. Había quedado con ella a las diez en su casa. Las nueve y media. Fregó lo poco que había manchado, agarró las llaves tanto de la casa como del coche y se subió a este, pero avisando antes a la británica de que ya iba para allá.

—Ahora entiendo lo de la puntualidad inglesa.

—Michelle no es así y ella es británica también—rio—. Buenos días, Kepa— saludó Brooke subiéndose al asiento del copiloto.— Tú también has llegado demasiado puntual.

—No me gusta hacer esperar a la gente. ¿Qué llevas en la mochila?

—Como me dijiste que íbamos a pasar el día entero en tu casa viendo películas, comiendo y jugando a tonterías he traído provisiones. No es que no me fie de ti, son de reserva, por si nos apetece.

—Eres de lo que no hay, inglesita.—¿Has desayunado?—el español al ver que negaba rio y continuó hablando— ¿Te apetece que pare donde siempre vas tú y te pides algo para tomar en mi casa?

—No quiero que te desvíes tanto, con un café que seguro que tienes en tu casa me conformo.

—Me da igual lo que digas, vamos a ir y punto.

—Entonces no me preguntes si vas a hacer lo que te de la gana— respondió la británica propinándole un leve puñetazo en el brazo.

Como había dicho el guardameta tras diez minutos atravesando las calles británicas tan concurridas en pleno domingo por turistas apurando sus últimas horas allí y los vecinos de la zona, llegaron a la cafetería, había gente, por lo que tuvieron que esperar unos minutos. Cuando Brooke llevaba en su mano su desayuno regresaron al vehículo para, ahora sí, poner rumbo al hogar del español.

—Tu cara ha cambiado radicalmente desde que tienes los donuts de chocolate en la mano.

—Vamos a ver, españolito, lo que llevo aquí es un manjar, así que vamos a respetarlos.— respondió levantando un poco la bolsa de papel que los contenía—¿Qué es lo que tienes pensado para hoy?

—Lo primero lo tengo muy claro, que desayunes. El resto se va improvisando.

—Esos son los mejores planes.

—Pero, me dejarás alguno, ¿no?— preguntó señalando la comida que portaba su copiloto.

—Me lo voy a pensar, Kepa. Cuando lleguemos te doy una respuesta.

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—Venga ya, no me puedes estar diciendo que no te gustan los musicales. Son lo mejor que existen en este mundo.

—Es verdad, no los entiendo. Mi hermana me ha obligado muchas veces a verlos con ella y nunca les he encontrado una explicación— se encogió de hombros el vasco.

—No te gustan por la compañía que has tenido al verlos. Mi misión hoy es que te veas un musical y te guste.

—Lo vas a tener complicado. Por mucho que los vea no me gustan.